Entre los distintos sectores que se han visto afectados por la crisis del coronavirus, destaca el sector cultural ante la falta de legislación y el consecuente desamparo económico de los artistas. Por ello, los componentes del movimiento ‘Soy Cultura, soy Flamenco’ han realizado una campaña mediante un vídeo informativo para visibilizar la situación en la que se encuentran los artistas.

Belén Maya, miembro del grupo de trabajo de ‘Soy Cultura, soy Flamenco’ explica a El Correo de Andalucía que la crisis del coronavirus ha sacado a relucir la precariedad laboral de la profesión y las condiciones “ilegales” que la rodean. “Estas irregularidades, generalizadas y, a menudo, normalizadas, han causado la desprotección absoluta de gran parte del sector artístico flamenco”, señala Maya.

La no contratación, las cotizaciones en un régimen distinto al de artistas o la obligación de darse de alta como autónomo son algunas de las prácticas empresariales que, tal y como señala Maya, han desembocado en la “imposibilidad de obtener paro o de acceder a la ayuda especial por desempleo aprobada por el Gobierno durante el Estado de Alarma”.

La dificultad de acogerse a las prestaciones por desempleo creadas durante el Estado de Alarma ha provocado que numerosos artistas flamencos se hayan visto obligados a paralizar su actividad para ejercer otras profesiones. Este es el caso de Cristian Pérez, bailaor de 30 años y que trabaja en una planta de residuos tóxicos desde el 30 de marzo para salir adelante, aun cobrando el salario base. La sevillana Elena Ollero, bailaora desde los 8 años, se encuentra actualmente trabajando en su web de ropa, pero impaciente por volver a los tablaos. “Volveré al flamenco porque soy y me considero Flamenca. No me imagino mi vida sin poder bailar en un escenario”, señala Ollero.

Con el objetivo de dignificar la profesión y que los artistas puedan tener una jubilación como el resto de los trabajadores, los profesionales del sector artístico reivindican el alta en la Seguridad Social y un salario digno acorde a un convenio colectivo. El movimiento ‘Soy Cultura, soy Flamenco’, que nace de la unión de distintos profesionales del arte flamenco, defiende los derechos de este sector artístico ante el “abandono y desamparo legal por parte de los empresarios y del propio régimen”.

Unión y concienciación entre los artistas

Este grupo de trabajo se define, según Belén Maya, como un colectivo “democrático y transparente”, basado en la unión de los profesionales del flamenco. Además de luchar por los derechos de los artistas, ‘Soy Cultura, soy Flamenco’ gestiona la red de banco de alimentos “DONA FLAMENCO”, que ha conseguido paliar las necesidades básicas de muchos artistas y sus familias en distintas provincias de Andalucía.

En su lucha por un futuro digno, el grupo impulsa campañas de información sobre el Estatuto del Artista, Creador y Trabajador de la Cultura y los derechos laborales que conlleva, tales como la representación sindical y la posibilidad de optar a prestaciones por enfermedad o accidente de trabajo, entre otros. Para Belén Maya el cumplimiento de las condiciones es “imprescindible” para dignificar la profesión, por lo que desde el grupo pretenden visibilizar la importancia del flamenco, entendido como “cultura y fuente de poder, celebración, evolución, educación y sabiduría, en una sociedad que necesita el arte más que nunca”.