Una Conjunta sobria y luminosa

La Sinfónica Conjunta volvió a contar con Mozart y Schubert en los atriles, como en su cita anterior, y resultados aun más estimulantes si cabe que entonces

Una Conjunta sobria y luminosa

Una Conjunta sobria y luminosa / Juan José Roldán

Juan José Roldán

Las medidas extremadamente restrictivas que mantiene la Universidad en sus eventos multitudinarios provocaron que apenas unas setenta personas pudieran asistir a este tercer concierto de temporada de la Sinfónica Conjunta en el Auditorio de Ingenieros. El resto aun puede seguirlo a través del canal youtube del CICUS (Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla). Nosotros pudimos constatar una vez más el extraordinario esfuerzo que está haciendo Juan García para, a pesar de contar lógicamente con una plantilla diferente en cada temporada, mantener el nivel de excelencia y dignidad que ofrece la orquesta y que nos sigue dejando perplejos y encantados a sus admiradores.

En esta nueva entrega la orquesta mantuvo el mismo esquema y hasta los mismos autores que en la cita anterior, que García abordó con un ímpetu inusitado y una energía desbordante. Dos páginas imperecederas de la música universal, la Sexta de Schubert y la Júpiter de Mozart, en versiones tan aseadas como luminosas y a la vez serias, como marca el tono elegido para la ocasión, Do mayor. A estas alturas ya ni siquiera alcanzamos a imaginar el trabajo titánico que habrá de realizar el director para seguir manteniendo un nivel tan extraordinario, tanto que si no tuviésemos la ROSS ésta sería una muy buena formación para representarnos en las salas de concierto de la ciudad; claro que eso sería la pescadilla que se muerde la cola, porque sin la plana de maestros y maestras de la Sinfónica de Sevilla estos jóvenes intérpretes no habrían recibido seguramente la educación musical que les hace mantener tan satisfactorio nivel.

Conocida como Pequeña Sinfonía en Do mayor de Schubert, en contraposición a la Novena, la Grande en la misma tonalidad, se denota en esta sensacional y amplia página la influencia de Beethoven y Rossini, algo que hizo posible una plantilla en la que técnica y expresividad se fundieron para ofrecer toda la gama de colores y dinámicas que la página exige, con un trabajo espléndido de los metales, muy importantes en su desarrollo, y unos relieves y matices ampliamente trabajados. En un lenguaje eminentemente clásico, sin rubato alguno y frases secas y robustas sin llegar a ser ásperas, el conjunto logró resultar vivo y saltarín en el allegro inicial, sencillo y sereno en el andante, suntuoso y perfectamente ritmado en el scherzo, y alegre y espontáneo en el allegro final, sin perder mordacidad ni carácter irónico, todo un logro del director pero también de los muy disciplinados y precisos jóvenes intérpretes.

Robusta y autoritaria resultó la Sinfonía nº 41 de Mozart desde su arranque hasta el furioso final con el que la coronaron García y la cincuentena de jóvenes convocados para la ocasión. Una interpretación que se basó también en el equilibrio y la proporción, y que no escatimó en opulencia y hasta cierta arrogancia, destacando además de una cuerda en perfecta armonía y unos graves refulgentes, un trabajo sensacional de trompetas y timbales y una combinación de agilidad y musicalidad al alcance de conjuntos muy informados y experimentados; recordemos que éste trabaja en prácticas.

OSC ****

Concierto nº 3 de la 10ª temporada de la Orquesta Sinfónica Conjunta. Juan García Rodríguez, dirección. Programa: Sinfonía nº 6 en Do mayor D.589, de Schubert; Sinfonía nº 41 “Júpiter” en Do mayor K.551, de Mozart. Auditorio ETS Ingeniería, sábado 20 de marzo de 2021

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