Los Red Hot Chili Peppers más auténticos revientan La Cartuja

Los Red Hot Chili Peppers más auténticos revientan La Cartuja

Los Red Hot Chili Peppers más auténticos revientan La Cartuja / El Correo

El Correo

Casi 60.000 incondicionales de la banda californiana Red Hot Chili Peppers han vivido esta noche en el estadio de La Cartuja de Sevilla un concierto que no solo ha marcado el inicio de su nueva gira mundial, sino también el retorno al grupo del guitarrista John Frusciante, con la banda al nivel de los grupos más míticos de la historia.

No se trata solo de una gira para volver a la carretera, sino que también sirve para la presentación de ‘Unlimited Love’, un disco que, a pesar de que salió al mercado el pasado 1 de abril, sus canciones han sido coreadas por el público como si fuese una auténtica recopilación de sus grandes éxitos.

Y no es una gira cualquiera, sino un listado de citas destinado a llenar estadios, todo un reto que, sin embargo, parece que tiene visos de funcionar, viendo cómo hoy han llenado uno de los mayores estadios de España.

Sus nuevos temas ‘Black Summer’, ‘Here Ever After’, o ‘Aquatic Mouth Dance’, no tienen nada que envidiar a los clásicos de la banda, que, eso sí, son los que mayores aplausos han provocado entre la gente en el estadio sevillano.

Eso sí, ninguna novedad musical que el grupo pueda sacar parece poder competir con la aceptación que siguen teniendo ‘Californication’ o ‘Under the bridge’, y, en la globalidad de la historia del grupo, a punto de cumplir 40 años, puntúa mucho a su favor que John Frusciante haya vuelto a hacerse con la guitarra principal de la banda.

Sus manos se notan en su último disco, el duodécimo de estudio del grupo, producido por Rick Rubin, fijo en los estudios de grabación de forma ininterrumpida con Red Hot Chili Peppers desde ‘I’m with You’, en 2011, y responsable también de los legendarios ‘Blood Sugar Sex Magik’ ñ1991í, ‘Californication’ (1999), ‘By The Way’ (2002) y ‘Stadium Arcadium’ (2006).

Con la voz de Anthony Kiedis, Michael Peter Balzary -Flea- al bajo y Chad Smith a la batería, el grupo californiano ha vuelto a demostrar esta noche que sigue siendo todo un referente en la fusión del funk tradicional con el rock y el rock alternativo.

Una cita con la clásica puesta en escena del grupo, sin teclados, con Flea sin camiseta desde el minuto uno luciendo tatuajes, tinte amarillo en el pelo, pantalón corto y calcetines de Los Ángeles Lakers, y Frusciante más sobrio, con vaqueros y un polo, firmando más de dos horas de un duelo de cuerdas que a veces ha sonado hasta estridente, pero siempre pletórico.

Y lo ha hecho ante una marea humana llegada desde buena parte del mundo a la capital andaluza esta noche, donde había una auténtica Torre de Babel de gente identificada con camisetas de la banda y banderas de sus países de origen, que han hecho que la ciudad organice un plan de tráfico especial para controlar todo lo relativo al acceso al concierto.

Para que nada faltase, los californianos Bek David Campbell -Beck- y Stephen Lee Bruner -Thundercat-, han calentado al público desde dos horas antes como teloneros de la cita, y todo se ha unido incluso para que la temperatura ambiental fuese ideal para comenzar el concierto propiamente dicho poco después de las diez de la noche.

Nada más terminar el concierto, el equipo que acompaña al grupo ha comenzado a desmontar el impresionante dispositivo que se ha organizado para la cita, que viajará desde mañana rumbo a Barcelona, donde los Red Hot Chili Peppers se presentarán al público el próximo martes, 7 de junio, en el Estadio Olímpico.

En esta gira mundial recorrerán las principales ciudades de Europa y Estados Unidos, como Nijmegen (Países Bajos), Florencia (Italia) o Colonia y Hamburgo, en Alemania, y ya en su país, Las Vegas, Atlanta, Nashville o Detroit.

Un recorrido que se inicia con la premisa de que parece que ya era un éxito antes de empezar, ya que solo en España se vendieron 75.000 entradas en una semana cuando se anunciaron los primeros conciertos, y todo se prepara con el previsible lleno de dentro de cuatro días en la capital catalana.

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