Danza

Un delicioso homenaje del Balleto di Siena

El teatro Maestranza reabre sus puertas con un singular homenaje al cineasta Federico y a su músico de referencia, Nino Rota, a cargo del Ballet de Siena (****)

22 dic 2020 / 18:13 h - Actualizado: 22 dic 2020 / 18:17 h.
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Tras haber tenido que suspender la temporada 2020/21 a causa de la Covid, el teatro Maestranza reabrió ayer sus puertas con un delicioso homenaje al cineasta Federico Fellini y su músico de referencia Nino Rota, a cargo del Balleto di Siena, liderado por Marco Batti, quien se empeñó en su día en hacer de Siena un referente de la danza en Italia y, por fortuna, contó la adecuada ayuda por parte de la institución pública de esa ciudad. Ojalá nuestros políticos tomaran ejemplo.

Aunque este espectáculo se estrenó en abril del año pasado, a causa de la pandemia apenas ha podido pisar los escenarios teatrales. De ahí que para la compañía también supusiera un reencuentro colmado de ilusión. Un sentimiento que se vuelca en la obra con ese halo de nostalgia propio de Fellini y sus filmes, representados aquí con algunos de sus personajes más populares, como Gelsomina, Il Matto y Zampanó de ‘La Strada’, los jóvenes de ‘Amarcord’ -siempre pensando en las mujeres- o Marcelo y Silvia de ‘La Dolce Vita’. Todos ellos han podido salir de la pantalla y fundirse con la danza gracias, en gran parte, a las suites de Nino Rota, el músico que compuso la mayoría de las bandas sonoras de las películas de Fellini. Él formó con el maestro italiano un tándem fundamental. Nadie como él fue capaz de realzar con su música esa suerte de alegría melancólica que impregnaban las historia del maestro italiano, algo que, como no podía ser de otra forma, también se vuelca en el discurso dancístico de esta obra. En ese sentido no se entiende muy bien que Batti haya incluido una pieza de la banda sonora que Rota compuso para ‘El Padrino’.

Y es que, tal y como está concebido, al igual que ocurre en una buena parte de la filmografía de Fellini, la música de Rota resulta fundamental en la creación de este espectáculo de danza, para el que Marco Batti ha elegido las puntas y los pasos clásicos, aunque con un estilo particular que se atreve a insertar un número de bugi-bugi, y una expresión corporal y gestual que se sale de los márgenes que impone el lenguaje clásico. Así, los bailarines y bailarinas despliegan todo un torrente de gestualidad, que en algunos momentos remite al cine mudo, lo que no se aleja demasiado del discurso de Gelsomina o Zampanó, genialmente interpretados en el cine por Giulietta Masina y Anthony Quinn, quienes transmitían con sus gestos casi más que sus palabras.

Cabe destacar el soberbio nivel técnico y expresivo de todos y cada uno de los bailarines y bailarinas, de los que no podemos dar sus nombres porque no vienen consignados, ni en el programa de mano ni en la página de la compañía. Tal vez se deba al empeño de su creador, Marco Batti, por defender un ejercicio creativo colectivo que se vuelca en la coreografía, donde priman los números grupales, incluso con los pasos a dos, o los tríos, con los que Batti construye un curioso y vistoso juego de composición coral.

La ficha

Obra: Fellini, la dolce vita di Federico
Lugar: Teatro Maestranza, 21 de diciembre
Compañía: Balleto di Siena
Coreografía y dirección: Marco Batti
Música: Nino Rota, Nicola Piovani, Max Richter
Calificación: Cuatro estrellas