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Fotos: Lolo Vasco. -
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Javier Barón ha estado un tiempo alejado de los escenarios y ahora regresa con este estreno, un espectáculo de baile flamenco salpicado de danza contemporánea que agotó las entradas nada más ponerse a la venta.
La dramaturgia, a cargo de David Troncoso gira en torno a las mujeres que han dejado huella en la vida del artista alcalareño, como su madre, o su tías. La idea, según Barón, surgió cuando, tras el fallecimiento de su madre, volvió a la casa donde se había criado. Una casa en la que se agolpan los recuerdos de su infancia, que están plagados de imágenes de su madre y sus tías y vecinas animándole a bailar, a compás de las coplas y canciones infantiles que ellas cantaban cuando se reunían en las puertas de sus casas. Temas como 'El barquito chiquitito', que rememora aquí Melchora Ortega con un marcado acento flamenco, o 'Un globo, dos globos, tres globos', que Javier baila con una amplia sonrisa dibujada.
Antes de ese número Barón aparece en escena bajo un fondo musical instrumental ambiental. Camina lentamente por el escenario con una mochila que no tarda en dejar a un lado. Su taconeo marca el compás de la seguiriya y un martinete que baila con una gran carga de solemnidad bajo la magnífica voz, rotunda y doliente, de la jerezana Melchora Ortega, uno de los puntales del espectáculo junto a su compañera, Natalia Segura, quien sorprendió al respetable con un cante colmado de sabrosura y agudos imposibles.
Llama la atención que las sonantas de Salvador Gutiérrez y Javier Patino, aunque impecables como era de esperar en unos guitarristas de su talla, se perdían entre la potencia de la percusión de Antonio Coronel, y la sonoridad del piano de Jesús Lavilla y el bajo y la guitarra eléctrica de Manuel Posada, “Popo”.
En ese sentido se echó de menos algún solo de guitarra flamenca, y también echamos en falta otra figura de baile flamenco que acompañara al maestro en el recorrido vital y artístico que se propone llevar a cabo. En su lugar, y tal vez por aquello de que este estreno se vincula al Festival de Danza Internacional de Itálica, Barón introduce en escena a una bailarina de danza contemporánea, Rocío Barriga, cuyo baile simboliza sus episodios de amor y de desamor. Se trata, sin duda, de una joven bailarina con una fuerte presencia escénica que apunta maneras, pero su coreografía es un tanto plana, abusa de la teatralidad y no acaba de lucirse.
De la misma manera la dramaturgia y puesta en escena de David Troncoso, en su empeño por elaborar un discurso introspectivo, lleva al bailaor a excederse en su gestualidad y los paseos por el escenario, alargando innecesariamente los comienzos de cada baile. Así, aunque una vez más Barón derrochó elegancia, absoluto dominio de los ritmos y una encomiable velocidad en los pies, de la que dio rienda suelta en los martinetes, tarantos y alegrías, nos dejó con la miel en los labios en la soleá, un palo que tardó en abordar y en el que no se prodigó como esperábamos. Por fortuna, en las bulerías finales derrochó el poderío y la creatividad que le caracteriza.
La ficha
Obra: Entre mujeres
Lugar: Castillo de Alcalá/Itálica Festival Internacional de Danza, 10 de julio
Compañía: Javier Barón
Dirección escénica y dramaturgia: David Fernández Troncoso
Creación musical e interpretación: Salvador Gutiérrez, Javier Patino, Alejandro Romero,José Manuel Posada, “Popo” y Jesús Lavilla
Coreografía y baile: Javier Barón
Cante: Melchora Ortega y Natalia Segura
Baile, cante y palmas: Beatriz Rivero
Danza contemporánea: Rocío Barriga
Calificación: ***