Israel Fernández: «España no es un país racista»

26 may 2023 / 11:01 h - Actualizado: 26 may 2023 / 11:03 h.
  • El cantaor de flamenco Israel Fernández. EFE/ Juan Carlos Hidalgo
    El cantaor de flamenco Israel Fernández. EFE/ Juan Carlos Hidalgo

Quien está considerado como la gran esperanza del nuevo flamenco, Israel Fernández, canta y escribe en su nuevo disco, «Pura sangre», sobre justicia social, también sobre una infancia de orígenes humildes y acerca de «la bendición» de ser gitano, a pesar de que no todos lo vean así.

«España no es un país racista, todo lo contrario», afirma convencido en una entrevista con EFE a cuenta de los polémicos insultos recibidos por el jugador del Real Madrid Vinicius, una idea que defiende a pesar de haber sufrido él mismo algún episodio de intolerancia.

Cuenta por ejemplo que «de chiquitito» oía cómo a los otros niños en su pueblo de Toledo les decían: «No te juntes con ellos, que son gitanos». Y hace solo unos años, rememora que al entrar en una farmacia y pedir ver las indicaciones de un medicamento por si tenía un compuesto, le respondieron: «Si lo pagas antes».

«Es racismo puro y duro», conviene, pero aún así insiste en que España, un país receptor de turismo «donde se intenta que todo el mundo esté a gustito», no es una excepción respecto a lo que pasa en el resto del mundo, porque «eso existe en todas partes».

Fernández (Corral de Almaguer, Toledo, 1989) en cualquier caso se siente «bendecido» por formar parte de «una forma de sentir muy especial», en la que existe «mucha unión y armonía con la familia».

«Los gitanos somos la raza de la que menos personas hay en el mundo. Yo me siento muy feliz de serlo y de haberme criado como me he criado, aunque hay costumbres que cambiaría, como la de casarnos tan jóvenes, porque el amor se comprende más pa’lante», opina.

En «Pura sangre» (Universal Music), que se publica este viernes, no celebra no obstante la pureza de etnias o razas, «sino la de la verdad, de la sinceridad y la lealtad con lo que uno hace».

«Mi papa nunca’ tenío dinero y hemos vivío siempre al día», canta en «Soleá de mi casa», uno de los adelantos de este disco en el que celebra una infancia humilde pero plena. «Eso se te queda para toda la vida, porque lo que vives de niño es el 80 por ciento de lo que eres de adulto», reflexiona.

Tal y como hizo en el previo «Amor» (2020), él es el autor de las letras: «No soy un compositor a la fuerza por querer que sea mío, porque para mí no hay nada nuestro, todo se comparte y gracias a eso tiene vida. Lo que uno se guarda le pasa como al dinero, que se pudre».

Con esa conciencia de clase, en la bulería «Al tercer mundo» reclama mayor justicia universal. «Se entiende que uno es rico cuando tiene mucho. Pero para mí un mundo rico es aquel en el que todo el mundo tiene algo. Si a mí me tocara la lotería, yo repartiría entre quien lo necesita, porque ayudar es un privilegio», señala.

Producido por Chaboli, en «Pura sangre» repite colaboración con la guitarra de Diego del Morao y en su afán por llevar más allá los límites del flamenco sin rebasarlos cuenta además con la visión del DJ y productor español de electrónica Pional.

En la búsqueda de «amistades musicales», lamenta sin embargo que a veces se trate el flamenco como un Frankenstein de laboratorio sin orden ni concierto, sumándose así a las correcciones del también cantaor Arcángel cuando precisó recientemente que ni el eurovisivo «EaEa» de Blanca Paloma es flamenco, ni tampoco el disco que recibió el Premio Odeón en esa categoría, «La folcrónica» de María Peláe.

«El término se usa muy a la ligera. El flamenco es una cosa y luego hay otras aflamencadas. Es como llamarle mano a un pie», insiste, antes de celebrar «experimentos» como el disco de Rocío Márquez con el DJ Bronquio, porque «ella es una cantaora que tiene formación, sabe lo que es el cante y lo que se hace».

¿Dónde está entonces el límite para innovar sin saltar los parámetros del género»? «Es tener la base clara de la afición. Tienes que saber quiénes son Juanito Mojama y Manuel Vallejo o qué es un martinete», dice, y pone el ejemplo de Enrique Morente, «que podía hacer lo que hacía porque sabía lo que era el cante flamenco hasta acostado».

En su agenda se acumulan varios compromisos importantes, el más inmediato, el de la concesión el 31 de mayo del título de Hijo Predilecto de Castilla-La Mancha.

«Me da mucha felicidad, pero también mucha responsabilidad. Cuando me hacen tantos elogios me pone nervioso, porque es difícil cumplir las expectativas del público», confiesa.

Luego llegará una gira que arrancará el 1 de julio en el Teatro Cervantes de Málaga, con compromisos que reconoce que le ponen más tenso que otros. «Aunque yo en todos los conciertos me doy a muerte, como si fuese la última vez», asegura.

Apunta en ese sentido a su actuación el 26 de julio en el Teatro Real de Madrid como parte del Universal Music Festival, «un sueño cumplido». «Como lo del Primavera Sound, que era algo impensable, y estoy muy feliz porque hay mucha juventud y no pretendo otra más que no se pierdan el flamenco, que es muy bonito y te hace más elegante», remacha.