Phia Ménard y «la obra de arte total» (****)

La controvertida y exitosa artista Phia Ménard visita por primera vez en España, de la mano del Teatro Central, con su última y exitosa obra, ‘Saison Sèche’

30 nov 2019 / 14:48 h - Actualizado: 30 nov 2019 / 14:50 h.
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Aunque es una artista de éxito reconocido en el panorama internacional de la danza contemporánea y las artes plásticas, es la primera vez que Phia Ménard visita España. Ha venido de la mano del Teatro Central para darnos la oportunidad de conocer y disfrutar de su último montaje, una obra que aspira al arte total aunando el lenguaje de la danza, el teatro y las artes plásticas.

Tal y como la concibió Richard Wagner, “una obra de arte total” es una obra dramática que, con vocación comunitaria, aúna en un todo disciplinas individuales como la música, la danza o la representación teatral con el objetivo de profundizar y elevar la expresión de los sentimientos. Es lo que se desprende de esta propuesta de Phia Ménard, una obra difícil de calificar en la que la danza, la mímica, la música y las artes plásticas se funden en un discurso global al servicio de una clara reivindicación: acabar con las estructuras de poder que oprimen la identidad de género y la libertad de las mujeres.

La dramaturgia divide la obra en tres partes claramente diferenciadas. En la primera los personajes femeninos se encuentran en un entorno opresivo que los confina a una situación de sumisión, y aunque algunas se atreven a rebelarse tímidamente, son fácilmente dominadas. En la segunda las mujeres transitan hasta convertirse en personajes masculinos tipos, singulares amazonas que se entregan a una suerte de ritual de poder, un tanto estereotipado, que oprime la individualidad. En la tercera, la escena final, las mujeres acaban destruyendo simbólicamente las estructuras que las oprimen. De esta manera, el relato parte de una reflexión sencilla y concreta que no parece aportar nada nuevo, si no fuera porque los símbolos, más que en la representación propiamente dicha, residen en el espacio escénico y la puesta en escena.

Diseñado por la misma Phia Ménard, el espacio escénico reproduce una caja blanca rectangular que deja entrever algunos huecos que, de alguna manera, desequilibran la pulcritud del blanco y las líneas geométricas, sembrando desasosiego. En la primera escena el techo sube y baja mientras las actrices-bailarinas aparecen desnudas de cintura para abajo. Son siete y, aunque se revuelven por el suelo como seres aislados e individuales, conforman un todo que desprende una sugerente gama de imágenes provocadoras e inquietantes. Cada vez que intentan ponerse de pie el techo baja y las oprime y este efecto resulta tan radical y evidente que nos encoge. En la segunda parte el techo ya no se mueve, las mujeres se rebelan y comienzan la transición pintándose la cara y el cuerpo con una suerte de ritual cargado de lirismo y trascendencia, hasta que la poesía visual cede en favor de la música y el espacio sonoro, que delimita una atmósfera cargada de agresividad. Las mujeres se visten con ropas que determinan un tipo masculino concreto, como el de militar, el de cura, o el joven rapero, entre otros. La iluminación define un ambiente diáfano y ellas/ellos permanecen en todo momento de pie, marchando por la sala con un paso firme que desprende fuerza y poderío. Por desgracia, esta marcha abusa un tanto de la reiteración y resulta un tanto larga y tediosa. Pero, por fortuna, al final la artista vuelve a sembrar la inquietud con una escena de destrucción que convierte el escenario en una sugerente instalación de arte contemporáneo.

Obra: Saison Sèche

Lugar: Teatro Central 29 de noviembre

Compañía: Compagnike Non Nova

Composición y dramaturgia: Phia Ménard y Jean-Luc Bejault

Intérpretes: Marion Blondeau, Anna Gaïotti, Elise Legros, Phia Mènard, Marion Parpirolles, Marlène Rostaing, Janne Vallauri, Amandine Vandroth.

Calificación: ****