Una dudosa comedia inspirada en la figura del figura del magnate de Hollywood que provocó el movimiento “Me too”. Es lo que nos propone David Mamet con esta propuesta, que busca la comicidad en ridiculizar al personaje central.
Así, más que llevar a cabo un ejercicio de parodia, Mamet intenta recrear una suerte de esperpento. Aunque no pasa de un mero apunte. Y es que, tal vez por dotar a la historia de una mayor complejidad, o quizás por elevar el tono cómico, el autor se empeña en dotar a su protagonista de una ingenuidad que resulta tan falsa como ridicula. Con ello pretende denunciar que los poderosos en general, y los magnates de Hollywood en particular, viven como si estuvieran por encima del bien y del mal, lo que no deja de ser una idea interesante sino fuera porque, al perfilar al personaje como a un ingenuo incapaz de calcular las consecuencias de sus actos, frivoliza sus abusos hasta el punto de banalizarlos y empequeñecerlos, lo que resta valor a la denuncia.Y por si pudieramos pensar que es un efecto secundario del esperpento que no acaba de dominar, en el acto final nos deja muy claro, que todo ello es plenamente intencionado.
Partiendo de esa premisa, la puesta en escena de Juan Carlos Rubio se empeña en recalcar la falsedad del relato con una escenografía clásica que deja entrever su carácter de artificio, un espacio sonoro bastante neutro y un trabajo actoral histriónico que parece inspirarse en el género de la revista. El resultado es una dudosa comedia que apenas provoca la risa, y que de alguna manera echa por tierra el valor del “Me too” y la lucha de las mujeres por acabar con los abusos de los poderosos. Tal vez por ello ni siquiera la versión inglesa, con John Malkovich a la cabeza, tuvo una respuesta positiva por parte del público y la crítica.
Obra: Trigo Sucio
Lugar: Teatro Lope de Vega, 13 de febrero
Producción: TALYCUAL
Autor: David Mamet
Versión: Bernabé Rico
Dirección: Juan Carlos Rubio
Intérpretes: Nacho Novo, Eva Isanta, Norma Ruiz, Fernando Ramallo
Calificación: 2 estrellas