Nuevas voces flamencas para rellenar los huecos que han dejado grandes maestros

Balance de este año 2016, nefasto para el flamenco por la gran cantidad de artistas que se han ido pero bueno por la nueva generación de cantaores que se consolida

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
15 dic 2016 / 21:37 h - Actualizado: 17 dic 2016 / 01:00 h.
"Flamenco","La Gazapera"
  • Jesús Méndez durante un recital flamenco. / El Correo
    Jesús Méndez durante un recital flamenco. / El Correo

Se va acabando 2016, nefasto para el flamenco por la gran cantidad de artistas que se han ido, aunque bueno para esa nueva generación de cantaores y cantaoras que se consolida. Cuando llegó la crisis, los grandes festivales de flamenco de los pueblos, los de verano, lo notaron pronto y quienes suelen ir a ellos, también: los carteles pocas veces se hacían con las máximas figuras del cante, el toque y el baile, precisamente por la crisis económica.

Sin embargo, les llegó la oportunidad a artistas de menos renombre y, sobre todo, a jóvenes que andaban peleando por hacerse un hueco entre los de arriba, entre otros, Jesús Méndez, Antonio Reyes, El Granaíno, Rancapino hijo, David Palomar, Ezequiel Benítez, Argentina, Rocío Márquez, Rocío Segura y Toñi Fernández. Sin duda ha sido el año de los dos primeros, Jesús Méndez y Antonio Reyes, puesto que ambos han estado en los mejores festivales, entre ellos la Bienal de Sevilla.

Los dos se han consolidado como nuevas figuras del cante, aunque no haya mucho consenso, puesto que hay quienes piensan que aún no lo son, que son demasiado jóvenes y tienen que demostrar aún muchas cosas. No son tan jóvenes y, además, llevan ya muchos años cantando, sobre todo Antonio Reyes, quien ha cantado nada menos que en las rodillas de Camarón.

Con la edad de ellos los cantaores de otros tiempos eran ya figuras consolidadas. Por poner un ejemplo, Manuel Vallejo tenía ya la Llave del Cante con solo 35 años. Otros ejemplos más cercanos en el tiempo serían los de Camarón y Morente, sin entrar en absurdas comparaciones, que no está el horno para bollos ni las redes sociales para resbalones.

Personalmente tengo mucha fe en el jerezano Jesús Méndez, no ya por las facultades que tiene, sobre todo su gran voz, sino porque posee mentalidad de cantaor, lo que es muy importante para ser grande. Me gusta de él su veneración a los maestros, a sus referencias, cómo habla de Juan Moneo El Torta, por ejemplo, cantaor al que estuvo muy pegado. Y, sobre todo, lo cariñoso que es con todos sus compañeros, siendo siempre el primero en felicitarlos por algún premio o la salida de un disco de alguno de ellos.

El chiclanero Antonio Reyes Montoya es el nuevo ídolo de muchos aficionados al cante. Además de un cantaor que sabe cantar, tiene el don del buen gusto, es artista en el escenario y comunica bien. No sé cuántos festivales ha hecho este año, pero han sido decenas y decenas por todo el país, lo que demuestra que ha conectado con miles de aficionados.

Como parece que repunta la economía, ya veremos qué ocurre el próximo verano, si los festivales vuelven a echar mano de las figuras más veteranas o siguen confeccionando los carteles con esta nueva generación que tiene mucho que decir en el cante, entre otras cosas, conseguir que notemos menos la ausencia de esas grandes voces que se nos han ido este año, figuras como Lebrijano y Menese, que han dejado un hueco demasiado grande.

Por último, como dato a destacar, 2016 ha sido un año positivo en la producción discográfica tanto en cante como en guitarra, lo que demuestra también que algo empieza a moverse.