Tenet: sin sustancia ni emoción entre tanta testosterona, pirotecnia, efecto y ruido

28 ago 2020 / 15:38 h - Actualizado: 28 ago 2020 / 15:44 h.
"Cine"
  • Tenet: sin sustancia ni emoción entre tanta testosterona, pirotecnia, efecto y ruido

Following es la primera película que escribió y dirigió el británico Christopher Nolan en 1998. Costó la modesta cantidad de 6000 dólares. Un par de años más tarde, le llegó el reconocimiento de la crítica con Memento (2000). Hoy obra de culto, jugaba inteligentemente con el espectador usando de forma poco convencional el tiempo y la memoria. Han pasado veinte años desde entonces y el legado de Nolan no ha hecho más que crecer. Como si de una competición se tratase, más propia del guión en su trabajo en El truco final (2006), cada una de sus realizaciones ha tratado de superar a la anterior a base de trucos, estratagemas y artimañas, eso sí, acompañadas siempre de esencias y espectáculo. Tenet ha costado 200 millones de dólares.

Abonado a reflexionar por un gusto a las matemáticas, la física y la arquitectura, su obra se argumenta en gran parte a través de teorías filosóficas cercanas al espiritualismo y vitalismo filosófico de obras de Maurice Blondel y Federico Sciaccia.

Su producción se ha centrado en conocer al hombre desde su interior y en ella le ha dado protagonismo a su conciencia, su memoria y sus sueños. Ha ideado y creado nuevos ejes espaciales y temporales y los ha aplicado al cine. ¿De qué si no están construidos Origen(2010), Interstellar (2014), Insomnio (2002) y la propia Memento (2000)? Nolan ha sido capaz de crear un universo propio y reconocible y a sus cincuenta años ya está a la altura de los grandes maestros.

Por eso no es de extrañar que Tenet se presente como un nuevo desafío en la trayectoria del director. Un salto hacia adelante, atrevido y complejo, que esta vez al cronista le ha resultado fallido.

La premisa de la película no puede ser más simple. El relato se centra de nuevo en la singularidad de un villano, que tiene como objetivo, como ya es habitual, de destruir el mundo. Los protagonistas, ambos varones, se encargarán de impedirlo.

La mujer vuelve a ser el bellezón, la estrella sufridora, la amargada esposa. El objeto que cobra vida y da el toque de gracia al final.

Tenet bebe del argumento en la que se intenta deshacer acciones para restaurar un orden anterior, de la reciente Vengadores: Endgame (2019) de Anthony Russo y Joe Russo, y recuerda y eso es lo malo, a películas con bucle temporal como las que aparecen en Al filo del mañana (2014) de Doug Liman. Sus acciones son tan inverosímiles como las que aparecen en la saga de Misión Imposible.

Partiendo de una idea sencilla consigue lo más complicado, sobrepasar los límites del entendimiento. Esta vez el director se ha embotado demasiado y el armazón que va construyendo va perdido energía con tanto montaje y desmontaje, con tanto salto, con tantas idas y venidas y con querer explicar con imágenes el concepto de tiempo inverso. Al cronista le resulta agotador extraer la más mínima sustancia y algo de emoción entre tanta testosterona, pirotecnia, efecto y ruido.

Tenet * *

Reino Unido, Estados Unidos 2020 150 min.

Dirección Christopher Nolan Intérpretes John David Washington, Robert Pattison, Elisabeth Debicki, Kenneth Branag.

Ciencia-ficción