La Sinfónica agota agenda en verano

Fin de fiesta. El 14 de julio terminará la temporada de abono más larga de la ROSS

20 jun 2017 / 21:30 h - Actualizado: 20 jun 2017 / 21:31 h.
"Día Europeo de la Música"
  • La ROSS llenará de música el verano en Sevilla. / Inma Flores
    La ROSS llenará de música el verano en Sevilla. / Inma Flores

Aunque en 2013 la ROSS se alargó hasta julio con Javier Perianes y la integral de los conciertos para piano de Beethoven, y en 2004 cerró a mitad del mes con dos conciertos fuera de abono, una noche española y otra vienesa, los conciertos de clausura del año académico de la Universidad Hispalense la han metido a menudo en julio, y de 2013 a 2015 se han celebrado conciertos de música de cine en estas fechas, nunca hasta ahora la temporada de abono había llegado tan lejos. Debe ser la era Axelrod, que ya el año pasado se alargó hasta el día 7, y que esta temporada avanzará hasta el 14. Malas noticias para melómanos y abonados que esos días estén refrescándose en playas y montaña, porque las citas previstas para estos tres conciertos se antojan muy atractivas, casi ineludibles. Y si no apunten algunas de las razones por las que las obras programadas suscitan un interés muy especial.

Bajo el título de Obsesión, la Sinfónica ofrecerá el 29 de junio el Concierto para dos fagotes de Jan Krittel Vanhal, bohemio nacido en 1739 que dejó decenas de conciertos para diversos instrumentos solistas. Aunque en el siglo XVIII el fagot era un instrumento raro, esta pieza ofrece a los solistas, dos espléndidos miembros de la plantilla, Javier Aragó y Álvaro Prieto, una excelente ocasión para competir en brillo y virtuosismo. Tras el Clasicismo, Lutoslawski pondrá el toque contemporáneo con sus Dance Preludes, con intervención de otro destacado miembro de la ROSS, el clarinetista Miguel Domínguez Infante. La obra fue un encargo para violín solista de la Edición PWM de Cracovia, pero el autor no logró encontrar inspiración en el instrumento y lo completó para clarinete, suponiendo su adiós definitivo al folclore polaco y su etapa neoclásica. La popularísima y extraordinaria Sinfonía Fantástica de Berlioz pondrá la guinda a un concierto dirigido por el joven norteamericano Erik Nielsen, actual director titular de la Sinfónica de Bilbao. Paradigma del nacimiento de la música romántica, la pieza es un retrato musical de un hombre sometido al hechizo de la mujer ideal, a la que asesina y, tras ser ajusticiado, vuelve a ver en un aquelarre de pasión y lujuria, puro fuego y fantasía que el autor justificaba como sueño originado por el consumo de opio.

El jueves 6 y el viernes 7 de julio será el turno de Pecadores y santos, título que aglutinará piezas de Penderecki, Chaikovski y Kurt Weill, y que contará con la batuta de John Axelrod y la voz de la mezzosoprano canadiense Wallis Giunta. De la ópera de Krzysztof Penderecki basada en el poema épico de John Milton, Paradise Lost, se extrae el adagietto con el que se inicia este concierto. Esta obra sacra, encargo del Bicentenario de Estados Unidos en 1976, se desarrolla en el Cielo, el Infierno y la Tierra al inicio de la Creación. El elegíaco Adagietto suena en el segundo acto, durante la primera noche de amor de la humanidad en el Jardín del Edén. A continuación la ROSS interpretará el poema sinfónico de Chaikovski Francesca da Rimini, inspirado en el Canto V del Infierno de Dante, que cuenta la desdichada historia de Francesca y Paolo, atrapados en el infierno tras ser asesinados por adúlteros. La Tetralogía de Wagner y el sinfonismo de Liszt informan la estética musical de esta imponente obra, una de las más poderosas de Chaikovski, de muy complejo montaje y escasa divulgación. Los siete pecados capitales de Weill, con texto de Bertolt Brecht, completa la excelente programación de este decimoquinto concierto de abono. En su gestación fue decisivo el exilio de la pareja creativa por el auge del nazismo en Alemania, la intervención apasionada de la cantante Lotte Lenya, ya entonces divorciada del compositor de La ópera de tres peniques, y el apoyo del millonario Edward James, decidido a resurgir en París una nueva compañía de danza con la que reconquistar a su esposa, la bailarina Tilly Losch. Su tema, la corrupción del individuo dentro de una sociedad capitalista, está de plena actualidad, y se combina con la lucha de la carne y el espíritu, tan recurrente en la obra de Weill y Brecht. Su estreno fue un fracaso, pero su reposición en los cincuenta un éxito y la consideración inmediata de obra maestra. Junto a Giunta, que da vida a Ana, la protagonista, cuatro voces masculinas del Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza interpretan a la familia, que la irán guiando a lo largo de siete ciudades, durante siete años y por el camino de la pereza, la soberbia, la ira, la gula, la lujuria, la avaricia y la envidia, en un cabaret sinfónico con todo el carácter irónico y grotesco del autor de Mahoganny.

Para finalizar, Axelrod dirigirá otra vez a la orquesta en el último concierto de la temporada, los días 13 y 14 de julio. El programa, tan refrescante como que está directamente inspirado en el mar, se abrirá precisamente con el poema sinfónico del mismo título que compuso Claude Debussy en 1905, donde las turbulencias no hacen referencia sólo a las olas y el viento sino también a la tensión erótica presente en una música de coloración perfecta y precisión orquestal absoluta. El tercero de los Nocturnos de Debussy, dedicado a las sirenas, completa esta irresistible llamada del mar, que el Coro del Maestranza acompañará con sus sugerentes vocalizaciones. La mezzo madrileña María José Montiel se encargará de cantar los Poemas del amor y el mar de Chausson basados en los textos de Maurice Bouchor, que da título genérico a este último programa de la temporada, y que con enorme sensibilidad, amable cromatismo y subyugante melodismo, narra la historia de un hombre que conoce en la playa a una mujer que pronto le olvidará. La Suite nº 2 de Daphnis et Chloé de Ravel, que coincide con la 3ª parte y final del ballet completo, una sinfonía coreográfica sobre la relación de amor y erotismo de un cabrero y una pastora, cerrará la temporada con sus exuberantes armonías, propias del impresionismo musical, y entonces sí, nos desearemos felices vacaciones.