La Gaviota asesinada por el metateatro

Alex Rigola representa en el Teatro Central una versión más que libre de La Gaviota en la que la reflexión y las emociones que propone Chéjov se pierden en el metateatro.

24 ene 2021 / 07:32 h - Actualizado: 24 ene 2021 / 07:33 h.
  • La Gaviota asesinada por el metateatro

Es propio del teatro contemporáneo recurrir a eso que se ha dado en llamar “la ruptura de la cuarta pared”. Aunque quizás su característica más significativa sea su empeño en señalar que es un hecho ficticio, a menudo recurriendo a un discurso metateatral. En esta nueva propuesta, Rigola juega con estas dos premisas hasta elaborar una versión de la célebre obra de Chéjov tan libre, que acaba matando a La Gaviota con el metateatro.

La puesta en escena sitúa a los actores frente al público, al que se dirigen primero como ellos mismos y luego como sus personajes. Al menos eso es lo que parece porque se presentan con sus nombres en la vida real, en vez de aquellos con los que Chéjov los bautizó. Pero a medida que va transcurriendo la obra nos damos cuenta que la línea que divide a los actores de sus personajes no existe más allá de los nombres. Ellos son en todo momentos personajes de una obra cuya historia original está impregnada de decepción, desamor y fracaso. Pero incomprensiblemente aquí todo eso se pierde con una dramaturgia que se decanta por la narración, hasta el punto de que los actores hablan más con el público que entre ellos. Solo en algunos momentos, en los que el director nos regala algunos fragmentos que nos recuerdan la fascinante pluma de Chéjov, los personajes hablan y se miran de frente. Aunque eso sí, marcando una considerable distancia física y micrófono en mano, lo que no deja de ser otra forma de marcar la distancia.

De esa manera, Rigola nos deja claro que toda esa distancia no tiene nada que ver con la prudencia que impone la pandemia, sino con su voluntad de matar a la gaviota de otra manera. Se trata, sin duda, de un juego teatral de entrada interesante, si no fuera porque el resultado final es un discurso superficial y poco emotivo que no acaba de llegar a ninguna parte. A no ser que con ello Rigola pretenda alcanzar el vacío, ese vacío que Irene Escolar, con autentica brillantez, invoca en su monólogo final, el único momento que nos sobrecoge.

Lástima que el resto del reparto no pueda dar rienda suelta a la maestría que sabemos que le caracteriza. Apunta maneras demostrando auténtica versatilidad y soltura a la hora de interactuar con el público, pero en su empeño por hacerles entrar y salir del relato, Rigola no les permite llenar de vida a sus personajes.

Obra: La Gaviota

Lugar: Teatro Central, 23 de enero

Producción:Titus Andrònic/Heartbreak Hotel

Texto: Versión libre de la obra de Anton Chéjov

Dramaturgia y dirección: Àlex Rigola

Interpretación: Jordi Oriol, Chantal Aimée, Irene Escolar, Roser Vilajosana, Nao Albet, Xavi Sàez

Calificación: **