Salman Rushdie, emblema de la libertad de expresión

El escritor británico de origen indio, condenado y perseguido a muerte por el régimen islámico iraní desde que publicara Los versículos satánicos en 1988, resiste después de ser apuñalado varias veces mientras daba una conferencia en el estado de Nueva York

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
13 ago 2022 / 15:26 h - Actualizado: 13 ago 2022 / 15:27 h.
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Que el joven que ha intentado asesinar al escritor y ensayista Salman Rushdie (Bombay, 1947) tenga solo 24 años es un símbolo funesto de que los derechos humanos, la libertad de expresión y hasta la lógica necesitan ser defendidos eternamente, porque cuando este tipo –ya detenido- nació, Rushdie ya había convertido su largo exilio en el remanso de una forma de vida siempre empeñada en defender la libertad de pensar, de escribir y de decir. Que se llame Hadi Matar no requiere comentarios. Lo que es mucho más emblemático es que el autor de Los versículos satánicos, la novela que publicó en 1988 y por la que fue condenado a muerte y a una persecución que no cesa por el ayatolá Jomeini un año después, continúe firme, a sus 75 años y tras una década en clandestinidad, en la defensa de todo por lo que lleva media vida luchando. Que los periódicos conservadores de aquel extremo del mundo estén jaleando al agresor, calificándolo de valiente, sintetiza este pulso que no debería consentirse a estas alturas del siglo XXI: confundir la libertad de expresión con la libertad de acción.

Cuando Rushdie publicó Los versos satánicos, que era ya su cuarta novela, comparaban su estilo con el realismo mágico hispanoamericano, aunque toda su obra ha insistido siempre en las conexiones interculturales entre Oriente y Occidente. Una vez que Jomeiní dictó su fatwa contra él, el gobierno británico lo puso bajo su protección policial, y en 1983 fue elegido miembro de la Royal Society of Literature. Desde que comenzó este siglo, se trasladó a vivir a EEUU, de cuya Academia de las Artes y las Letras también forma parte. Al Qaeda, en todo caso, también lo ha tenido en su lista de objetivos.

Ahora nadie esperaba que fuera atacado tan lejos de Oriente, lo ha sido antes de que comenzara una conferencia que iba a versar justamente sobre la libertad de expresión artística. La intervención iba a tener lugar en el Chautauqua, una localidad del oeste del Estado de Nueva York. Fue entonces cuando Matar lo apuñaló varias veces. Las últimas noticias apuntan a que tiene el hígado muy dañado y que perderá un ojo, mientras sigue conectado a un respirador. Sin embargo, quienes lo conocen, como el escritor Ian McEwan, asegura que Rushdie no se “amedranta” ante el ataque, lo cual representa una oleada de aire fresco a favor de esa lucha por la libertad que han heredado tantos escritores y artistas en los que ha influido a lo largo de estas últimas décadas. Que ahora sobreviva será la mejor lección contra el integrismo que siempre nos está espiando, a la sombra de nuestra confianza en que el mundo tiene que ir, irremediablemente, siempre a mejor.