{Para Andrés Pérez Domínguez, ambientar su última novela, Los dioses cansados (Alianza) en la Sevilla en que nació en 1969 ha supuesto un reto. «Hay que procurar ser más puntilloso todavía, a lo más cercano ha de acercarse uno con especial cuidado. Quería volver a Sevilla para mostrar, de nuevo, una Sevilla alejada de tópicos y tan idónea o más que cualquier otra ciudad para ambientar una novela».
Sevillano es también el inspector Nicolás Gallardo, protagonista de la obra, quien también vuelve a la ciudad para investigar el suicidio de un político retirado. «Valeria Ciompi, mi editora, califica a Los dioses cansados como falsa novela policiaca. El protagonista es un inspector de Homicidios, hay un crimen que resolver, pero eso no es más que la excusa para que la trama avance, es sólo la cáscara. Lo importante es todo lo que está debajo: la burbuja inmobiliaria, la crisis en la que nos hemos instalado; la atmósfera agobiante de una Sevilla a principios del verano, los personajes, los sentimientos, las emociones...».
Gallardo, afirma el autor, es un sevillano «atípico, al menos para los lectores que no conozcan Sevilla, pero en realidad es muy parecido a por lo menos la mitad de los sevillanos: no participa de las fiestas autóctonas, no está de acuerdo con los tópicos que alguien espera encontrar en un sevillano, pero al mismo tiempo ama profundamente la ciudad en la que ha nacido. Es un tipo honesto, y un buen policía, pero no tiene reparos en saltarse algunas normas o desobedecer a sus jefes para hacer lo que considera justo y muchos de sus compañeros no se alegran de su vuelta a la ciudad porque también guarda algún punto oscuro en su biografía».
Para documentarse, Pérez Domínguez no dudó en pasar algún tiempo en una comisaría. «Pude acceder a las dependencias de la Jefatura Superior de Andalucía Occidental, en Sevilla, ver cómo trabajan los agentes de Homicidios o de Científica, y pasar muchas horas con ellos asaeteándolos con preguntas. Tengo que decir que me atendieron muy bien y que la mayoría de los policías que conozco no ha sacado el arma en todos sus años de servicio. Y eso es algo que la mayoría de los espectadores de series policíacas no sabe». ~
Para Andrés Pérez Domínguez, ambientar su última novela, Los dioses cansados (Alianza) en la Sevilla en que nació en 1969 ha supuesto un reto. «Hay que procurar ser más puntilloso todavía, a lo más cercano ha de acercarse uno con especial cuidado. Quería volver a Sevilla para mostrar, de nuevo, una Sevilla alejada de tópicos y tan idónea o más que cualquier otra ciudad para ambientar una novela».
Sevillano es también el inspector Nicolás Gallardo, protagonista de la obra, quien también vuelve a la ciudad para investigar el suicidio de un político retirado. «Valeria Ciompi, mi editora, califica a Los dioses cansados como falsa novela policiaca. El protagonista es un inspector de Homicidios, hay un crimen que resolver, pero eso no es más que la excusa para que la trama avance, es sólo la cáscara. Lo importante es todo lo que está debajo: la burbuja inmobiliaria, la crisis en la que nos hemos instalado; la atmósfera agobiante de una Sevilla a principios del verano, los personajes, los sentimientos, las emociones...»
Gallardo, afirma el autor, es un sevillano «atípico, al menos para los lectores que no conozcan Sevilla, pero en realidad es muy parecido a por lo menos la mitad de los sevillanos: no participa de las fiestas autóctonas, no está de acuerdo con los tópicos que alguien espera encontrar en un sevillano, pero al mismo tiempo ama profundamente la ciudad en la que ha nacido. Es un tipo honesto, y un buen policía, pero no tiene reparos en saltarse algunas normas o desobedecer a sus jefes para hacer lo que considera justo y muchos de sus compañeros no se alegran de su vuelta a la ciudad porque también guarda algún punto oscuro en su biografía».
Para documentarse, Pérez Domínguez no dudó en pasar algún tiempo en una comisaría. «Pude acceder a las dependencias de la Jefatura Superior de Andalucía Occidental, en Sevilla, ver cómo trabajan los agentes de Homicidios o de Científica, y pasar muchas horas con ellos asaeteándolos con preguntas. Tengo que decir que me atendieron muy bien y que la mayoría de los policías que conozco no ha sacado el arma en todos sus años de servicio. Y eso es algo que la mayoría de los espectadores de series policíacas no sabe».