La madre que parió a Canales

Solo un artista como Canales, romántico como él solo y loco de atar, era capaz de llevarnos de la mano a aquella Triana, enseñarte las chinches de los colchones de borra y, de paso, meterte debajo de la piel la emoción de lo puro, aunque ya casi nadie crea en la pureza de lo jondo, tan denostada

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
26 sep 2016 / 08:34 h - Actualizado: 26 sep 2016 / 10:29 h.
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  • Momento del espectáculo de Antonio Canales anoche en el Teatro de la Maestranza / José Luis Montero
    Momento del espectáculo de Antonio Canales anoche en el Teatro de la Maestranza / José Luis Montero

He investigado tanto en la Triana flamenca, a sus gitanos y gachés artistas o simples aficionados, aquella forma de vida del XIX que dio una manera concreta de interpretar el flamenco, unas músicas y unas letras, que anoche fui al Lope de Vega más como aficionado curioso que como crítico de flamenco. Quería que Canales me cogiera de la mano y me llevara a su barrio, que me enseñara cómo modelaban el barro los alfareros del Barrio Nuevo y domaban el hierro los herreros de la calle San Juan Evangelista, donde vinieron al mundo los Pelaos, martineteros de raza, y Curro Puya no dejaba dormir a nadie con sus tonás y bravuconadas. Deseaba que me contara las penurias de sus antepasados y también sus momentos felices, de fiesta, en esos corrales con gatos durmiendo al sol y los jazmines embriagando los sentidos. Solo un artista como Canales, romántico como él solo y loco de atar, era capaz de llevarnos de la mano a aquella Triana, enseñarte las chinches de los colchones de borra y, de paso, meterte debajo de la piel la emoción de lo puro, aunque ya casi nadie crea en la pureza de lo jondo, tan denostada.

Me sorprendió la escenografía, con dos grandes andamios metálicos y un camión de arena en el mismo escenario, con su pala y todo. También lo mal iluminada que estuvo la obra en general, que comenzó lenta y algo tediosa. Los tientos de la utrerana Mari Peña, estupenda, en artista y en cantaora, y la soleá de Carmen Ledesma, empezaron a darle altura flamenca al espectáculo. Pero creo que todos esperábamos a Pastora de los Reyes, Mamá Pastora, la madre de Antonio Canales, porque era su debut en un escenario. Ya en las sevillanas que bailó junto a su propio hijo estuvo encantadora, con arte, moviendo los brazos con una naturalidad que enamoraba. Luego, cuando cantó y bailó por bulerías, acabó con el cuadro. Toda una lección para quienes han convertido el baile flamenco en una disciplina atlética.

Me encantó el sevillano Luis Peña, cantaor y bailaor a la antigua usanza, recordando a Miguel Funi y Paco Valdepeñas, sus maestros. La personalidad de Herminia Borja en las tonás y la sencillez de El Maera en los villancicos. Fueron pinceladas de un espectáculo en el que el maestro Canales ofició de anfitrión, bailando seguiriyas, soleares y tangos a su estilo, y hasta sevillanas. Muy emocionado a veces, quizás por ver por fin a su madre sobre un escenario de Sevilla, no muy lejos de Triana, enamorándonos a todos con su arte natural. Lo fácil que parece lo sencillo, pero también lo sencillo hay que mamarlo para convertirlo en arte.

Antonio Canales quería que Trianero, su última obra, enamorara por su sencillez y eso lo logró con creces. También quiso enseñarnos esa otra Triana que no aparece en las postales turísticas, y la vimos, a pesar de la escasa luz. Si el maestro quedó contento, nosotros también. Sobre todo con la madre que lo parió.

Trianero***

XIX Bienal de Flamenco de Sevilla. Teatro Lope de Vega. 25 de septiembre. Coreografía: Antonio Canales. Director artístico: Ángel Rojas. Artistas: Antonio Moya, Carmen Ledesma, David El Galli, El Maera, El Polito, Herminia Borja, Luis Peña, Mari Peña, Paco Iglesias, Pastora de los Reyes, Pol Vaquero.