Teatro

Un rotundo triunfo de Teatro Clásico de Sevilla

El nuevo montaje de ‘El Público’ de Teatro Clásico de Sevilla vuelve a llenar el aforo de nuestro Teatro Lope de Vega tras el éxito de su estreno la pasada semana (****)

09 abr 2022 / 15:56 h - Actualizado: 09 abr 2022 / 16:01 h.
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Programar, en una ciudad como la nuestra, una obra de teatro a las puertas de la Semana Santa es todo un reto que se duplica si, además, se trata de una obra como ‘El Público’, que a pesar de su título supone todo un reto de comprensión para el espectador. Este nuevo montaje de Teatro Clásico de Sevilla ha superado ese reto con creces con un sorprendente lleno de aforo en el Teatro Lope de Vega.

‘El Público’ es una obra sumamente compleja, tanto por su estructura, que divide la trama en seis cuadros, como por su carga simbólica, con la que García Lorca pretende dar luz a su mundo interior -plagado de secretos, traumas y obsesiones- mediante un lenguaje poético de corte surrealista repleto de imágenes sugerentes y provocadoras, aunque difíciles de entender.

El tema central gira en torno a la denuncia de la homofobia, que en aquella época (años 30) en la que las artes, incluidas las escénicas, iban muy por delante de los convencionalismos sociales, era un tema completamente tabú, y por lo tanto escandaloso. Tal vez por ello Lorca soterra, de alguna manera, dicha denuncia mediante un ejercicio metateatral que sitúa en primer plano una reflexión sobre la verdad del teatro y la necesidad de romper con la que hasta ese momento había sido su condición especular, y situarlo “bajo tierra”. En ese sentido, podría decirse que Lorca, siguiendo la estela de Artaud, nos impele a contemplar el hecho teatral como una forma de “asomarse a la barandilla del abismo”.

Un rotundo triunfo de Teatro Clásico de Sevilla


Esta frase, con la que el autor llegó a definir su obra en una entrevista, culmina una suerte de introducción que Alfonso Zurro ha tenido a bien insertar en este nuevo montaje, a manera de advertencia sobre la dificultad del texto, cuyo contenido resulta un tanto incomprensible.

Y es que hasta el mismo García Lorca tenía asumido que sería prácticamente imposible que un empresario teatral se interesara por ella. Y no se equivocó. Aunque la escribió en 1930, esta obra no se publicó hasta 1970, gracias a una editorial londinense, y todavía tuvo que esperar dieciséis años más para subir a un escenario y no fue en España, sino en Italia, concretamente en Milán en 1986. Aunque es justo reconocer que solo unos meses después nuestro Centro Dramático Nacional, bajo la dirección de Lluís Pascual, la estrenó en nuestro país con un montaje tan fascinante como costoso que algunos de nosotros tuvimos el privilegio de ver en este mismo Teatro Lope de Vega.

Treinta y cinco años después volvemos a encontrarnos con ella en este mismo escenario gracias a esta nueva producción, a cargo de Teatro Clásico de Sevilla, que no ha escatimado en recursos, tanto técnicos como artísticos que delimitan un espacio escénico funcional y sugerente, en el que destaca la iluminación de Florencio Ortíz y los audiovisuales de Fernando Brea que, junto a la escenografía de Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán, aportan un halo de misterio ahondando en el carácter surrealista del texto. Algo que, por cierto, no acaba de conseguir la música de Alejandro Cruz Benavides.

La dirección de Alfonso Zurro imprime un ritmo vivo y ascendente gracias, fundamentalmente, al movimiento de los actores que continuamente entran y salen a escena de la gran cortina de hilos que preside el espacio escénico. En ese sentido cabe destacar la coreografía de Isabel Vázquez, que lleva a cabo un curioso trabajo corporal que incide en la gestualidad de los intérpretes, consiguiendo con ello resaltar su condición ficticia, que al fin y al cabo es una de las características que definen al teatro de la vanguardia europea de los años 30.

Por último, cabe destacar el trabajo actoral de los actores y actrices quienes, liderados por el personaje del director, al que Juan Motilla consigue dar una brutal carga de humanidad, elaboran una suerte de actuación colectiva que sitúa al conjunto en primer plano y, con ello, hacen los honores al texto original. No en vano Lorca se decanta por no poner nombres a sus personajes, salvo a los que, como Romeo o Julieta, han adquirido ya la categoría de personajes teatrales universales.

Se trata, en definitiva, de un montaje que consigue atraparnos y conmocionarnos con la belleza de la poesía y las imágenes surrealistas, sin renunciar con ello a la vocación provocativa y vanguardista de García Lorca. De ahí que, al final, el público, en pie desde el primer saludo, le dedicara una sentida ovación.

La ficha

Título: El Público
Lugar: Teatro Lope de Vega, 8 de abril
Compañía: Teatro Clásico de Sevilla
Autor: Federico García Lorca
Dirección escénica y dramaturgia: Alfonso Zurro
Producción: Juan Motilla y Noelía Díaz
Coreografía: Isabel Vázquez
Diseño de iluminación
: Florencio Ortíz
Diseño de escenografía y vestuario: Curt Allen Wilmer y Leticia Gañán (AAPEE)
Videoproyección y audiovisuales: Fernando Brea
Música y espacio sonoro: Alejandro Cruz Benavides
Intérpretes: Juan Motilla, Lorena Ávila, Luís Alberto Dominguez, Santi Rivera, Raaquel de Sola, Iñigo Núñez, Piermario Salerno, José María del Castillo, Silvia Beaterio
Calificación: 4 estrellas