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«La mujer se está incorporando con fuerza en los últimos tiempos al mundo de la organización criminal»

Entrevista al periodista e historiador criminalista Juan Rada, que acaba de publicar su nuevo libro Perfume peligroso. Ellos matan más, pero ellas mejor

20 dic 2021 / 10:06 h - Actualizado: 20 dic 2021 / 10:11 h.
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  • Juan Rada.
    Juan Rada.

Juan Rada, periodista de investigación e historiador criminalista, ha publicado un nuevo libro sobre la crónica negra. Perfume peligroso. Ellos matan más, pero ellas mejor (Ediciones Torres de Lis, Colección Literatura Abierta). Recoge interesantes historias de mujeres asesinas y delincuentes. El mundo femenino reflejado a través de sus luces y sombras. Para el autor las mujeres en el ámbito delictivo utilizan armas más sofisticadas y peligrosas y también obran con más inteligencia y pasión.

P- Es usted un incansable investigador de la crónica negra y tiene publicados doce libros, casi todos de esta temática. Además está galardonado por varias asociaciones de criminología. Sin lugar a dudas el haber sido director del mítico semanario de sucesos El Caso le habrá influido mucho.

R- Lo cierto es que mi afición por este género empezó de muy niño leyendo lo que entonces conocíamos como tebeos. Aventuras de “Roberto Alcázar y Pedrín”, “Historias del FBI” y otras similares, de donde pasé a Agatha Cristhie, Simenon y otros autores, despertaron mi curiosidad por la crónica negra y el periodismo. Una vez que me inicié profesionalmente a temprana edad, siempre tuve predilección por ello. En todos los diarios que trabajé dediqué especial interés por el suceso. Y lo rematé llegando al mítico El Caso.

P- En su nuevo libro que acaba de publicar, Perfume peligroso. Ellos matan más, pero ellas mejor, explica que hay muchos campos de la vida en los que la mujer actúa de modo muy diferente al hombre. Especialmente se evidencia en el ámbito delictivo: espionaje, asesinatos, narcotráfico, estafas... . ¿Qué características principales marcan estas diferencias?

R- La mujer actúa generalmente a base de corazón frío y mente sagaz. El hombre, por el contrario, lo hace más temperamentalmente y con menos cabeza. Y, cuando pierde los papeles, a base de violencia. En cambio, ellas sustituyen la presunta inferioridad física por dosis de frialdad y, sobre todo, mucha astucia a la hora de ejecutar. Nada de improvisación ni arrebatos. De ahí que, en el mundo del crimen, se les considere las asesinas perfectas. Muchas muertes que han quedado sin aclarar, estafas perfectas, labores de espionaje admirables y otras acciones muy bien realizadas, tienen la firma anónima de mujeres brillantes de cabeza.

P- Dice en su libro que las asesinas obran con más inteligencia y menos pasión. Por eso tantos crímenes han quedado impunes, como los de las 'viudas negras'. En este sentido, ¿nos puede contar algunos de los casos más destacados que ha publicado?.

R- Los crímenes perfectos que han cometido son desconocidos porque, aunque haya habido sospechas tras la autopsia de las víctimas, los jueces no pudieron sentenciar nada contra ellas. Por eso en mi libro saco los casos más destacados con condena firme. Ha habido ocasiones en que la autora de varias muertes ha estado a punto de no ser descubierta. Fue el caso de Piedad Martínez del Águila, una niña de tan solo 12 años que envenenó en Murcia a cuatro hermanos pequeños, quizá fueron cinco, y consiguió desviar las sospechas hacia sus padres, que pasaron una temporada en la cárcel. Con una astucia y frialdad impropias de su edad, estaba dispuesta a acabar con toda la familia para ser libre y poder jugar tranquilamente en la calle con sus amigas.

P- ¿Las mujeres asesinas tradicionalmente han cometido sus crímenes con la técnica del envenenamiento?. Recoge los casos, entre otros, de la envenenadora de Valencia, Pilar Prades Santamaría, que fue la última mujer ejecutada en España en 1959. La envenenadora de Mallorca que, tras 17 años después de acabar con su familia, murió intoxicada en 1986. También Catalina Domingo, que figura en la galería de asesinos del Museo de Cera de Madrid.

