La interpretación de ‘La Miníada’ por Jaime Gil Arévalo

02 dic 2022 / 06:28 h - Actualizado: 02 dic 2022 / 06:32 h.
  • El autor frente a su obra “La Barca de Caronte”. FOTO: Cedida por la Galería Haurie.
    El autor frente a su obra “La Barca de Caronte”. FOTO: Cedida por la Galería Haurie.

La palabra que ha escogido Jaime Gil Arévalo para su última exposición en Sevilla y tal y como nos la encontramos escrita: “miniada”, tiene muchas definiciones en español. Una de ellas podría referirse a iluminar en el sentido de pintar, sobre todo en los libros manuscritos. Otra y puede que por eso mismo, a las miniaturas que suelen aparecer en ellos, ya que por regla general estas suelen ser de pequeño o mediano tamaño aunque ocupen toda la página, se inserten incluso entre los primeros incunables, los facsímiles o las ediciones hechas por un autor (no un impresor), formando parte de iniciales capitulares, colofones, frontispicios o epílogos. La tercera, se orienta hacia los derivados del minio como base o imprimación sobre la que se va a aplicar la pintura propiamente dicha y el color definitivo, extensible por tanto hasta la carpintería o los herrajes. Hay muchas más, que incluso denominan a un grupo de equinodermos, etc.

La interpretación de ‘La Miníada’ por Jaime Gil Arévalo

Vista de la sala con “La columna del azote” en primer plano y “La separación de la Luz y las Tinieblas”. FOTO: Cedida por la Galería

Por otra parte, esta palabra polisémica puede funcionar como sustantivo, adjetivo, o referirse a la primera o tercera persona del singular del verbo miniar, al participio o al pretérito perfecto y al imperfecto de la primera conjugación en indicativo (si lleva el auxiliar haber delante o no), aunque puede conjugarse en bastante de los tiempos, incluido el subjuntivo, la pasiva refleja, etc. Pero para el autor, que se leyó los libros fundamentales en su educación estética antes y después de la más que sobada pandemia -porque una exposición como ésta la habrá resuelto en 3 meses como él afirma, pero es el resultado de toda su vida artística- y de multitud de las reflexiones que ha venido haciéndose hasta la fecha.

La interpretación de ‘La Miníada’ por Jaime Gil Arévalo

Vista de “Los torsos atenazados” y dibujos en la pared. FOTO: Facilitada por la Galería

Ocurre que esta palabra acentuada, “Miníada” (y que me perdonen los fonólogos y los filólogos clásicos ya que no sé si el original griego llevaba tilde), es en el fondo la que ha escogido Jaime, extrayéndola del fragmento de un poema cantado de título homónimo, que se escribió a fines del siglo IV antes de Cristo o incluso mucho antes, pues para algunos autores se remonta a Homero, Hesíodo, Pródico de Samos, o de Cos, o de Focea, quienes lo han relacionado con Heracles, Teseo, Orfeo, los Argonautas, el rey Minos, el Laoconte y sus hijos, ... y sobre todo con Caronte, el barquero que cruzaba la laguna Estigia a los que irán al paraíso o al infierno, según los credos y mitologías incluso más antiguas, pues puede ser considerado como una de las consecuencias del “Juicio de las Almas”, derivado de creencias, religiones, mitos y ritos desde Mesopotamia o Egipto, formando parte importante de la civilización en la que se integrará la nuestra, considerando las idas y venidas de ideas y formas de Oriente a Occidente y a la inversa, y teniendo en cuenta los recuerdos y los olvidos, aunque se encuentren en el subconsciente individual y colectivo, pues lo que somos, no deja de ser sino una mezcla de muchos conceptos en donde cada cual se identificará (o no), aunque no lo sepa, o por más agnóstico que se considere.

La interpretación de ‘La Miníada’ por Jaime Gil Arévalo

“El despojo del cuerpo o del alma” según la interpretación de Gil Arévalo del S. Bartolomé del mural del Juicio Final de la Capilla Sixtina, por Miguel Ángel. FOTO: Proporcionada por la galería

Miníada, Caronte, La Odisea, el Juicio de los actos que se hacen para las antiguas culturas, transmutados en héroes, poemas épicos como teorización historiográfica o resultado de esaa división entre el cuerpo y el alma, el doble o Ka, y el Juicio Final que vendría después y que se han prolongado hasta este milenio de otras civilizaciones cargadas de múltiples connotaciones desde el punto de vista espiritual y del artístico, al representar estos difíciles asuntos que se relacionan además de con la vida y la muerte, con el descenso al Hades, al más allá de ambas. Profundo tema en el que se ha metido de lleno pictórica y escultóricamente Jaime Gil Arévalo.

