Peter Campus invita a pasar al cuarto oscuro

El CAAC dedica una exposición a un pionero del videoarte cuyo trabajo puede contemplarse por vez primera en España

22 sep 2017 / 07:46 h - Actualizado: 21 sep 2017 / 23:00 h.
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El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) ha conseguido provocar con clase, perturbarnos poniendo en nuestra retina y en nuestra propia experiencia física el conocimiento de una obra sobresaliente, la de Peter Campus (Nueva York, 1937), que ayer presentó él mismo: Video ergo sum, que permanecerá hasta el 21 de enero. «Con pocos medios logra crear una sensación inquietante. Que nadie se lleve a engaño: no hay nada simple en esto. La fuerza de lo vivido es el resultado de un ajuste complejo minuciosamente calculado», dice la comisaria de la muestra, Anne-Marie Duguet.

La exposición, la primera que se lleva a cabo en España dedicada a su trabajo, es casi una retrospectiva de toda la obra de Campus; comenzando en los años 70, abarcando un breve periodo de transición y culminando en instalaciones hechas el año pasado. «La visita es larga; porque el objetivo es implicar al visitante, que pasa de la interacción con las piezas a la contemplación», advirtió ayer el director del CAAC, Juan Antonio Álvarez Reyes. Campus dijo provenir de una familia muy «estricta» en la que durante muchos años tuvo vetado la posibilidad de ser artista. Por eso se formó en Psicología y Cine; los dos mundos que combina en sus trabajos audiovisuales. «Me considero a mí mismo como un paisajista; mis obras no tienen principio ni final, da igual si les dedicas un minuto o una hora porque no va a pasar nada en ellas, aunque como sucede cuando vemos una fotografía o un cuadro, cuanto más lo miramos más cosas descubriremos en él», comentó.

Las primeras obras de Campus, de los años 70, no esconden su lado lúdico; lo que por otra parte les otorga un marchamo rotundamente vanguardista. En Anamnesis una imagen del espectador tomada por una sola cámara se proyecta a la vez en directo y con un retraso de tres segundos; un simple gesto del visitante muestra dos imágenes de sí mismo. Campus reflexiona en ella sobre el sentido del «inmediato presente... aunque la mayor parte de la gente lo que hace es jugar con la obra, interaccionar», dijo. La instalación de vídeo de circuito cerrado Kiba captura de una forma muy singular el espacio ambiental; y el conjunto casi parece soñado por alguno de los pioneros del op art. Toda la exposición transcurre en penumbra y en silencio. «Es algo premeditado; busco que al experimentarse mi trabajo conectemos con otra cosa, no sé bien con qué, en todo caso con algo alejado del lenguaje y del sonido», argumenta.

Sin mayúscula, dor, del año 1975, opera como un cuarto oscuro en el que, si entramos solos, no experimentaremos absolutamente nada, solo silencio y ausencia de luz. Pero si entramos acompañados... pasarán cosas. Proyectado en una pantalla, durante 15 minutos un rostro en primer plano nos mira, Cabeza de un hombre que piensa en la muerte. La expresividad casi barroca del conjunto anuncia una etapa de relativa pausa en la carrera de Campus; que se vuelve aun más abstracto, más contemplativo también. En Murmur, de 1987, nuestra mirada se detendrá en cuatro diapositivas, un formato cargado de «energía luminosa». Se nos aparecen cuatro piedras en las que el artista ve, y nosotros con él, el cerebro, el corazón, la luna y el cosmos. «Campus es una figura mítica que forma parte de la historia del arte contemporáneo», había dicho al principio el responsable del CAAC. A estas alturas de la visita empezamos a entender sus palabras y su entusiasmo. «¿Cual es nuestra posición en la cultura contemporánea? Esa es la pregunta a la que parece querer responder con su obra», añadió luego.

Casi al final surgirán las videografías, un formato híbrido que combina vídeo y fotografía. Bucles infinitos, repeticiones tercas y una atención obsesiva hacia el detalle. Más que a la sorpresa, este último y nuevo periodo de su quehacer nos remite al recogimiento, al mirar sin esperar nada a cambio. «Pensamos que hay cosas que permanecen quietas, inmutables, y nos damos cuenta de que realmente están cambiando», pronuncia Campus mientras vemos una ola deconstruida y ralentizada. Una última sala nos despide, en ella cuatro pantallas emiten en «ultra alta definición» las grabaciones que conforman la obra Convergencia de imágenes hacia el puerto. Podemos entrar y salir, sí, también sentarnos en el suelo, tumbarnos o llevarnos horas dentro. Hagan lo que hagan, estará bien.

RECUPERAR A LOS EXTRAVIADOS

«Con Peter Campus el CAAC sigue insistiendo en su empeño de recuperar a artistas clave en la historia reciente que no han sido suficientemente divulgados en España», dijo ayer el director del CAAC, Álvarez Reyes. Tras su paso por Sevilla, la muestra Video ergo sum marchará a Lisboa (Culturgest) y Nueva York (Museo del Bronx).