José Campanario: «Hay que mandar un mensaje de concordia más que de división»

El autor presentó en La Estación de las Letras de La Rinconada ‘Negro carbón’, una visión novelada de la minería del carbón como reconocimiento y reparación al trabajo de los mineros

José Campanario, escritor natural y vecino de La Rinconada, con su última novela, ‘Negro carbón’ (Foto: Francisco J. Domínguez)

José Campanario, escritor natural y vecino de La Rinconada, con su última novela, ‘Negro carbón’ (Foto: Francisco J. Domínguez) / Francisco J. Domínguez

Francisco J. Domínguez

La expansión industrial británica es el arranque de ‘Negro carbón’, la nueva novela de José Campanario. Localizada en Villanueva del Río, en el surgimiento del núcleo de La Mina, toma como partida la llegada a la localidad de una sociedad inglesa, que adquiere la finca de un noble arruinado donde, según los documentos que obran en su poder, existe una abundante veta de carbón. Lo que para el noble sevillano supuso a buen seguro un alivio para su mermada economía, para los ingleses fue el principio de una empresa y una explotación que cambió la vida de los vecinos y la de la pequeña localidad de la Vega del Guadalquivir.

‘Negro carbón’ fue presentado este martes en La Estación de las Letras de La Rinconada. Raquel Vega, la delegada municipal de Cultura, abrió el acto dando la bienvenida al autor con unas cálidas palabras, en las que resaltó que posiblemente sea “uno de los autores que, por su vínculo local pero también por su capacidad de creación, más veces ha visitado esta Estación”.

Un siglo de historia desde la explotación de la mina

En efecto, volvió Campanario casi dos años justos después a esta particular feria del libro y al Centro Cívico Los Silos con una nueva novela que engrosa su prolija bibliografía. El volumen es una historia novelada, basada en la realidad de Villanueva del Río y Minas. Los avatares de la mina a lo largo de prácticamente un siglo de historia recorren las páginas de la nueva obra del prolífico escritor rinconero.

Desde finales del siglo XIX hasta finales de los años 80 del siglo XX, cuando la mina cierra sus puertas, Campanario hace un recorrido por la explotación del carbón, por las condiciones de trabajo, por la vida y las penurias de aquellas persona que llegaron buscando una prosperidad que difícilmente alcanzaban. Habla Campanario en ‘Negro carbón’ de condiciones de trabajo precarias, de la ausencia total de medidas de protección y prevención de riesgos laborales. De enfermedades y accidentes, de la lucha de los obreros por conseguir al menos unas condiciones de vida dignas.

Un reconocimiento al trabajo de los mineros

Sobre el relato, aseguraba en la presentación que no vierte en el libro su opinión sobre ciertos periodos de la historia que narra, aunque “hay cosas que no se dicen, pero se entienden”. Como escritor, valoró que “si pongo lo que pienso molestaría a ciertas personas”. Y en vez de optar por la crispación, “creo que hay que mandar un mensaje de cordialidad y concordia más que de división”.

Con ello, ‘Negro Carbón’ no es un libro político ni una historia del sindicalismo. Sus páginas destilan un reconocimiento – “que no un homenaje porque me sonaría muy presuntuoso por mi parte” – a los mineros. A tantas generaciones que han trabajado a cientos o miles de metros bajo tierra, y en cuyo esfuerzo está la base del bienestar y la prosperidad de la actualidad. “Debemos el progreso a los mineros y al uso del carbón”. Por eso, en este reconocimiento, los mineros son el protagonista colectivo de la obra.

Desde la apertura al cierre de la mina, la novela recorre los hitos de su existencia, como el accidente que costó la vida a 60 personas y que “ocurrió en una época en la que interesaba silenciarlo, culpando a un niño de 14 años”. La explosión por acumulación de gas grisú, la que más víctimas se ha cobrado en nuestros país, es un relato triste de una situación provocada “porque las medidas de seguridad no se cumplen por parte de la empresa”, y para el que la prensa de la época solo dio por válido “lo que dice el director, que quedó como versión oficial”.

A pesar de la dureza de la historia, el autor no lo considera un libro trágico

Como imagen fehaciente, describía Campanario “la comitiva de 60 coches fúnebres y el dolor tremendo del pueblo”. Pero, a pesar de la dureza de la minería y de la precariedad de las vidas de sus trabajadores, el libro “no es trágico”, sino que “narra la historia con mucha naturalidad, con la misma que los mineros toman su trabajo”. En él “hay historias de amor, de amistad, relaciones sociales, de dependencia”.

Campanario también respondió a las preguntas del numeroso público que participó en el acto (Foto: Francisco J. Domínguez)

Con ello, y con “el apego, el arraigo y el cariño que he comprobado que mantienen aún los vecinos por los mineros”, ‘Negro carbón’ es un libro de reparación, a las víctimas y a sus familias, ninguneadas y silenciadas tanto en el dolor como en la imposible reconversión de un sector que los dejó en la calle y sin alternativas al echar el cierre. Y ante el que el pueblo lucha por salir adelante forjando un futuro desde su pasado.

“El pueblo tuvo hasta 12 sucursales bancarias, ahora sólo hay 1”, ejemplificaba el autor para exponer el declive del propio pueblo a consecuencia de la “demonización del carbón” y de su abandono. Un decaimiento en el que los vecinos se llevaron la peor parte, y por encima de todos, los propios trabajadores mineros, a los que no honra ningún monumento o placa. Pero, a través de las páginas de la novela, y con los personajes de Edelmira en primer lugar y su nieta Lucía ya en los tiempos modernos, José Campanario consigue erigir desde las letras el monumento que los protagonistas de estas historia aún no tienen y – por el bienestar que gracias a ellos hoy tenemos – merecen.

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