Jupiter y Desandre: Algo diferente

Aclamados en todo el mundo, Lea Desandre y el conjunto Jupiter protagonizaron un precioso programa británico abordado desde la excelencia y la originalidad (*****)

Foto: Luis Ollero.

Foto: Luis Ollero. / Juan José Roldán

Juan José Roldán

La interpretación de música antigua, y muy particularmente la barroca, ha conocido en los últimos tiempos una eclosión extraordinaria, en Sevilla lo sabemos muy bien, a menudo rozando la excelencia. La competencia es por lo tanto muy alta y conviene hacerse destacar con propuestas novedosas y fuera de lo común que ayuden a hacerse notar, siempre desde el respeto y el talento para decir cosas nuevas y conectar con el público. Es lo que desde hace algunos años hace el conjunto liderado por Thomas Dunford, Jupiter, radicado en Francia pero con componentes relacionados con otras partes del globo, desde Holanda a China pasando por Estados Unidos. Junto a ellos una de las voces más completas y rutilantes del panorama lírico internacional, la joven mezzosoprano Lea Desandre, de origen franco italiano y con una ya fructífera carrera a sus espaldas. Juntos han trabajado en muchas ocasiones y grabado más de un registro, el último dedicado a las amazonas en la ópera barroca. Son sin duda unos fuera de serie y lo demostraron anoche en el Espacio Turina, que suma así otro de sus muchos logros, haber incluido Sevilla en la limitada agenda que estos jóvenes talentos, por media de edad y porque llevan poco tempo en el mercado, han diseñado en nuestro país.

El programa, como tantas veces se ha hecho, hermana a los dos más grandes compositores de música barroca inglesa previa a Haendel, John Dowland y Henry Purcell, así por orden cronológico y haciendo hincapié con dos partes muy bien diferenciadas de sus particulares universos. Aprovechando el carácter fresco e improvisado que el primer barroco permite a la interpretación, con el primero conjunto y voz echaron mano de frescura y mucha naturalidad para abordar las preciosas y bien conocidas canciones de un compositor que en palabras de un dicharachero y divertido Thomas Dunford (se le nota su ascendencia norteamericana en su absoluta falta de complejos y su facilidad para la elocuencia) sufrió una vida desdichada en parte por su conversión al catolicismo en la anglicana Inglaterra. Arrancaron con una de sus piezas más transitadas, Come again!, con Desandre exprimiendo su registro más grave, permitiéndose ciertas licencias de estilo que corroboraron ese carácter libre e improvisado con el que atacaron esta primera parte, y una emotiva sorpresa, el conjunto haciendo los coros junto a la mezzo al final de la pieza, ahondando más en la armonía que en el contraste, como mantendrían todo el recital. A partir de ahí una estructura original y estimulante, con versiones instrumentales, a veces como preludio o intersección de la versión vocal de una misma pieza, como en la muy melancólica Sorrow, stay, y otras separadas por otras piezas del programa, como hicieron con Lachrimae antiquae y la célebre Flow, my tears. En gallardas y otros instrumentales, exhibieron gran dinamismo y una delicadeza exquisita, utilizando en general un estilo no siempre ortodoxo, acercando sus interpretaciones a sensibilidades actuales, permitiéndose algunos giros incluso veladamente pop o jazzísticos, y en definitiva encandilando a un público al que no costó nada entrar en su propuesta y dejarse seducir por ella. Desandre se instaló en un registro profundo y grave, mientras sus compañeros y compañeras se entregaron al placer de la compenetración y el disfrute tal como se insiste continuamente en esos talent shows que inundan las televisiones.

Entre la comedia y el drama musical

La segunda parte tuvo un carácter obligadamente más dramático y teatral, con Purcell en los atriles y Desandre cambiando a un registro más agudo, casi de soprano, demostrando que eso que alaban del amplio rango de su tesitura es cierto. De nuevo el conjunto arrancó con una larga introducción instrumental del precioso If love’s a sweet passion de La reina de las hadas, que Desandre entonó a continuación con muy buen gusto, más alardes de ornamentación que en la primera parte, un fraseo exquisito y natural, una emisión extraordinaria aun en los pasajes más recogidos, atacados en pianissimo, y una perfecta dicción. Dunford, que al laúd se muestra como un intérprete extremadamente refinado y comunicador, volvió a ilustrar la sección con amplio sentido de la elocuencia y el desenfado, destacando las múltiples criaturas mitológicas que habrían de evocar las páginas seleccionadas de hadas y leyendas. La jovencísima violinista holandesa Louise Ayrton acompañó a Desandre, con un dominio perfecto de la armonía y la articulación, en uno de los dos célebres lamentos de similar inspiración que compuso Purcell, O let me weep del Orpheus Britannicus; el otro, el de Dido, When I am laid in earth, sirvió para terminar el programa.

Lógicamente con un final tan triste no podía faltar la propina, que llegó en forma ya totalmente desprejuiciada, como los títulos de crédito de un gran musical teatral, con la muy oportuna repetición de Now, o now, I needs must part, seguida de una jam session que Dunford bautizó Cerveza, de tonos amables y agradecidos, celebrando la amistad, el amor, la música y la felicidad. La extrema compenetración exhibida durante todo el recital se hizo patente en la permanente sonrisa y carácter deliberadamente cómico de la violagambista Myriam Rignol, o en la hábil alternancia de órgano y clave, una vez más gentilmente cedidos por Alejandro Casal, que con tanta delicadeza llevó a cabo Arnaud de Pasquale. Por cierto, será por despiste o por ángulo, pero hasta ahora no nos habíamos percatado de la extraordinaria filigrana pictórica, basada en un conocido grabado de la Sevilla del siglo XVII, que decora desde hace unos meses el interior de la magnífica tapa del clave del músico sevillano.

La ficha

LEA DESANDRE & JUPITER *****

Canciones de pasión. Jupiter. Lea Desandre, mezzosoprano. Louise Ayrton y Ruiqi Ren, violines. Jérôme van Waerbeke, viola. Myriam Rignol, viola da gamba. Douglas Balliett, contrabajo. Arnaud de Pasquale, clave y órgano. Thomas Dunford, dirección artística y laúd. Programa: Canciones, arias y piezas instrumentales de John Dowland y Henry Purcell. Espacio Turina, miércoles 27 de abril de 2022

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