«No es fácil enfrentarse al lienzo con solo unas líneas rectas y una paleta de colores»

El pintor sevillano José Soto muestra su obra en la exposición ‘1957-1975’ del CAAC

16 mar 2016 / 19:04 h - Actualizado: 16 mar 2016 / 20:36 h.
"Arte","Pintura","Artes plásticas"
  • El pintor José Soto muestra una de las obras que expondrá en abril en la galería sevillana La Caja China. / Pepo Herrera
    El pintor José Soto muestra una de las obras que expondrá en abril en la galería sevillana La Caja China. / Pepo Herrera
  • Detalle de una obra de José Soto.
    Detalle de una obra de José Soto.

«Tengo estupendos compañeros de generación, pero nadie ha seguido mis pasos, mi pintura es la de un solitario», asegura José Soto (Sevilla, 1934), uno de los pintores más radicalmente abstractos de las bellas artes españolas. «Descubrí a los norteamericanos y me cambiaron la vida», dice en referencia a pintores como Barnett Newman, Mark Rothko y Clyfford Still, entre otros. «Yo no hago cuadros, hago pintura», dejó escrito el primero de ellos. Como él, Soto, en su estudio de la calle Tetuán se enfrenta al lienzo con el único afán de crear sensaciones con muy pocos elementos, siempre los mismos, desde hace décadas.

«No es fácil ponerse delante del lienzo con solo unas líneas rectas y una paleta de colores», reconoce. Pero él ha decidido que estos sean sus únicos ingredientes. «Llevo toda mi vida dedicado a investigar sobre la forma y el color. Y sí, toda mi obra es parecida, siempre están los mismos elementos», dice mientras ultima los preparativos de su próxima exposición monográfica para la galería La Caja China.

El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) acoge estos días, en la muestra 1957-1975, un inmenso mural de Soto dominado, por supuesto, por el color y por las rectas, «porque las rectas son una creación del hombre, no las hay en la naturaleza, al contrario que las curvas, que no me gustan nada». «No me importa que mi obra se vea de forma religiosa, quiero que provoque sensaciones internas, siempre ansío que alguien, aunque sea una sola persona, conecte con ella», cuenta. «Si contemplas una obra y notas que esta empieza a dominarte, es que te está hablando», reflexiona. Pero para Soto el arte debe comunicar «impresiones», más trascendentes o menos, incluso aunque estas sean solamente decorativas.

«El arte contemporáneo lleva años dominado por el realismo, se hace de la anécdota la razón de una creación. Y no, yo no lo entiendo así. Forma y color, forma y color... y ya. Con la forma y con el color pueden contarse muchas cosas», considera. «Recuerdo hace muchos años, en plena dictadura, que algunos pintores nos reuníamos en Sevilla en un centro llamado Tartessos, y todos querían denunciar el régimen con sus obras. Yo no. También he tenido mi militancia, claro. Pero no con mis pinceles. La pintura no puede ser nunca un elemento de lucha», opina.

La de José Soto ha sido siempre una búsqueda incesante de la «esencia». «El arte actual es un espectáculo, toda la pintura actual es un escaparate, no tiene nada más que mirar lo que se exhibe en una feria como Arco. Pero soy un convencido de que al final queda lo auténtico», añade. Auténtico «como el buen arte geométrico, las pinturas figurativas de Edward Hopper o los primeros cortometrajes de Charlot».

«El arte es un lenguaje, un conjunto de rudimentos que tienes que dominar, no hay mucha más poesía en ello», explica Soto, uno de esos artistas dueño de un imaginario auténtico que Sevilla deberá reivindicar más pronto que tarde. «Ya lo hizo el CAAC, en 2012, cuando me organizaron una gran retrospectiva. Consiguieron reilusionarme, reunieron piezas que estaban muy dispersas y me permitieron realizar obras de gran tamaño. Yo siempre he utilizado lienzos pequeños, no he tenido posibilidades mayores... Y sí, sé que quizás, si me hubiera marchado de Sevilla, qué se yo, a Estados Unidos o a Madrid tal vez mi obra habría trascendido más. En Madrid he expuesto bastante con muy buena crítica. Pero mi vida es como es. Siempre he sido muy mío, trabajando solo, sorprendiéndome yo mismo con mis rectas y con mis colores».