A pesar de su cercanía en el tiempo, algunas obras de teatro contemporáneo han alcanzado la categoría de “clasico”. Es el caso de esta obra de Samuel Beckett que Pentación Producciones ha tenido a bien montar con un reparto de lujo que hace las delicias del público.
El argumento de la obra es tan simple como enigmático. Dos vagabundos están esperando a un tercero que no aparece. No se sabe quien es ni porqué tienen que esperarle. Ni ellos mismos lo saben, como reconocen abiertamente en un momento de la obra, pero eso es lo de menos. Se trata de representar lo absurdo de un vida abocada a la muerte, determinada por el paso del tiempo, el tedio y el sinsentido. No en vano la obra se escribió a finales de los años 40 del siglo pasado cuando, tras la Gran Guerra, el existencialismo impregnaba el pensamiento intelectual. De ahí que Beckett renunciara a la estructura clásica de presentación, nudo y desenlace, a favor de una trama dividida en dos actos donde los diálogos se sitúan en primer plano y se pliegan a un discurso repetitivo y absurdo.
Desde luego, no puede decirse que a estas alturas del siglo XXI la filosofía existencialista tenga un papel predominante en nuestra cultura occidental. Sin embargo, de alguna manera todavía se mantiene en el imaginario colectivo. De ahí que esta obra todavía pueda llegar a impactar al respetable, aunque más de un espectador se impregnó tanto del tedio que retrata, que decidió abandonar la sala antes del segundo acto. Ellos se lo perdieron, porque a pesar de su corte reiterativo, es una auténtica gozada asistir a una representación donde todo está ajustado para engrandecer la obra, desde la hermosa escenografía de Paco Azorín, que incide en el simbolismo de la obra original, a la iluminación, con la que Pedro Yagüe potencia la carga onírica de la historia, pasando por el rotundo espacio sonoro de Lucas Ariel Vallejo y el divertido y ajustado vestuario de Ana Llena. Aunque todo ello no salvaría las dos horas del espectáculo sin la magistral dirección de Antonio Simón y la soberbia interpretación de los actores, encabezados por un Pepe Viyuela que da rienda suelta al clown que lleva dentro, tal vez demasiado porque iguala su personaje al de su compañero y abusa de la reiteración de los gestos, alargando con ello innecesariamente la duración.
Obra: Esperando a Godot
Lugar: Teatro Lope de Vega, 7 de febrero
Autor: Samuel Beckett
Producción: Pentación Producciones
Dirección: Antonio Simón
interpretación: Pepe Viyuela, Alberto Jiménez, Juan Díaz, Fernando Albizu y Jesús Lavi.
Calificación: ****