Una Bética de Cámara hacia el centenario

La orquesta creada por Falla se acerca a los cien años con un programa inspirado en el espíritu que por aquel entonces informaba su repertorio

14 ene 2023 / 09:38 h - Actualizado: 14 ene 2023 / 09:40 h.
"Espacio Turina"
  • Una Bética de Cámara hacia el centenario

Arranca un año muy especial para la formación que hoy lidera Michael Thomas, cuando se cumplen cien años de su creación nada más y nada menos que por Manuel de Falla. Pero no se trata de un siglo ininterrumpido de actividad en el que su plantilla se haya ido renovando paulatinamente, sino de un período en continua interrupción, con largas etapas de desconcierto y dudas sobre su supervivencia, y períodos en los que incluso cambió su nomenclatura y estructura, pasando de ser una orquesta de cámara a una filarmónica. La irrupción de la Sinfónica de Sevilla a finales del pasado siglo supuso la puntilla para la empresa, hasta que pasados veinte años un equipo, con Inmaculada Hernández como cabeza visible, decidió recuperar los valiosos archivos de la orquesta y reflotarla. Michael Thomas se convirtió entonces en su mayor valedor y la persona que la ha rehabilitado, añadiendo así esta proeza a su larga lista de logros conseguidos en Andalucía, donde no hace mucho la gran música solo estaba al alcance de unos pocos. Aunque solo fuera por eso, Thomas merece todo nuestro reconocimiento y admiración, además de por el hecho de tratarse de una excelente persona, afable y generosa.

Una Bética de Cámara hacia el centenario

Para este primer concierto del año, Thomas diseñó un programa directamente inspirado en los que articulaba Falla al comienzo de su recorrido, con piezas entonces contemporáneas compartiendo piso con otras clásicas e imperecederas. Thomas se decantó por un sabor inconfundiblemente clásico, combinando un Ravel que aunque homenajeando a los grandes barrocos franceses en forma de danzas, aborda un estilo neoclásico potenciado por la rusticidad de sus líneas melódicas, con el clasicismo de un Haydn que en la última de sus sinfonías adopta un estilo Sturm und Drang que adelanta ya algunas de las claves del estilo que caracterizó al primer Beethoven sinfonista. Y si Falla incluyó alguna vez su Amor brujo, Thomas no dudó en ofrecernos una de sus apasionadas y entusiastas orquestaciones, esta vez de una de las piezas que Debussy incluyó en su primer libro para piano.

Un vigoroso Amor brujo embellecido por la voz de Argentina

Comenzó muy bien este particular viaje, con un Preludio de La tumba de Couperin articulado de forma precisa y decidida, con un alegre burbujeo en la cuerda aguda. Después, el Forlane quedó algo desdibujado y mecanizado, sin ese alarde despreocupado que le caracteriza, mientras al Menuet le faltó algo más de ternura y en el Rigaudon la orquesta encontró de nuevo el vigor inicial y ese aire gozoso no exento de cierta melancolía que transita por toda una página en la que batuta y orquesta hicieron especial hincapié en sus aires rústicos y pastoriles. La cuerda acusó flacidez en el arranque, tras una potente fanfarria, y el andante de la sinfonía haydninana, sin embargo los pasajes más dinámicos fueron atacados con decisión y un sentido de las dinámicas muy acusado y contrastado. Muy apresurado también ese andante, sin detenerse en sus elegantes y tranquilas líneas, y muy enérgico y cargado de chispa el finale. La breve pieza de Debussy disfrutó de una delicada orquestación en la que las maderas lucieron su potencial con la cuerda como delicado colchón.

La cantaora onubense Argentina defendió El amor brujo con una voz grave, de sedoso timbre, nunca quebrada, y un estilo muy respetuoso con la partitura, sin añadidos caprichosos ni narcisistas. Lástima que una amplificación mal dosificada al comienzo de la pieza, unido al ímpetu orquestal, impidiera disfrutar de la primera de sus intervenciones, la Canción del amor dolido. Pero en el resto, manteniéndose además una amplificación no invasiva pero ya más acusada, la cantaora lució sobradamente sus cualidades, especialmente en una Canción de fuego fatuo henchida de expresividad. Por su parte, Thomas condujo la orquesta por senderos conocidos de vehemencia, arrebato y mucho temperamento, incluso en los pasajes más relajados, como la Danza del juego del amor. Su vigorosa interpretación de la popular Danza del fuego suscitó acalorados aplausos. Sin desmerecer el esfuerzo y la dedicación que el inglés afincado en nuestra tierra está haciendo, sería conveniente y enriquecedor para la orquesta someterse a otras batutas, capaces de insuflar otras sensibilidades y disciplinas al conjunto.

BÉTICA DE CÁMARA ***

Temporada 2022-2023 de la Orquesta Bética de Cámara. Argentina, voz solista. Michael Thomas, director. Programa: Le tombeau de Copuperin, de Ravel; Sinfonía nº 104 “Londres”, de Haydn; La fille aux cheveux de lin, de Debussy (orquestación: Thomas); El amor brujo, de Falla. Espacio Turina, viernes 13 de enero de 2023