Y la música se hizo cuerpo

El Festival de danza Itálica vuelve a traer a Sevilla ‘Double Bach’, un espectáculo de danza contemporánea en el que la música se reviste de corporeidad

07 jul 2021 / 14:12 h - Actualizado: 07 jul 2021 / 14:14 h.
"Críticas"
  • Lolo Vasco
    Lolo Vasco

Una singular adaptación al contrabajo, con la técnica del Pizzicato, de las ‘Suites para violonchelo Nº 1 y 2’ de J. S. Bach. Es la idea original de Pablo Martín Caminero que supone el punto de partida para este espectáculo de danza contemporánea, coreografiado por Antonio Ruz, en el que curiosamente la música parece revestirse de corporeidad.

Y es que, gracias a la técnica del pizzicato, la música de Bach, adaptada e interpretada en directo por Pablo Martín Caminero, en su diálogo con la danza adquiere una curiosa condición de fisicidad. Es quizás lo más llamativo de esta propuesta, con la que el músico consigue que, de alguna manera, el movimiento de sus dedos pulsando las cuerdas del contrabajo se eleve a primer plano. También su figura, que destaca por el blanco inmaculado de su vestuario, sumamente sencillo, pero luminoso, como el suelo de linóleo blanco que contrasta, aunque de forma delicada, con el blanco roto del traje de la bailarina.

Lo segundo que llama la atención es que, aun siendo un claro diálogo entre música y danza, se diría que cada uno dialoga consigo mismo. Pero eso no quita para que, en algunos momentos, la música siga los movimientos de la bailarina, mientras que en otros es la bailarina la que parece seguir a la música, con una suerte de retahíla secuencial de figuras y pasos donde se impone la abstracción. Pero ella no es la única que se mueve. También lo hace el músico, que en momentos concretos cambia de sitio en el escenario, entablando un juego de perspectivas tan medido como sutil. Tal vez demasiado, porque a pesar de que Melania Olcina demuestra un alto grado de limpieza técnica y expresividad y la música adquiere una fuerte presencia, en general el relato, que cuenta también con la impecable iluminación de Antonio Serrano, resulta un tanto frío y monótono. Por fortuna se redime en la última escena, en la que la bailarina asume el primer plano con unos saltos y figuras espectaculares.

Cabe destacar que se trata, sin duda, de una propuesta arriesgada por su extrema sencillez y el corte intimista de la danza, una cualidad que contrasta con la espectacularidad del Castillo de Alcalá que, ya de por sí, resulta un espacio de lo más evocador.

Obra: Double Bach

Lugar: Castillo de Alcalá/Itálica Festival Internacional de Danza, 06 de julio

Producción: Sepectare

Música: J.S. Bach

Idea original e interpretación al contrabajo: Pablo Martín Caminero

Dirección escénica y coreografía: Antonio Ruz
Danza: Melania Olcina

Colaboración coreográfica: Tamako Akiyama

Calificación: 3 estrellas