R- En efecto, expongo los casos más destacados de envenenamientos con condena firme. Algunos, incluso, con pena capital, como las valencianas Pilar Prades y Teresa Gómez que pagaron sus culpas en el garrote vil. Y también los de María Gasc, Catalina Domingo, Josefina Pino, Juana María Veny, Margarita Sánchez Gutiérrez, Isabel Padilla Maiquez, Francisca Ballesteros, Paquita la fogosa, y otras que no dudaron en emplear el veneno para eliminar al marido, incluso a los hijos y cuanto les impidiera recobrar libertad y conseguir dinero. Una gran lista de envenenadoras.

P- ¿Hoy en día sigue siendo la técnica del envenenamiento la más usual o han cambiado los métodos?

R- Sigue muy vigente. Margarita Landi, famosa reportera de El Caso, era una experta conocedora de intoxicaciones letales. Razonaba que «las damas matan de otra manera, siempre con alevosía». Y advertía del riesgo de la sopita caliente o el vaso de leche antes de ir a la cama. Sacaba a relucir su humor negro cuando exponía que «es verdad que muchos hombres fallecen de muerte natural, porque es natural que se mueran después de los bebedizos que les dan». Por ello solía recomendar, a quién se llevara mal con su cónyuge, que lo mejor era irse a echar la siesta al casino. Su consejo sigue teniendo validez en la actualidad. El veneno continúa siendo el arma más idónea para el crimen perfecto.

P- Cuando las mujeres no utilizan el veneno, ¿preparan los crímenes más concienzudamente que los hombres?

R- En la actualidad se han dado casos que así lo prueban. En Alicante una hermosa joven enfermera, casi recién casada, enamoriscó a un compañero de trabajo hasta convencerle para que matara a su marido. Se hacía pasar por víctima de malos tratos. Una vez cometido el crimen, no quiso saber nada del compinche. Incluso, cuando fueron detenidos, le echó toda la culpa, haciéndose la víctima. María Jesús Moreno, conocida como Maje, cumple condenada de 22 años como inductora del asesinato.

También en la capital alicantina fue descubierta otra mujer cuando, en compañía de su cuidador/amante, intentaba asesinar a su esposo, con el que se había casado dos semanas antes. Era su cuarto marido y, como con los anteriores, tan sólo ambicionaba su dinero. María de la Concepción M.V., conocida como Conchi, que simulaba una invalidez física para sacarle rentabilidad, está en prisión con una condena de 22 años por asesinato.

En Barcelona, un crimen ideado por una mujer casi con mentalidad de Agatha Christie. Preparó una coartada para que creyeran que ese día se había ausentado de la capital catalana, estranguló a una amiga, simuló una orgía, se apoderó de todos sus documentos de identidad... y haciéndose pasar por ella empezó a sacar dinero en entidades bancarias. Se está indagando ahora si con anterioridad fue responsable de la muerte de su marido, que estaba en buena situación económica. María de los Ángeles Molina Fernández, conocida como Angie, cumple condena de 18 años de prisión.

Una guardia urbana de Barcelona, Rosa Peral, preparó la muerte de su compañero sentimental, en colaboración con otro agente con el que andaba liada y, encima, colocó pruebas para incriminar a su ex marido. Llegado el juicio, los dos implicados se echaron las culpas. Le cayeron a Peral un total de 25 años de cárcel.

P- Uno de los casos más mediáticos de la década de los ochenta del siglo pasado fue el conocido como 'La dulce Neus', instigadora del crimen de su marido, cometido por su hija de 14 años en 1981 que le pegó al padre un tiro en la nuca. Su madre y sus hijos, tras años de maltratos, habían planificado el asesinato. Surgió el debate en torno a si Neus Soldevilla era realmente víctima o verdugo o si fue lícito ajusticiar al tirano. ¿Qué opina de este caso?

R- No es que la vida de Neus fuera un ejemplo. Tenía varios amantes casados, despilfarraba el dinero, echó toda la culpa del crimen a los hijos... Y, tras su fuga de España, incurrió en actividades delictivas como el tráfico de esmeraldas falsas, acabó en una prisión de Quito... Por supuesto que había otras soluciones, en vez de matar al marido: el divorcio. Pero prefería quedarse con toda su fortuna.

