Esta noche alzará el telón la primera representación en Sevilla de la ópera Jenufa del checo Leos Janacek, una de sus obras cumbres y todo un baluarte del teatro lírico del pasado siglo. Será en una función especial para jóvenes que sustituirá al tradicional ensayo general y servirá como preámbulo al resto de funciones para el público en general, tres en total, aunque una ciudad de nuestra envergadura debería poder programar sin miedo un mayor número. Se da la circunstancia de que hace apenas un mes se pudo disfrutar de otra producción de este emblemático título en Les Arts de Valencia, a cargo de una producción de la Dutch National Opera de Ámsterdam que apuesta por la ambientación de la trama en tiempos contemporáneos, obviando el carácter eminentemente rural y arcaico que tiene su controvertido argumento. El valenciano Gustavo Gimeno, próximo director musical del Teatro Real cuando Ivor Bolton agote su mandato, se encargó de la dirección musical con un elenco que contó con la soprano norteamericana Corinne Winters como Jenufa y la veterana y muy reconocida mezzosoprano Petra Lang encarnando a la atormentada Kostelnicka.
La estrella de la rueda de prensa que se celebró ayer en el Maestranza fue sin duda el director de escena canadiense Robert Carsen, toda vez que en la noche del estreno, el próximo jueves 16 de febrero, presumiblemente dejará el protagonismo en manos de Marie Lamont, responsable de la reposición de esta veterana producción de la Opera de Flandes en Amberes, ya que Carsen estará por entonces atendiendo otro de sus innumerables compromisos internacionales. El celebrado director de éxitos como La ciudad muerta de Korngold, Diálogos de carmelitas de Poulenc, o una divertidísima producción de Candide de Bernstein, así como otra exquisita de My Fair Lady de Loewe y Lerner, confesó que no era la primera vez que pisaba Sevilla. Ya lo hizo hace años con motivo de una Semana Santa que disfrutó de principio a fin en jornadas agotadoras desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la madrugada, diariamente. En sus intervenciones destacó la estrecha relación del texto con la música, al que ésta se adhiere como un guante para adaptarse a la prosa (casi una novedad en su época) y ceñirse al lenguaje del pueblo y las continuas y complejas inflexiones del idioma checo.
Voces comprometidas y desafíos emocionales
Todo un desafío para sus protagonistas, la soprano sueca Agneta Eichenholz y la también soprano, pero cuya tesitura ha ido añadiendo color, densidad y cuerpo hasta casi asemejarse a la de una mezzo, Ángeles Blancas. Algunos descubrimos a la madrileña, que justo después de la pandemia y con las severas condiciones sanitarias a las que nos obligaron las circunstancias, protagonizó un recital en este mismo teatro, hace tres décadas dando vida a una exuberante y temperamental Violeta en La traviata del Villamarta de Jerez. Su canto y actuación nos impresionaron y marcaron para siempre. Hoy se ha especializado en repertorios podríamos considerar contemporáneos, y ha cantado en numerosas ocasiones el desgraciado personaje de Kostelnicka, quizás la verdadera protagonista de una ópera cuyo subtítulo es Její Pastorkyna (La hija adoptiva), haciendo referencia a esa sacristana que por matrimonio se encarga de la educación y protección de la joven que da título a la ópera. También los jóvenes tenores eslovaco Peter Berger y neozelandés Thomas Atkins, que incorporan respectivamente a Laca y Steva, el enamorado y el objeto de amor de la protagonista, estuvieron presentes en esta rueda de prensa a la que asistieron como público otras destacadas integrantes del elenco.
Quedamos a la espera de descubrir si Carsen ha tenido el detalle y el talento de limar asperezas en el controvertido y a todas luces inadecuado final de la ópera, imposible para nuestra actual sensibilidad y absolutamente desaconsejable para estos jóvenes en proceso de formación que hoy llenarán la sala. Pero esto no debería interpretarse como una crítica a una pieza fundamental de la música y el teatro, un drama realista y nada sentimental, como lo definió el director musical Will Humburg, habitual de la Ópera de Bonn y responsable de una Lucia di Lammermoor que pudimos disfrutar en Sevilla hace una década. Se trata simplemente de sensibilidades de épocas muy distintas cuyas diferencias pueden resolverse con ingenio y sin necesidad de cambiar el argumento. Confiamos en que esta sea la ocasión. Mientras tanto, parafraseando al director artístico del Maestranza, invitamos a todos y todas las grandes amantes de la música y del teatro lírico a que disfruten de esta irrepetible ocasión, sumándola así a todas esas en las que el teatro abrió sus puertas a funciones menos complacientes y populares de lo habitual, con Adams, Berg o Krenek como ejemplos distinguidos. Con Jenufa el coliseo hispalense añade a La zorrita astuta y Sarka las óperas representadas de Janacek, a la espera de que alguna vez lo hagan también las fascinantes Katia Kabanova, El caso Macropoulos y De la casa de los muertos.