«Para mí la Danza es esencial»

La bailarina y profesora de danza Susana González presenta en el Monasterio de San Jerónimo el 'Taller de movimiento y creación Site-specific'

03 jul 2021 / 10:12 h - Actualizado: 03 jul 2021 / 16:30 h.
  • Imagen de Reyes Barral
    Imagen de Reyes Barral

Profesora de danza y yoga, licenciada en filología inglesa, bailarina, coreógrafa y poeta. Es el perfil profesional de Susana González, una creadora con vocación de formadora que, como otros muchos profesionales de la danza, tras estudiar en el Centro de las Artes Escénicas de Sevilla sintió la necesidad de ampliar sus estudios fuera de Andalucía. Así, marchó a Barcelona, donde estudió danza en la escuela Área, y más tarde estudió también en TIP, School for Dance, Improvisation and Performance de Friburgo (Alemania). Ha realizado también programas de formación para profesores de yoga en Happy Yoga Barcelona y en la Escuela de Yoga Sivananda Madrid. Y a todo ello hay que sumar una formación intensiva en Berlín con la compañía KIM (Kosmos in Movement) .

Tras toda esa experiencia ella reconoce que podría haberse ganado muy bien la vida en cualquiera de esas ciudades, pero eligió vivir en Andalucía, donde por desgracia, más que vivir, los profesionales de la danza contemporánea en particular y de las artes escénicas en general, se ven obligados a sobrevivir.

“Yo me podía haber quedado a vivir en el extranjero, pero mi deseo era traerme a mi tierra todo lo que había aprendido fuera. Aquí me siento útil. Aunque me gustaría tener un poco más de soporte, poder vivir de mi profesión, no sobrevivir.”

De esa manera, a pesar de las dificultades Susana no ha renunciado a su sueño de ejercer en nuestra ciudad su profesión. Para ello se vuelca en la formación, tanto de yoga como de danza, con proyectos originales de iniciativa propia, como el de Danza y Patrimonio que ha dado lugar al 'Taller de movimiento y creación Site-specific', una singular experiencia que gira en torno a un diálogo entre la danza contemporánea y el espacio monumental del Monasterio de San Jerónimo, donde el Ayuntamiento tiene un Centro Cívico que se inauguró en 2015.

“Este proyecto surgió porque yo llevo 5 años entrenando e investigando en el Centro Cívico de San Jerónimo. Es un monumento arquitectónico pero el Centro Cívico es bastante nuevo y tiene unas salas de danza magníficas. Los suelos son plenamente profesionales, como los del Conservatorio, lo que no resulta fácil encontrar en las salas privadas de alquiler. El espacio me pareció ideal para dar un taller y este año me decidí a darlo, aunque solo con 5 alumnos. No se podía más por la COVID. Se trata de un taller de danza en el que el foco ha estado en el proceso, la experiencia con el cuerpo y la exploración del espacio ”

El resultado es una sugerente pieza corta que elabora un curioso diálogo con el espacio. Los alumnos se desplazan por los jardines de detrás del Monasterio, a veces bajo una banda sonora de música electrónica, aunque la mayor parte del tiempo tienen como fondo sonoro los sonidos propios del espacio que ellos incorporan a la danza, como los cantos de los pájaros o incluso el ruído de los coches o la maquinaría de construcción. El público les sigue en su singular periplo por este espacio, al que los cinco intérpretes dotan de un halo de misterio y magia con sus figuras y movimientos.

“Es una pieza sencilla, itinerante. La idea era que el espectador tenía que seguirnos y, al término de la pieza, contarnos sus impresiones en un coloquio. Qué han sentido, dónde les ha tocado la danza, qué emociones les ha provocado. Porque la pieza está llena de imágenes fotográficas y, aunque no tiene una dramaturgia, sí tiene un mensaje final que se repite en la boca de todos los intérpretes: “Para mi la danza es esencial”.

Al igual que otros muchos profesionales de las artes escénicas, Susana se rebela ante el hecho de que la danza no haya sido contemplada como una actividad esencial. Porque si algo nos dejó claro el confinamiento, es precisamente la importancia del arte y de los artistas para poder sobrevivir al miedo y la falta de libertad.

“A mí no me interesa trabajar desde el concepto ni desde la narrativa. Pero sentía la necesidad de rebelarme contra una frase que he oído hasta la saciedad durante la pandemia: <<la danza no es esencial>>. Claro que es esencial. La danza es sanadora, el arte en general lo es. Es el alimento del alma y es tan importante como la comida. Por supuesto que es esencial y las Administraciones deberían saberlo y apoyarla como se merece. En ese sentido considero importante la cesión de espacios bien equipados por parte del Ayuntamiento. Tenemos un montón de centros cívicos con salas profesionales de danza. Sin embargo, solo nos ceden estas salas en los huecos libres de la mañana para ensayos. Sería estupendo contar con esta infraestructura para que los profesionales de las Artes Escénicas podamos impartir nuestros talleres y ensayar en espacios adecuados, que los hay”.

Por desgracia, en estos tiempos de pandemia, la situación de la danza contemporánea es sumamente precaria. Siempre ha sido el pariente pobre de las artes escénicas, pero ahora, al menos en nuestra Comunidad, corre el riesgo de desaparecer. Al reciente cierre del Centro Andaluz de Danza se añade la desaparición del 'Mes de Danza' un festival que durante 25 años convirtió nuestra ciudad en una cita obligada para los profesionales de la danza contemporánea, que al calor del Festival llenaban todos los otoños las calles y lugares emblemáticos de Sevilla de hermosas y rutilantes imágenes en movimiento.

“La desaparición del mes de danza es algo que todavía me cuesta trabajo asumir. Es que no lo entiendo porque era de un festival que estaba consolidado. Y yo no creo que el problema sea que no haya dinero, siempre hay dinero, solo que tiene que haber voluntad de emplearlo en la cultura. Con la desaparición del mes de danza pierden los profesionales y pierde el público. Perdemos todos. Perdemos cultura”

Por fortuna, muchos artistas y profesionales siguen, como Susana González, empeñados en mantener presente la danza contemporánea en nuestra ciudad. Hombres y mujeres con una fuerte vocación que se buscan la vida con proyectos y talleres como los que imparte esta artista sevillana.

“ Yo comparto piso, no tengo hijos, ni coche, ni ningún lujo, y cada vez voy ampliando mis conocimientos y mi ingenio para poder sacar adelante mis proyectos y tener una cierta estabilidad. Pero de momento tengo que hacerlo todo yo sola. Yo soy la bailarina, la administrativa, la gestora, la telefonista.... Me mantengo porque conozco el arte de vivir bien con muy poco, y porque creo que la danza es una práctica sanadora y holística, que beneficia a cuerpo, mente y campo emocional. Así lo vivo yo. Por eso desde aquí animo a que más personas se acerquen a clases de danza, sobre todo hombres. Hay muy pocos hombres en clases de danza contemporánea. Creo que es una joya de práctica, y que no es algo femenino. No me explico por qué en un 90 o 100 por cien las usuarias de danza contemporánea son féminas. Porque los hombres no la han probado.”

Esperemos que así sea y que, por el bien de todos, cambie la sensibilidad de los gobernantes y algún día nos podamos enorgullecer de que nuestros artistas viven y son valorados como se merecen. Porque al igual que Susana González, nosotros también creemos que el arte en general y la danza en particular son “esenciales”.

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