La voz inmensa y bellísima de Sarah Connolly

En la tradición de las grandes voces femeninas británicas, Dame Sarah Connolly nos embelesó en su delicadísimo y refinado recital en el Espacio Turina

Recital que ofreció anoche la mezzo inglesa Sarah Connolly en el Espacio Turina.

Recital que ofreció anoche la mezzo inglesa Sarah Connolly en el Espacio Turina. / Juan José Roldán

Juan José Roldán

Quedará siempre marcada en nuestro corazón esta fecha, la del sábado 25 de noviembre, cuando toda la terrible vulgaridad que destaca en una ciudad entregada a las comidas navideñas de empresa, las compras del Black Friday, las procesiones y demás tumultuosas manifestaciones, quedó ensombrecida para unas cuantas personas privilegiadas, las que tuvieron el acierto de dedicar algo menos de dos horas a dejarse seducir por la inmensa belleza de la voz de Dame Sarah Connolly. Una oportunidad que perdieron las cientos de personas que en esta ciudad se consideran melómanas y acuden una y otra vez a conciertos reiterativos, por inercia o por costumbre, mientras dejan pasar un acontecimiento de este calibre. Y no es que despreciemos todas y cada una de las celebraciones que enumeramos arriba, ni las ofertas musicales que tenemos ocasión de degustar gracias al talento local; es simplemente que el oasis de paz y belleza que fue capaz de ofrecernos la celebrada mezzosoprano acompañado con exquisito gusto por su compatriota Joseph Middleton, logró disminuir todo lo demás a la altura de la insignificancia.

Esta gran dama indiscutible de la canción, o el Lied, como se prefiera, fue capaz de cantar de corrido, sin pausas instrumentales, hacerlo en perfecto alemán, francés, inglés y español en las propinas (Nana y El paño moruno, de las Siete canciones populares españolas de Falla) y sin partitura, aprendido todo de principio a fin. Pero nada de eso habría tenido mucho valor si no fuera por su admirable forma de cantar, su precioso timbre capaz de seducir y convencer al más recalcitrante, y de modular y articular con esa maestría que convierte lo complejo en fácil, como si no supusiera esfuerzo alguno. Así comenzó con tres Lieder de Brahms que recorrieron su ánimo desde una exultante felicidad (Serenata) a la más íntima nostalgia (Feldeinsamkeit), pasando por el desencanto del amor en Da unten im Tale, siempre con la expresividad justa, transmitiendo con la voz, su pulso, su color y su tono, ese estado de ánimo aludido. Algo así ocurrió también con cuatro de las Cinco canciones op. 40 del especialista en el género Robert Schumann, con especial peaje en Muttertraum, un sueño de la madre que Connolly desgranó con una dulzura y una capacidad para conmover más allá de lo imaginable.

Mahler era el principal reclamo del programa, con sus dos ciclos basados en poemas de Friedrich Rückert repartidos entre la primera y la segunda parte del programa. Sinceridad y responsabilidad son dos calificativos que definen a la perfección la manera de Sarah Connolly de abordar los sentimientos del poeta alemán que Mahler convirtió en música. A destacar en Rückert-Lieder su magistral forma de cantar Um Mitternacht, pasando de la introspección más profunda, traducida en una voz densa y oscura, a la manifestación de exaltación que supone el final envuelto en rutilantes sobreagudos. Y muy especialmente su sobrecogedora manera de entonar Ich bin der Welt abhanden gekommen (He perdido contacto con el mundo), paradigma de la contención y el sentimiento introvertido que Connolly y el piano cómplice de Middleton convirtieron en pura magia conmovedora. También en los Kindertotenlieder pudimos apreciar la proverbial facilidad de la mezzo para sobrecogernos, muy especialmente en Im diese Wetter, in diesem Braus que sintetiza el inmenso dolor por la muerte de un niño, ahora que tantas noticias tenemos de su sufrimiento. El resto del programa, las Tres canciones de Bilitis de Debussy y una selección de autores ingleses, las defendió con una estética de recitativo profundamente sensual en el caso del compositor impresionista, y con la elegancia y la autoridad que saben imprimir en sus canciones autores como Frank Bridge o John Ireland. Encima supo entonar a Falla con todo el gracejo andaluz que sus canciones demandan. Para colmo, el comportamiento del público fue ejemplar, añadiendo magia, calidez y emoción a tan relajante manifestación de arte y buen gusto.

SARAH CONNOLLY *****

Dame Sarah Connolly, mezzosoprano; Joseph Middleton, piano. Programa: Tres canciones de Brahms; Cuatro de las cinco canciones op. 40 de Schumann; Rückert-Lieder y Kindertotenlieder, de Mahler; Tres canciones de Bilitis, de Debussy; Canciones de Frank Bridge, John Ireland, Ernest John Moeran e Ivor Gurney. Espacio Turina, sábado 25 de noviembre de 2023

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