San Sebastián, Patrón de invierno en Los Palacios y Villafranca

La devoción por el santo mártir del siglo III, al que se encomendó Villafranca de la Marisma desde su nacimiento en 1501, vuelve a renacer en el seno de una Hermandad, la de la Vera Cruz, que subraya su importancia después de la pandemia

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
22 ene 2023 / 18:11 h - Actualizado: 22 ene 2023 / 18:18 h.
  • San Sebastián, Patrón de invierno en Los Palacios y Villafranca

Pese al frío, en una mañana soleada que apenas ha alcanzado los 10 grados centígrados, los palaciegos se han volcado hoy con su Patrón, San Sebastián, después de una función solemne celebrada en la parroquia mayor de Santa María la Blanca -adonde la imagen del santo mártir del siglo III fue conducida precisamente ayer para que saliera en procesión después de la eucaristía- y de regreso a su barrio del Furraque, quintaesencia de aquella Villafranca de la Marisma que consiguió su carta puebla de independencia del Ayuntamiento de Sevilla en 1501. La junta de gobierno encabezada por Fernando Rincón se ha propuesto rescatar la importancia de un Patrón que, hasta ahora, parecía de segunda división, precisamente en el año en que la Patrona, la Virgen de las Nieves, va a ser coronada canónicamente el próximo 12 de octubre.

En la Hermandad del Furraque son conscientes del desconocimiento popular con respecto al Patrón, que en este siglo solo tuvo unos años de brillantez, entre 2004 y 2007, que fue cuando el Ayuntamiento colaboró con la Iglesia para que no solo se recuperara la importancia del Patrón local, sino que se nombrara igualmente patrón de la Policía Local. Entonces, buena parte del Cuerpo de la Policía Local llegó a desfilar junto al santo, la primera de cuyas procesiones salió de noche. Luego, la Hermandad llegó a la conclusión de que lo mejor era sacar al santo el domingo más próximo a su festividad, el 20 de enero. Pero, desde entonces, aunque el pueblo se vuelca relativamente con el Patrón, ni los agentes lo han acompañado más, salvo el jefe, institucionalmente, ni la propia hermandad había organizado, como este año, varias actividades durante la semana previa en torno al Patrón, como una conferencia, una jornada de veneración o incluso una verbena solidaria amenizada con bandas de cornetas y tambores.

Nadie recordaba ayer la historia de quien fuera presidente del comité local de Partido Comunista en Los Palacios y Villafranca al estallar la guerra civil, en 1936, Joaquín Arahal, más conocido aquí como Berlengue. Este hombre, topo durante los primeros meses de la contienda para sobrevivir, confesó luego haber tenido visiones del santo durante sus meses de fugitivo, e incluso llegó a tallar con una navaja, una imagen primitiva del santo, según relató el cronista oficial de la Villa, Antonio Cruzado, en uno de sus libros de la primera década de este siglo, titulado La otra historia. A Berlengue lo obligaron a luchar a favor de Franco, y fue enviado al frente de Jaén. Cuando regresó de la guerra, fue él quien organizó la primera procesión del Patrón desde la iglesia mayor hasta la capilla del Furraque, tal y como ha ocurrido hoy.

San Sebastián, Patrón de invierno en Los Palacios y Villafranca

Este año, la Hermandad no solo ha dispuesto esta semana de actividades previas, sino que ha pensado que el próximo año podrían desfilar los niños que se preparan para su Primera Comunión por el templo del Furraque para conocer la historia y la importancia del Santo en el pueblo, especialmente en Villafranca de la Marisma, que fue aquel pueblo que se unió con Los Palacios en 1836 para formar uno solo. Mucha gente desconoce aún que, si por un lado la Virgen de las Nieves era la Patrona de Los Palacios, el pueblo señorial en manos de los Duques de Arcos que construyeron junto a su castillo la parroquia bajo la advocación de la Blanca, San Sebastián fue el santo al que se acogió el otro pueblo, Villafranca de la Marisma, una vez que consiguió su independencia de Sevilla en 1501, al comienzo del Renacimiento, precisamente la época en que la Iglesia empezó a valorar a los santos desnudos, que mostraban el cuerpo en todo su esplendor, como María Magdalena, san Juan Bautista o San Sebastián, pues empezó a germinar la idea, más platónica que aristotélica, de que el cuerpo no era la cárcel del alma, sino su espejo, y que, por tanto, cuanto más bello fuera el cuerpo, incluso anatómicamente hablando, más bella era el alma que contenía.

No murió por las flechas

Sebastián fue un jefe de la cohorte pretoriana del emperador Diocleciano precisamente cuando este inició su Tetrarquía, es decir, el reparto del Imperio Romano en cuatro partes bajo la responsabilidad de un emperador distinto. A partir del año 286, no solo gobernaba Diocleciano, sino también Maximiano, Galerio y Constancio. El soldado Sebastián se negó a hacer sacrificios paganos y, siguiendo el ejemplo de mártires como Marcelo o Marco, no renegó de su fe en Cristo cuando el emperador lo conminó a abandonar aquella secta. Fue condenado a que lo asaetearan, y terminó como un erizo en medio de un estadio de Roma. Sin embargo, pese a lo que se cree popularmente, no murió por las flechas con las que se representa más popularmente -excepto en aquel cuadro de El Veronés en que aparece apaleado en una iglesia veneciana que lleva su nombre-, sino que lo hizo, tiempo después, apaleado. Cuando terminó casi muerto por las saetas que le lanzaron sus propios compañeros, Santa Irene lo rescató in extremis y lo cuidó en su casa hasta que se recuperó. Y fue entonces cuando Sebastián se presentó delante del emperador para retarlo de nuevo a que abrazara la fe cristiana, algo que no haría sino el hijo del emperador Constancio y Santa Helena, Constantino I, pero ya en el siglo IV. Fue entonces cuando Sebastián fue apaleado hasta la muerte de veras, y arrojado a una alcantarilla, aunque una cristiana soñó con el lugar exacto y los primeros cristianos recuperaron el cadáver para enterrarlo en la Vía Apia de Roma, cerca de las tumbas de San Pedro y San Pablo.

San Sebastián es, no solo desde entonces, sino especialmente desde algunas pestes producidas en Roma en el siglo VII, protector contra las pestes que asolaron Europa durante toda la Edad Media, aunque su figura no resucitara definitivamente hasta el Renacimiento, que fue la época en que se fundó Villafranca de la Marisma y también otros muchos municipios cercanos al mar, pues el santo siempre ha sido protector de marineros.

La Hermandad del Furraque está dispuesta a seguir reivindicando la figura de San Sebastián como Patrón de invierno vinculado a Villafranca, pues la Patrona de verano vinculada a Los Palacios es la Virgen de las Nieves, que procesiona cada 5 de agosto. Aun así, tanto el santo mártir como la Virgen en su advocación de Las Nieves son los patrones de este municipio tan agrícola, que presume de Huerta de Sevilla y que ha superado con más gloria que pena esta última pandemia del coronavirus.