Noche mágica de El Cigala celebrando el 20º aniversario de ‘Lágrimas Negras’

Fue un concierto inolvidable con un público entregado desde la primera nota hasta el bis dedicado a «Dos Gardenias», un bolero escrito en 1945

25 feb 2023 / 08:42 h - Actualizado: 25 feb 2023 / 08:44 h.
"Flamenco","Pasión","Jazz","Son cubano","Agua","Frío"
  • El cantaor Diego Ramón Jiménez Salazar, «El Cigala», durante su actuación en Cartagena. EFE/Marcial Guillén
    El cantaor Diego Ramón Jiménez Salazar, «El Cigala», durante su actuación en Cartagena. EFE/Marcial Guillén

Mil cuatrocientas personas disfrutaron de una noche mágica de boleros con Diego El Cigala y su trío, en el auditorio del Batel de Cartagena (Murcia), dentro de la gira del aniversario del álbum «Lágrimas Negras» que lo llevó a la fama de la mano de Bebo Valdés (1918-2013) hace ahora veinte años.

El Cigala llegó luciendo pantalón y camiseta oscuros y chaqueta blanca, recostado en un taburete alto y con el cabello recogido, acompañado por el pianista Jaime «Jumitus» Calabuch, el percusionista Israel Suarez Escobar y el contrabajista Marco Niemietz Afageme, que dieron un espectáculo del mejor jazz latino y son cubano.

Fue un concierto inolvidable con un público entregado desde la primera nota hasta el bis dedicado a «Dos Gardenias», un bolero escrito en 1945 por la compositora y pianista cubana Isolina Carrillo y en 1997 alcanzando fama mundial con Buenavista Social Club, dando un giro inesperado con El Cigala al combinar el jazz cubano vibrante con la voz flamenca apasionada.

Cigala estableció una conexión cómoda con una audiencia «tan bella» como la calificó tras presentarse con «felicidad de estar otra vez aquí», una tierra apasionada por todo lo que tenga que ver con el flamenco, donde se celebra el célebre Cante de las Minas que en 2011 lo vio en uno de sus mejores momentos.

Cada poco bebía lo que parecía ser agua para hidratar una garganta que comenzó con un tono frío que paulatinamente fue atemperándose de forma poderosa haciendo alarde de sus habilidades naturales desde «Un compromiso», al «Día que te quiero» y la mítica habanera «Lágrimas negras» de Miguel Matamoros (1929).

A continuación contrabajista y percusionista hicieron alarde de sus destrezas instrumentales antes de afrontar otra habanera clásica, «Veinte años» (1935), de María Teresa Vera, seguida por el público como si de un himno se tratase.

«La canción de las simples cosas» siguió para disfrute de los presentes, un gran número de jóvenes fans del cantante madrileño. «Corazón loco», el tema de Richard Dannenberg que popularizó Antonio Machín, no dejó de conmover al público, así como las intimas interpretaciones de «Te quiero, te quiero» y «Adoro».

Hay quien lo llama el «Sinatra del flamenco» y a sus 54 años se siente cómodo siendo aclamado e incluso interrumpido en sus interpretaciones, mostrando pasión, ternura, tristeza y alegría con un dinamismo digno de un gran artista que se muestra amable con sus compañeros músicos y con los que siguen su concierto grabando con sus teléfonos móviles cada detalle.

El concierto fue inolvidable como así precisamente se titula el título con el que se abre el disco «Lágrimas negras», un tema de Julio Gutiérrez que despertó el aplauso, al igual que «Amigo» o «Vida loca».

La gente en pie aplaudió solicitando un bis más que no llegó y quizás faltó algún tema más como «Vete de mi» o «La bien pagá» de un disco del que se celebran veinte años y de cuyo éxito todavía El Cigala continúa disfrutando, de ahí que su siguiente trabajo haya dicho que será de boleros antes de afrontar uno de los restos que mas le apetece; el de un trabajo de flamenco.

Destacó en este concierto un pianista que ofreció notas seguras, precisas y solidas, con una mano izquierda que acentuaba esos ritmos cubanos a una voz del Cigala fascinante y poderosa, que arrasó en Cartagena.