La luz de Cádiz en tres mil fotografías: el viaje de vuelta de Sergio Castañeira

El fotógrafo gaditano presenta este fin de semana en Algeciras y Cádiz ‘Limbo’, un diario visual sobre su experiencia diaria en un centro de recuperación de tetrapléjicos

Fotografía de Sergio Castañeira

Fotografía de Sergio Castañeira / Charo Ramos

Charo Ramos

Cádiz y San Fernando están unidas por un istmo de ocho kilómetros, un puente y una luz meridional que puede resultar cegadora incluso en pleno invierno. Durante cinco años, de lunes a viernes, y antes de que el tranvía de la Bahía las acercara mucho más, el fotógrafo Sergio Castañeira repartió su tiempo entre ambas ciudades mientras experimentaba una suerte de duelo.

Una lesión medular a la altura de la cervical C5 lo había convertido en usuario del Centro de recuperación de personas con discapacidad física y psíquica (CRMF) de San Fernando, dependiente del Imserso.

En agosto de 2015 Castañeira, que hasta ese momento era un fotógrafo muy intuitivo, diseñador gráfico, surfero y activista cultural, sufrió un accidente con un banco de arena al zambullirse en la playa de Zahora, en Conil. “Quedé en silla de ruedas y perdí, entre otras cosas, la capacidad manipulativa de mis manos para siempre”, glosa en su nuevo libro, ‘Limbo’, que se presenta este viernes a las 19:00 en la Unión Fotográfica de Algeciras (UFCA) y el sábado a las 18:00 en el ECCO de Cádiz.

Ediciones Anómalas, sello barcelonés especializado en fotografía y arte, publica esta mirada inédita en el panorama fotográfico español a la vida en un centro de recuperación de tetrapléjicos que tiene todos los ingredientes para convertirse en un trabajo de culto.

Tras pasar un año en el hospital Sergio llegó al CRMF y allí aprendió a hacer fotografías de nuevo con el dispositivo móvil y a documentar su proceso de adaptación a la nueva etapa, a través de autorretratos y registros de sus compañeros y cuidadores.

Las tres mil imágenes que ha tomado con un Iphone 4 y 6 desde su silla de ruedas son el corazón de este ‘Limbo’ que refleja “ese estado simbólico entre el pasado y el futuro, entre la tragedia y la esperanza, entre la impotencia y el seguir adelante con las piezas que el azar te ha dejado para continuar”.

‘Limbo’ nos enseña a todos las posibilidades del arte como terapia pero trasciende ampliamente ese casillero. Este libro de autor, cuyas texturas turbias a veces invocan la huella de Daido Moriyama, aglutina un corpus fotográfico impresionante que se enriquece con textos del propio artista, que siempre había incorporado la poesía a su proceso creativo. Sus historias condensadas a menudo nos enfrentan con escenas paradójicas o inquietantes, pero dejan abierto un resquicio por donde se abre paso la luz.

Aquí, las herramientas del diario personal y poético le permiten abordar la pérdida pero, sobre todo, cuestionar el mundo que le rodea y todos los claroscuros de la lucha diaria contra la adversidad. “Normalmente no voy con ideas preconcebidas ni desarrollo un proyecto previo de manera conceptual. ‘Limbo’ es un diario visual que surge a raíz de ir acumulando imágenes de lo que me pasaba en mi día a día. Me interesa esa fotografía que se sale de los márgenes conocidos y donde la mirada del fotógrafo está muy presente y los temas le conciernen directamente, trabajos hechos desde dentro de un grupo, sin filtros, como ‘Tulsa’ de Larry Clark, ‘La balada de la dependencia sexual’ de Nan Goldin o ‘Café Lehmitz’ de Anders Petersen”.

“Por lo visto, ahora que tengo una lesión medular, me tengo que convertir en un héroe”, escribía Castañeira al inicio de su estancia en el CRMF, que concluyó en la primavera de 2020 con el confinamiento pandémico.

La rebeldía contra lo que se espera de él está muy presente en la estética oscura de estas fotografías que, al mismo tiempo que ponen el foco en lo aparentemente sencillo y cotidiano, nos llevan a un espacio hipnótico donde, a la manera de Robert Frank, la escena no queda resuelta pero está llena de autenticidad, como ocurre con esos intrigantes conejos que se agrupan cerca del aparcamiento.

Cuidadores, fisioterapeutas, prótesis, camillas, hombres y mujeres en silla de ruedas que se adormecen al calor de sol en un día de invierno, un árbol caído que lucha por resistir... puntúan la experiencia cotidiana en un espacio acotado, “la casa de ‘Gran hermano’ se le parecería bastante”, donde el mar sigue siendo una presencia cercana.

La exigente edición de Montse Puig y el diseño del estudio Underbau, en permanente complicidad con el fotógrafo gaditano, consolidan el carácter orgánico y la riqueza conceptual de un trabajo duro, muy personal, por donde poco a poco va filtrándose la claridad. “Siempre tuve algo dentro que me hizo salir adelante, algo tal vez inexplicable”, recuerda de ese tiempo de duelo durante el cual la literatura, y libros como ‘El hombre en busca de sentido’, de Viktor Frankl, le ofrecieron una tabla de salvación.

Castañeira se reveló hace una década como una voz inédita del documentalismo subjetivo con el proyecto ‘Ciudad Sur’, su visión de una Sevilla periférica e impersonal a la que el comisario y fotógrafo Jesús Micó dedicó el número 55 de los Cuadernos de la Kursala de la Universidad de Cádiz antes de exponerlo en las principales salas especializadas del país. Fue su primer fotolibro, al que seguiría ‘El Frente’, un trabajo realizado en Marruecos junto al colectivo El Cíclope Mecánico que publicó Ediciones Anómalas y obtuvo la beca Fotopress de La Caixa. Otras series, como ‘Aún en este mundo’, poseen una mayor carga abstracta e inciden en temas como la ausencia, el paso del tiempo o la ruptura.

La docencia y la divulgación centran buena parte de la vida diaria de este lector voraz que en este momento imparte en la Universidad de Cádiz el curso sobre proyectos fotográficos ‘Amplía tu mirada’ donde analiza, junto con Alejandro de Dueñas, estéticas y autores diversos para mostrar cómo un mismo tema puede enfocarse de formas muy distintas.

“Creo que nadie puede fotografiar por ti, al final la historia la tienes que contar tú. No quiero que se valore mi trabajo por el hecho de que ahora sea más difícil. Sólo cuando vi que ‘Limbo’ estaba acorde con lo que había hecho antes del accidente me animé a mostrarlo”.