Una Yerma de barrio, entre la pasión y la honra

El Lope de Vega comienza el año con García Lorca y esta nueva versión de Yerma, una nueva mirada salpicada de feminismo que se dirime entre la pasión y la honra.

25 ene 2020 / 14:25 h - Actualizado: 25 ene 2020 / 14:27 h.
"Teatro"
  • Una Yerma de barrio, entre la pasión y la honra

De todos es sabido que el teatro de García Lorca, pese a su contemporaneidad, ha llegado a obtener la consideración de clásico. De ahí que no resulte nada fácil atreverse a llevar a cabo una versión libre como esta de Lola Blasco y Pepa Gamboa, donde Yerma es más una mujer más de barrio que de campo y su conflicto no gira en torno a la fuerza del instinto, sino a la de la pasión.

De esa manera, nos encontramos con una Yerma que en su búsqueda por cumplir con su instinto por ser madre, que según el texto original de Lorca es lo que hacía que una mujer se sintiera completa en la sociedad rural de los años 30, ahonda en su frustración por no tener una vida sexual satisfactoria, así como en su rebeldía ante la represión de su marido, que pretende mantenerla encerrada para que su frustración no dañe su reputación. Dicha represión, que se apunta en la obra original, se eleva aquí a primer plano hasta el punto de que llega un momento que la esterilidad y la frustración se quedan soterrados. En ese sentido se trata, sin duda, de una versión tan valiente como arriesgada, aunque por desgracia no acaba de justificarse. Y es que, por mucho que Lola Blasco se centre en la frustración sexual de la protagonista como su principal conflicto, al igual que Lorca justifica el final trágico por el respeto a la honra, que convierte a Yerma en una suerte de heroína con la que el poeta y dramaturgo denuncia las murmuraciones infundadas que dominaban, y dominan todavía, la vida de las poblaciones pequeñas. Es uno de los aspectos más interesantes de la tragedia original, pero teniendo en cuenta que la honra es un valor que ya no existe ni como vestigio, no se entiende el empeño de mantenerlo como desencadenante de la tragedia.

Por su parte, Pepa Gamboa perfila a una Yerma actual con un vestuario poco lucido que intenta destacar su sensualidad sin demasiado éxito, y un espacio escénico naturalista, con un toque conceptual, un tanto frío y aséptico que contrasta con el torrente de pasión que derrocha María Léon, cuya expresión corporal remite más a una mujer joven de cualquier barrio sevillano actual que de un pueblo del siglo pasado. Cabe destacar el apabullante dominio de M.ª Paz Sayago, auténtico puntal de esta nueva versión, que además de reunir en uno varios de los personajes secundarios de la obra con absoluta maestría y genialidad, soporta al final todo el peso trágico y trascendental de la obra. Junto a ella, Lucía Espín nos sorprende con una interpretación cargada de humanidad y ternura, tanto cantando como dando vida a su personaje.


Obra: La pasión de Yerma

Lugar: Teatro Lope de Vega 23 de enero

Producción: Seda

Autor: Federico García Lorca

Versión: Lola Blasco

Dirección: Pepa Gamboa

Intérpretes: María León, Críspulo Cabezas, Mari Paz Sayago, Lucía Espín y Diego Garrido.

Calificación: ***