Momentos de felicidad con Très Bien!
Representantes ineludibles del swing sevillano, el grupo realizó un evocador viaje por la chanson, con la filosofía del carpe diem como leit motiv
Juan José Roldán
Desde sus inicios hace exactamente una década, Très Bien! ha protagonizado algunas de las más sobresalientes citas del reciente fervor sevillano por la filosofía vital del swing, anclado fundamentalmente en la cultura norteamericana pero con escalas también en otras nacionalidades como la francesa, a la que siempre han prestado una especial atención y que en esta edición de las Noches del Alcázar han convertido en protagonista absoluta. Con el diseño de este particular programa se trataba de plasmar esos felices momentos que conforman nuestra experiencia vital, dándole forma y justificando nuestro periplo existencial; algo así como ese carpe diem que nadie se cansa de reivindicar y que tan difícil es plasmar en la práctica, con tantas limitaciones y convenciones como nos hemos impuesto los seres humanos en casi todas las vertientes de nuestra vida, desde la profesional a la sentimental.
La estructura de esta ya veterana formación se mantiene intacta desde sus inicios, con la única incorporación del violinista Miguel Romero, que en un alarde absoluto de eclecticismo lo mismo nos deleita con Bach, Vivaldi, Haendel o cualquiera de los autores que forman el repertorio de la Orquesta Barroca de Sevilla, de cuyas filas es integrante histórico, que nos deslumbra con sus espléndidas ornamentaciones y ritmo en estilo con sus recreaciones a solo del repertorio del grupo. A diferencia de sus primos hermanos O Sister!, el conjunto se permite desviarse un poco de la recreación histórica, algo que sus componentes dominan a la perfección en ese otro conjunto ya mítico y pionero, siempre desde el respeto a las líneas maestras que conforman su estilo. Éstas consisten fundamentalmente en el carácter bohemio, zíngaro para más señas, que aporta el rasgueado en perpetuum mobile de las guitarras, manteniendo el pulso a ritmo de ese foxtrot tan característico del espíritu que les informa, y que no es sino el de Django Reinhardt, así como las aportaciones que Romero hace con su violín al más puro estilo de otro insigne jazzista galo, Stéphane Grappelli. A partir de ahí todo es fiesta y color, liderada por la voz cálida y perfectamente entonada de Paula Padilla, que con su timbre sedoso y su afinación segura, logra recrear el espíritu evocado con toda una amplia gama de matices y colores.
En este recorrido por la chanson, Très Bien! dio preferencia a uno de sus principales estandartes, Charles Trenet, sobre todo con sus piezas de los años treinta del pasado siglo, como ese Menilmontant con el que arrancaron a tan buen ritmo, o esa declaración de intenciones que supone J’ai ta main, con el que el cantautor francés elogia el placer fugaz y exento de compromiso, y que Padilla aprovechó para entonar con su particular imitación de trompeta con sordina. También destacó esa preciosa y sentimental balada que es Que rest-t-il de nos amours? que Padilla cantó con excelente gusto y precisión. Uno de los momentos estrella de este recital lo protagonizó Charles Aznavour con su Je m’voyais deja, un exhaustivo recorrido por el camino del éxito, desde que se anhela y se lucha por él hasta que se consigue y se beben sus mieles. No pudo faltar por supuesto la evocación a Edith Piaf, llevándolo todo siempre a su terreno y particular estilo, sin ánimo alguno de imitación, como se reflejó en Padam Padam, una onomatopeya del latido del corazón a ritmo de vals con el que la voz solista elevó su factor temperamental; y con ese mismo ritmo musette, el archiconocido Sous le ciel de Paris del film de 1951 del mismo título que dirigió Julien Duvivier. Sólo dos concesiones hicieron al inglés, con la mitad del mítico C’est si bon en versión de Jerry Seelen, y la de La vie en rose en la de Mack David, que a algunos nos sirvió para recordar al recientemente fallecido Tony Bennett.
Hubo espacio también para recuperar ese J’ai deux amours que popularizó Josephine Baker y que el conjunto incluyó como único título en francés de su primer CD, Swing Soleil. Y del segundo disco, un homenaje a esos zazous o rebeldes del swing que proliferaron durante la invasión nazi, recuperaron Je suis swing. La balada triste y melancólica encontró un buen vehículo con Seule ce soir de la polivalente Léo Marjane. Un recorrido por lo tanto muy completo en el que brillaron, además de Padilla y Romero, el virtuosismo de Matías Comino, especialmente evidente en su propia composición La danza del Tzigano, con un inconfundible estilo alla ungherese, in crescendo, con punteados muy precisos derivando en un insistente rasgueado tan bien acompañado siempre por Luis Berraquero y el exuberante cuerpo que le brinda Daniel González al muy idiomático contrabajo. Entre refrescantes bromas e ilustraciones completaron la asfixiante hora preceptiva de actuación.
TRÈS BIEN! ***
XXIV Noches en los Jardines del Alcázar. Très Bien!: Paula Padilla, voz y ukelele; Matías Comino y Luis Berraquero, guitarras; Miguel Romero, violín; Daniel González, contrabajo. Programa: Petits bonehurs (Swing manouche y chanson francesa). Lunes 7 de agosto de 2023
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