Un travelling con el pequeño desertor

Días de Cine Clásico, en la 2, emite esta noche Los 400 golpes, de François Truffaut

Julio Mármol julmarand /
24 nov 2020 / 10:20 h - Actualizado: 24 nov 2020 / 10:22 h.
  • Jean-Pierre Léaud en los 400 golpes (François Truffaut, 1959)
    Jean-Pierre Léaud en los 400 golpes (François Truffaut, 1959)

El mar sólo era el mar hasta que a un joven director francés, de nombre François Truffaut, se le ocurrió que el mar era la libertad, y puso a un niño corriendo hacia él en busca de todo eso que el mundo le negaba, y era su infancia. Esta es la última secuencia de los 400 golpes, y no hay daño en revelarla porque, amén de ser hoy ya un cliché (se la ha homenajeado/plagiado en cientos de títulos, como Moonlight o Carmen y Lola), la película es mucho más que su final, siendo su final mucho.

Truffaut ganó una buena porción de premios con los 400 golpes pero no ganó ni un año, y es que nunca dejó de ser un niño. Le pasaba igual que a Spielberg, que vendría después. Era un hombre con vocación de infante, que se metía por entre las cámaras como un mocoso en una piscina de bolas a ver qué había al otro lado. Por eso, los niños de Truffaut, y los de Spielberg, son los niños del cine. No son estúpidos, ni ingenuos, ni angelicales. Son como los niños han sido antes de que los adultos lo olvidasen.

Días de Cine Clásico ha elegido esta película para conmemorar el Día Mundial de la Infancia, que fue el 20 de noviembre. Los 400 golpes es la primera aparición en el cine de Antoine Doinel, un personaje al que Truffaut volvería más tarde en otras películas. Antoine Doinel es un niño al que los colegios arrumban, su familia desprecia y del que los mayores sospechan. Antoine Doinel es un niño a pesar de todos.

Aute cantaba y contaba que recordaba bien los 400 golpes porque los 400 golpes, además de una película, es una sensibilidad especial que no era usual entonces y que lo es menos ahora: la de tomarse en serio al público, como se lo toma en serio Días de Cine Clásico al emitir, a las diez de la noche, esta película. Ahora sólo queda que el público se tome en serio a sí mismo.