Ante todo, que no cunda el pánico: ¿qué es una gliptoteca? Pues un museo de escultura, lo que ocurre es que es un término mucho menos usado que el de pinacoteca que, efectivamente, es un museo de pintura. Aunque nunca se haya hecho mucho alarde de ello, la Universidad de Sevilla cuenta con una colección de vaciados de esculturas que pasa por ser una de las más importantes (se dice incluso que la segunda) del mundo, sólo por detrás de la de la Academia de Bellas Artes San Fernando de Madrid, que por cierto fue la receptora inicial de estas piezas (algunas, copias directas de los originales grecorromanos) para distribuirlas luego por sus filiales españolas e hispanoamericanas.
En total, la Universidad cuenta con 822 reproducciones de esculturas, adquiridas entre los siglos XVIII y XX. La mayoría son de yeso, aunque alguna hay también de poliéster, y muchas (555 en concreto) son reproducciones en serie, pero entre las restantes hay auténticas joyas. Tanto, que finalmente se van a exponer en la ya referida gliptoteca que, en la antigua Fábrica de Tabacos, podrá visitarse en el pasillo que conecta el Patio del Reloj con la Facultad de Geografía e Historia.
Este edificio central ha sido, desde que la Universidad se ubicó aquí en la década de los 50, depositario de buena parte de estas esculturas, repartidas por sus pasillos. «Los estudiantes les hacían garabatos, lacitos, les pintaban los labios...», recuerda Luis Méndez, director del Secretariado de Patrimonio Histórico-Artístico de la Hispalense y comisario de esta gliptoteca. Un museo, por cierto, cuya inauguración se ha fijado para finales de este mismo mes de mayo y que ha sido la fórmula encontrada para que se vea esta colección de yesos «muy valiosa pero muy desconocida. Parece que no tienen ningún valor y son piezas de moldes originales, por eso se recuperan como objeto artístico».
En la Facultad de Bellas Artes hay otra buena tanda de vaciados, muchos de ellos cumpliendo su función original: ser dibujados por los estudiantes como parte de su proceso de formación. «Los yesos nacieron para una función didáctica, porque los pintores hacían así dibujos de la Grecia clásica», de piezas que reflejaban su ideal de belleza. Esto permite una formación clásica, sustentada en el dibujo al natural y el de estatuas, y en este último campo el yeso funciona mejor que el mármol por cómo refleja la luz.
Todo este patrimonio ha venido restaurándose de un tiempo a esta parte, por un lado dado su mal estado pero también porque se ha producido una revalorización considerable del mismo, hasta el punto de que estas esculturas han dejado de ser vistas como meras réplicas para ser consideradas obras de arte en sí mismas. De hecho, son varias las universidades que han abierto su propia gliptoteca con sus vaciados: Heidelberg, Cambridge, Roma...
El museo escultórico de la Universidad de Sevilla se dispondrá colocando en un lado las reproducciones del Partenón y en el otro siguiendo un sentido cronológico, recorriendo los periodos arcaico, clásico y helenístico del arte griego, pero también incluyendo los precedentes grecorromanos con piezas egipcias y sirias. En total se expondrán unas 40 imágenes y, como principio y final del recorrido, dos de las más imponentes de la colección: el Hércules Farnesio y el Torso del Belvedere.
Con diseño expositivo de Ricardo Alario, profesor de la ETS de Arquitectura, para la gliptoteca se han restaurado las peanas de las estatuas y se dispondrán carteles explicativos con códigos QR que dirigirán a las fichas de la web patrimonial de la Universidad (www.patrimonioartistico.us.es). También se instalará una iluminación lead con antorchas con la que se busca «dramatizar la visita, recreando el mediodía o el atardecer para mostrar cómo cambia la percepción de la escultura con la luz».
CENTRO DE ACTIVIDADES
Así lo explica la directora del Cicus (Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad), Concepción Fernández, que también pone el acento en las actividades paralelas que se quieren asociar a la gliptoteca: paseos literarios, espectáculos de danza, conferencias, visitas guiadas, presentaciones, actividades docentes de la Facultad de Bellas Artes...
El proyecto se rematará con un folleto explicativo para las visitas y un catálogo, aunque su huella principal será la restauración de unas piezas muy deterioradas. Las de mayor calidad irán a este museo y las hechas en serie (y alguna que otra de las históricas) van a seguir en Bellas Artes para proseguir con su labor docente, mientras que otras se volverán a repartir por patios de Geografía e Historia o las escaleras del edificio, y varios bustos continuarán en el Laboratorio de Arte. Los mismos sitios, pero seguro que ahora muchos las van a mirar con mayor consideración y respeto al descubrir su valor artístico... por mucho que sean de yeso.