P- Es también muy interesante el apartado dedicado a las historias de mujeres espías. ¿Ha habido muchas en España?

R- Por supuesto que sí. Ciudadanas anónimas que tuvieron un papel destacado en tiempos de paz y de guerra. Pero ellas, casi siempre más discretas que los hombres, no lo han pregonado después. Han sabido guardar el silencio sobre sus destacadas acciones. Describo las hazañas de mujeres como Margarita Ruiz de Lihory, la famosa marquesa del caso de “la mano cortada”; también las de Marga d'Andurain, Pilar Pardo García, Marina Vega de la Iglesia, África de las Heras Gavilán, Tina de Jarque, la Venus Morena, Raimunda Amarandain, la Sultana, Araceli González Carballo. esposa del famoso espía Joan Pujol, etcétera.

P- ¿Cuál ha sido la mayor asesina de España?

R- Es difícil establecer un ranking, a diferencia que con los hombres. Dado que, al tratarse mayoritariamente de envenenamientos, muchos han quedado sin descubrir o sentenciar como tales. Así, en el caso de Margarita Sánchez Gutiérrez, la Bizquilla, resultó absuelta de los cinco asesinatos que le imputaba el fiscal porque, según la sentencia, su intención sólo era drogar a las víctimas para sustraerles dinero, joyas y objetos de valor. De todos modos, de la relación de asesinas que doy líneas atrás, casi todas se han movido entre los tres y los cinco crímenes. A nivel oficial, claro, porque puede que cometieran más.

P- Los lectores de su libro también pueden conocer casos y testimonios de mujeres narcotraficantes y sicarias. ¿Son modos de delinquir poco habituales en las mujeres o, por el contrario, en la actualidad es más común?

R- La mujer se está incorporando con fuerza en los últimos tiempos al mundo de la organización criminal. El narcotráfico y los ajustes de cuentas, algo que parecía estar alejada de su mundo, ha pasado a ser una de sus ocupaciones dentro del mundo delictivo. Así, en Perfume peligroso cuento historias de algunas que han ocupado puestos dirigentes en el negocio de las drogas a gran escala. Auténticas capos.

P- Las estafadoras y ladronas también tienen cabida en su libro. ¿Son más listas y sutiles que los hombres?

R- Por supuesto, tienen más habilidad para engatusar. Al igual que me refiero a ellas en el mundo del espionaje, el sex appeal y la cama, así como otros factores, influyen mucho para captar y doblegar voluntades, algo básico para el engaño. Aunque a otras tan solo les ha bastado con su verborrea y poder de conocimiento, como Baldomera Larra, hija del famoso escritor, que fue la creadora de la, desde hace tiempo, famosa estafa piramidal.

P- ¿Por qué los hombres matan más que las mujeres?

R- Nueve, de cada diez muertes violentas, son obra de hombres. Testosterona o no, son más dados a la violencia. Con reacciones primitivas, dejándose llevar por el corazón, en vez de por la cabeza, actúan violentamente echando mano, en muchas ocasiones, de lo primero que encuentran: armas blancas, de fuego... cualquier cosa les vale para matar. Carecen de la sagacidad y astucia de las mujeres a la hora de cometer un crimen. Y en muchas ocasiones, una vez en libertad tras cumplir la pena carcelaria, reinciden del mismo modo. Algunos son irrecuperables para la sociedad, va en su esencia de ser.

P- Es usted, señor Rada, uno de los mayores expertos en periodismo de sucesos y un escritor muy prolífico. Durante este año de 2021 ha publicado también los libros El crimen de los Urquijo y El caso de la mano cortada, ambos de la colección El Caso. También participa en programas de TVE, Cuatro (Cuarto Milenio), La Sexta, Telecinco o Telemadrid. Además es colaborador durante años en Radio Nacional de España, además interviene en SER, Onda Cero, etcétera. ¿Qué nuevos proyectos tiene para el próximo año?

R- Dentro de las limitaciones que imponen mi provecta edad y cierto aislamiento por culpa de la pandemia, llevo muy avanzado otro libro, también de crónica negra, que verá la luz en 2022, y estoy colaborando con alguna productora para una posible serie sobre crímenes sin resolver. A la par, proseguiré interviniendo en programas de televisión y radio que continúen solicitando mi intervención.