Que se piense lo de la antología

José Mercé no es precisamente un genio, aunque lleva tres décadas de primera figura, pero quiere grabar una antología del cante y anoche puso la primera piedra junto a tres magníficos guitarristas, como son Pepe Habichuela, Tomatito y Alfredo Lagos, estupendos todo el recital

Manuel Bohórquez @BohorquezCas /
03 oct 2016 / 08:27 h - Actualizado: 03 oct 2016 / 08:32 h.
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  • Tomatito acompaña a la guitarra a José Mercé en uno de los momentos de este espectáculo antológico de clausura de la Bienal de Flamenco, anoche. / Fotos: Manuel Gómez
    Tomatito acompaña a la guitarra a José Mercé en uno de los momentos de este espectáculo antológico de clausura de la Bienal de Flamenco, anoche. / Fotos: Manuel Gómez
  • José Mercé recibe los aplausos en el Teatro de la Maestranza.
    José Mercé recibe los aplausos en el Teatro de la Maestranza.

El maestro jerezano José Mercé vino anoche a bajar el telón de la XIX Bienal de Flamenco y, según él, a hacer los cantes tal y como hay que hacerlos, por derecho, sin ojana. Lleva tantos años hablando de grabar una antología del cante, que ya pensábamos que no la haría nunca y que la historia del género se iba a quedar coja. Caracol, Marchena, Valderrama y Mairena sí la hicieron, con desigual resultado, a pesar de ser genios del cante. Mercé no es precisamente un genio, aunque lleva tres décadas de primera figura, pero quiere grabarla y anoche puso la primera piedra junto a tres magníficos guitarristas, como son Pepe Habichuela, Tomatito y Alfredo Lagos, estupendos todo el recital. Inevitablemente, algunos vimos a Moraíto Chico sobre el escenario, con quien Mercé cantó siempre de una manera muy especial.

En el teatro, caras de satisfacción por poder asistir a un momento histórico, como es siempre el cierre del festival sevillano, y por intentar adivinar cómo puede ser la ya célebre antología del cante de este jerezano tan peculiar y con un metal de voz tan flamenco. Se agotaron hasta las entradas de la reventa y aparecieron esos aficionados que no suelen venir a la Bienal, los que seguían al de Jerez por los festivales de los pueblos y las peñas. Normal, quién se iba a perder el magno acontecimiento.

El cantaor no se calentó mucho la cabeza a la hora de elegir los palos y las letras, suponemos que dejando las posibles novedades para el estudio. Un repertorio clásico, el suyo de siempre, lo que le dio una mínima seguridad en la interpretación, con la voz al límite, que es su forma de cantar, de dolerse, como dicen los cabales del jerezano Barrio de Santiago. O lo era antes de querer crear el cante del siglo XXI, otra de sus calenturas, cuando se apuntó al carro de lo comercial y dejó de ser ese purista que, curiosamente, parece haber renacido estos días como por arte de magia.

Anoche parecía que quería reafirmarse en su clasicismo gitano, acordándose de los pilares fundamentales del cante jerezano, de los estilos llamados básicos, los de la baja Andalucía, y también de los levantinos, que nunca han sido su fuerte, como quedó claro anoche confundiendo la taranta con la cartagenera. Y todo sin olvidar sus principales referencias, los espejos en los que se ha mirado siempre, los de aquellos viejos maestros gitanos, como Mairena o Juan Talega, que dieron lustre y gloria al cante jondo. O su tío Manuel Soto El Sordera, Terremoto y Camarón.

Las voces se van desgastando y solo los que han sabido usarla bien acaban sus carreras con algo de sonido. Mercé la tenía anoche muy floja para los palos que eligió, rota, apagada, pero es de los que rompen y casi se deja el alma en el empeño. Si no llega a traer a tres maestros de la guitarra hubiera tenido un problema. Por fortuna, pudo dar su largo recital y cerrar la Bienal de una manera más que digna, como no podía ser menos tratándose de Mercé, aunque ha sido su peor noche en la Bienal.

En cuanto al contenido de su recital de catorce palos, tardó en estar centrado, la voz no siempre le respondió y algunos cantes los destrozó, como la granaína de Chacón. Solo logró coger el sitio en las soleares de Alcalá y en las seguiriyas de El Marrurro, clásica ya en su repertorio y dedicada a su hijo Curro. Mejoró bastante en los tangos y las alegrías y, como esperábamos, cantó y bailó bien por bulerías.

Si esto es un adelanto de la antología, que se lo piense un poco. Que no se sienta obligado a hacerla.

XIX Bienal de Flamenco de Sevilla. Teatro de la Maestranza. 2 de octubre. Cante: José Mercé. Toque: Pepe Habichuela, Tomatito y Alfredo Lagos. Palmas: Mercedes García, Chicharito de Jerez, Macano y Manuel Cantarote.