La cita encantada de Ruibérriz y Lucio-Villegas

Los reconocidos artistas unen fuerzas para poner en pie un estimulante programa que confronta dos formas de hacer música en una misma época y país

16 sep 2022 / 09:03 h - Actualizado: 16 sep 2022 / 10:14 h.
"Conciertos","Clima","Noches en los Jardines del Real Alcázar"
  • Foto: Actidea
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Las Noches del Alcázar afrontan sus últimas veladas rodeadas de propuestas decibélicas desde la Plaza de España y la Maestranza, sin que eso llegue a enturbiar el recogimiento que marcan conciertos tan estimulantes como el que se espera esta noche de la mano de las cuatro jóvenes integrantes del Cuarteto Koré, y el que protagonizaron anoche el excelente flautista Rafael Ruibérriz de Torres, un habitual de estas citas veraniegas, y la pianista Cristina Lucio-Villegas, mucho menos pródiga en los escenarios locales de lo que desearíamos pero igualmente estupenda en técnica y criterio interpretativo.

Vámonos a la Belle Époque parisina, anunciaba Ruibérriz antes de su alocución a propósito de la obra de Charles-Wilfrid de Bériot, nieto político del sevillano Manuel García, hijo de María Malibrán y el también músico Charles Auguste de Bériot, y cuñado de Pauline Viardot, quien lo crio ante la repentina muerte de la famosa soprano cuando nuestro protagonista solo tenía tres años. Su obra, en contraposición a la excelsa partitura de Franck que ocupó la segunda parte y dio pretexto a esta cita conmemorativa del bicentenario del autor, debía reflejar la antigua escuela, una forma de componer para conjunto reducido más cerca del ya por aquel entonces vetusto romanticismo y más proclive a ser interpretada en espacios domésticos que en grandes salas de concierto. De esta manera, la de Franck debía representar la ruptura revolucionaria que la convertiría en obra maestra absoluta y una nueva ventana al futuro en la música gala. Sin embargo la gracia y el encanto de esta Sonata para flauta de Bériot, quizás por el desparpajo con que la abordó Ruibérriz, hizo que nos sonara fresca y moderna, puede incluso que más cercana a esa forma de hacer música ligera en el país vecino, tan popular sobre todo durante el pasado siglo. La pieza atesora preciosas melodías y vertiginosas habilidades que los intérpretes supieron resolver sin ningún tipo de dificultad aparente, lo que les llevó a transmitir toda la fuerza de su allegro inicial, la dulzura del adagio central, no exento de contrastes bien definidos y perfectamente articulados, y la contagiosa jovialidad del allegretto final. Aunque en un principio pudiera parecer que les costó sintonizar y parecía que cada uno y una iban por su lado, rápidamente salvaron el escollo y lucieron un diálogo fluido y perfectamente entonado.

La Sonata de Franck se programa tan a menudo que sus melodías suenan familiares incluso a oídos poco curtidos, y en versión para flauta sorprendió por su carácter más amable y menos trágico. Ruibérriz la afrontó desde el cariño, mientras Lucio-Villegas asumió el elemento armónico con total desenfado y responsabilidad. Así se potenció el carácter acunador del allegro ben moderato inicial, con la flauta sonando ligera y cantarina y el piano potenciando su ritmo incansable. Más apasionado y con ciertos ribetes trágicos resultó el allegro que le sigue, con largos trinos a cargo de la flauta, siempre potente y magníficamente entonada, y figuraciones nerviosas en el piano, creando un clima impetuoso y anhelante que desemboca en el recitativo fantasía posterior con un diálogo de intenso y emotivo lirismo, y más tarde en la brillante coda con la que Franck puso fin a esta extraordinaria y bellísima página.

RUIBÉRRIZ DE TORRES Y LUCIO-VILLEGAS ****

XXIII Noches en los Jardines del Real Alcázar. Rafael Ruibérriz de Torres, flauta travesera. Cristina Lucio-Villegas, piano. Programa: Sonata para flauta y piano Op. 64, de Charles-Wilfrid de Bériot; Sonata en La mayor para violín y piano en arreglo para flauta y piano, de César Franck. Jueves 15 de septiembre de 2022