La interpretación de ‘La Miníada’ por Jaime Gil Arévalo

Uno de los magníficos bronces de la serie de “Torsos atenazados” de Jaime. FOTO: Proporcionada por la Galería

Al ser escultor, al pensar, ver, comprender, pasar todo lo que ve por el parámetro de las tres dimensiones y como no podía ser menos en un escultor puro, que no se basa –aunque la considere, en la imaginería- Jaime tiene puesto en su imaginario, al considerado el más potente autor de todos los tiempos por la fuerza de sus imágenes, en Miguel Ángel, y en concreto, en las pinturas de la Capilla Sixtina. Pero no sólo eso. Lo que en realidad pienso es que estos temas que trata Gil Arévalo en la muestra que ha celebrado en la Galería de Magdalena Haurie (Guzmán el Bueno, 9), recientemente, es un regreso a esa persistencia ancestral al que los artistas han ido cíclicamente. De ahí que haya incluido los subtítulos de esta exposición “Xapwv” y “Kharôn”, en clara alusión a sus precedentes iconográficos tanto en el poema que nos ha llegado en bronce, papiros o en cerámica de figuras negras.

La interpretación de ‘La Miníada’ por Jaime Gil Arévalo

“El Sol y la Luna” (bronce, hierro, piedra y cristal). FOTO: Proporcionada por la Galería

Él ha sacado a los personajes que intentan liberarse de cualquier sufrimiento, con el mismo pathos, angustia, dolor físico, mental y diría que moral. La Barca, los cuerpos, torsos con y sin cabeza, fragmentos humanos, luchan por liberarse de ataduras, salvarse de los males que nos atenazan como pueden ser el virus, las guerras, las catástrofes, el bien y el mal que hagamos,...Para lo que ha dividido la exposición en 5 partes, cada una con una serie de dibujos y esculturas: “La creación de Adán”, La Caída de las Almas”, “La separación de la luz y las tinieblas”, “La columna del azote ”, “El despojo del Alma”, “La creación del Sol y la Luna” y “Torsos atenazados”, sirviéndose de los mismos materiales con los que ha trabajado siempre: bronce, aluminio, hierro, piedra y cristal, cada uno con su determinado tratamiento incluido en las pátinas, sus vaciados y por esta vez, la incorporación de materiales del taller como las tenazas de fundición, ya que en su pasión por el arte de Fidias ¡y de Miguel Ángel!, le llevó incluso a instalar una.

La interpretación de ‘La Miníada’ por Jaime Gil Arévalo

“La columna del azote” (bronce, aluminio, hierro y piedra). FOTO: Proporcionada por la Galería

La muestra –comisariada por la propia galerista ya que son numerosas las ocasiones que Jaime Gil Arévalo ha expuesto con ella y le conoce muy bien- cuenta con un Catálogo firmado por el profesor que tanto nos aportó y abrió los ojos al Arte Contemporáneo, en el Departamento de Hª del Arte de la Universidad de Sevilla, Fernando Martín Martín, con las fotografías de Javier Soriano Vilanova y el diseño y maquetación, de Norberto Álvarez Gil.

La interpretación de ‘La Miníada’ por Jaime Gil Arévalo

Vista de conjunto de bastantes piezas expuestas de J.G.A. FOTO: Proporcionada por la Galería

La escultura, ese complicado proceso entre lo que se pone y se quita de la materia, de lo que se transforma, de la complejidad que necesita y ¿porqué no? de carestía de tiempo, energía y dinero, hay que sentirla como él lo hace con los sentidos, el pensamiento y la mentalidad contemporánea referente a las formas y a su significado en el arte, y por eso, debemos estar atento a ella. Afortunadamente sus obras pueden verse en internet, estudiarse y felicitarse de que este arte iniciado en el Calcolítico, continúe con sus discípulos en la Facultad de Bellas Artes, en la que él es profesor hasta que concluya este curso. A partir de entonces, lo hará con el magisterio de la dedicación plena a lo que llena una gran parte de su vida junto con su familia, los amigos y la sociedad en general.