La hazaña ‘post mortem’ de Manolo Herrera: libros de Música desde el flamenco

La editorial granadina Octaedro es la primera que lanza un material escolar de Primaria en consonancia con la nueva ley educativa y la flamante Ley Andaluza del Flamenco

Álvaro Romero

Como el Cid Campeador, las hazañas del maestro Manuel Herrera Rodas (Casariche, 1937-Los Palacios y Villafranca, 2020) siguen proliferando en el mundo de la cultura y la educación dos años y medio después de haberse marchado al otro mundo para disfrutar allí del compás de los más grandes del flamenco, incluidos todos esos artistas que él radiografió en esa enciclopedia de entrevistas publicada recientemente por la editorial Almuzara, Flamencos. Viaje a la generación perdida, reseñada a fondo en este mismo periódico. El que fuera director de la Bienal de Flamenco en la transición del siglo XX al XXI, Hijo Adoptivo de Sevilla, ha sido el coordinador, antes de morir, de la última propuesta didáctica de la editorial granadina Octaedro para la asignatura de Música en Educación Primaria. El proyecto, cuyo equipo redactor se completa con el maestro especializado en Educación Musical Antonio Cremades, el guitarrista José Antonio Rodríguez y el cantaor Calixto Sánchez, lleva un título especialmente didáctico: Música. Del flamenco a todas las músicas. Y ese es su sentido: que los chicos de 1º a 6º de Primaria aprendan música empezando por la de su tierra, tal y como recoge el espíritu de la flamante Ley Andaluza del Flamenco, aprobada hace poco más de un mes, y que pretende “la inclusión de contenidos curriculares y el desarrollo de actividades relacionadas con el flamenco, y también en el ámbito universitario y en el espacio europeo de educación superior, fomentando la creación de cátedras de flamenco en las distintas universidades andaluzas, así como un plan de formación anual del profesorado en materia de flamenco”.

Cada manual de la materia, estructurada en una situación de aprendizaje por trimestre, arranca en cada unidad con una lectura relacionada con un estilo o palo del flamenco. El desarrollo de la situación de aprendizaje se basa en actividades musicales tan diversas como cantar, bailar, tocar instrumentos, componer o improvisar. Y siempre aparece un reto final para resolver en grupo, lo que facilita la reflexión sobre lo aprendido y saber aplicar esos conocimientos. El reto está relacionado, además, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecido por la ONU. El proyecto tiene en cuenta que el flamenco “es la expresión artística más importante de Andalucía, considerada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”.

Antonio Cremades, uno de los redactores de los manuales, recuerda que el proyecto lleva años trabajándose y que lo que han hecho ahora “es adaptarlo a la nueva ley educativa del Ministerio”, ya que recogía el espíritu de la Ley Andaluza del Flamenco antes de que esta se aprobase. Además, Cremades insiste en que el libro es el único que trabaja verdaderamente desde el flamenco hacia las demás músicas del mundo, pues es cierto que muchas propuestas de otras editoriales españolas se limitan a incluir el flamenco en un anexo final en algunas de sus unidades didácticas o, como se llaman ahora, situaciones de aprendizaje.

Por los montes de Málaga

El libro de 1º de Primaria arranca por los montes de Málaga, para adentrar a continuación al alumnado en el cante y el baile por verdiales y, de paso, abordar el acompañamiento instrumental de este palo malagueño con palmadas. El tema de los verdiales sirve de excusa para la interpretación e invención de fragmentos rítmicos con distintas figuras y silencios musicales, no solo en la música flamenca, sino en todas, empezando por las onomatopeyas animales en los cursos más básicos y siguiendo por la música infantil, la clásica, el pop, el rock y otras músicas universales. En el caso del primer curso, la segunda situación de aprendizaje tiene como punto de partida los fandangos de Alonso y de Calañas. Y la tercera, el cante y el baile por sevillanas. Luego, a lo largo de la situación de aprendizaje, los chicos deben aprender, con el hilo conductor de la primavera y sus fiestas, las características de la música hip-hop o La primavera del italiano Vivaldi, por ejemplo.

Ya en cursos superiores como 3º de Primaria, se abordan los cantes de ida y vuelta como la guajira, la colombiana, la vidalita, la milonga o la rumba, con actividades e investigaciones propuestas que permiten indagar más profundamente en este palo y en todos los estilos que pueden tener relación con el mismo por similitudes rítmicas u otro tipo de concomitancias, como la Marcha Radetzky de Strauss, El elefante de Saint-Saëns o incluso la popular canción del Waka Waka (Esto es África) de Shakira, además de indagar sobre la historia y las características del tango argentino o el rock. El estudio de estos estilos musicales empuja al alumnado a aprender los compases de dos, tres y cuatro tiempos y la interpretación instrumental de fragmentos melódicos con las notas si-la y si-la-sol.

Por bulerías

En cursos superiores como 5º, el currículum del proyecto se va ampliando y en cada situación de aprendizaje se diversifican los vectores musicales con otros sones del mundo, pero siempre partiendo de alguna realidad andaluza y flamenca. Así, hay temas que abordan el cante y el baile por bulerías, desde los ejemplos que suponen estos palos en Jerez o Lebrija, pero enseguida las bulerías conectan con la salsa, el vals, el pasodoble la música dance, con prácticas como la de Paquito Chocolatero o villancicos como el de Vamos a Belén. Otras situaciones de aprendizaje proponen el estudio de los tangos de Cádiz o los tangos extremeños, para conectar esos conocimientos con otros géneros musicales como el blues y abordar otras realidades musicales y coreográficas como la que supone la Danza de los cisnes de Tchaikovski, la Danza del oso de Bartok o “La saeta” de Machado que musicó Serrat interpretada por Camarón de la Isla. El proyecto es tan ambicioso que no faltan situaciones de aprendizaje para seguir aprendiendo músicas del mundo, en la teoría y en la práctica, a partir de palos flamencos más desconocidos para el alumnado como el garrotín, la farruca o la mariana.

La idea de la nueva Ley Andaluza del Flamenco es al fin y al cabo “garantizar la salvaguarda para la protección, conservación, difusión e investigación, así como la promoción del conocimiento del flamenco para su uso como bien social”. Y tal vez no haya ningún foro tan propicio para este cometido como el de la escuela. Manuel Herrera -como el propio Calixto Sánchez, o incluso como el joven Antonio Cremades- fue toda su vida maestro –incluso director, del CEIP Cervantes de Los Palacios y Villafranca- y se dedicó todos los años en ejercicio a sembrar en sus alumnos el amor por el flamenco en todas sus manifestaciones. Parecería injusto que haya tenido que ver la aprobación de una ley tan demandada por él y toda su generación desde tan lejos. Pero, en rigor, sabemos que está cerca porque su legado sigue aquí.

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