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Mascotas 2: Max y su pandilla siguen aprendiendo y pasándoselo bien

Se trata de un libreto bastante simple que construye tres historias casi independientes que cuando se encuentran al final, no terminan de casar

10 ago 2019 / 12:24 h - Actualizado: 10 ago 2019 / 12:33 h.
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  • Mascotas 2: Max y su pandilla siguen aprendiendo y pasándoselo bien

Mascotas **

Estados Unidos 2019 85 min.

Dirección Chris Renaud, Jonathan del Val.

Animación

Han pasado tres años desde el estreno de Mascotas. A Max y sus amistades te tomamos cariño ya que lo que fue su primera película y una estimulante carta de presentación, nos dejó momentos memorables y su conjunto un buen sabor de boca. No ha sido el caso de esta secuela, tres años de trabajo que quizá deberían haber sido más.

De los tres guionistas de Mascotas, Cinco Paul, Ken Daurio y Brian Lynch, sólo queda Lynch. Así le ha salido, un libreto bastante simple que construye tres historias casi independientes que cuando se encuentran al final, no terminan de casar. La primera está protagonizada por Max y Duke, la segunda por la perrita Bridget y la tercera por el hiperactivo conejo y superhéroe Pompón. Posiblemente la más emotiva y conseguida sea la primera pues en ella se muestra, aunque de forma breve, el proceso de rechazo y aceptación entre Max y Liam, el bebé de Katie. La parte de las vacaciones en la granja se salva por la variedad de animales y sobre todo por las enseñanzas del perro pastor Gallo.

La más laboriosa y que incluye más secuencias de acción corresponde a la protagonizada por Pompón, en ella veremos que estrategias se gasta para liberar a un cachorro de tigre de las garras del malvado dueño de un circo. La tercera es más insustancial y cursi, la interpretada por la perrita pomeriana Bridget. En esta, ella se ha de transformar en gato para conseguir una pelotita que tiene forma de abeja, ésta en un descuido, se ha colado por la ventana de la casa donde se aloja una persona mayor que vive rodeada de fieros gatos y gatas. Es la favorita de Max y el reto consiste en hacerse con ella.

A nivel técnico no hay que reprocharle nada, la animación es estupenda y la música de Desplat también. Derrapa un poco y como ya hemos señalado, con un guión tan básico, eso sí, entremedias podemos disfrutar de algunos gags sobresalientes, caso del de la visita al veterinario, o los que protagoniza la adorable gata Chloe. El resto está diseñado con escuadra y cartabón, sin mucha garra y casi sin estrías. Por fortuna, es de agradecer que sigan intactos los necesarios mensajes para desarrollar la conciencia sobre el cuidado y la tenencia responsable de mascotas, sean la que sean, la promoción del respeto por los animales, el fomento de la empatía hacia ellos, y el aprendizaje a respetar sus derechos.