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55 días para la historia en Heliópolis

San Mamés puso fin a una de las mejores rachas del Betis en Primera División: siete victorias en ocho jornadas, 22 puntos de 24, 13 goles a favor (9 de canteranos) y sólo 2 en contra

07 may 2018 / 07:00 h - Actualizado: 07 may 2018 / 18:14 h.
"Real Betis","Quique Setién"
  • A la izquierda, Fabián tras el gol que metió al Betis en Europa. A la derecha, Loren tras el primer gol de la racha, en Vitoria.
    A la izquierda, Fabián tras el gol que metió al Betis en Europa. A la derecha, Loren tras el primer gol de la racha, en Vitoria.

Atrás quedó una racha para la historia, ocho jornadas sin perder en las que el Betis consiguió siete victorias y un empate, 22 puntos de 24 posibles sin los cuales sería imposible explicar por qué el conjunto de Quique Setién pasó de merodear la zona media a garantizar matemáticamente su regreso a las competiciones europeas a tres partidos del final. Fue una serie memorable que tuvo de todo: triunfos con buen fútbol, triunfos con no tan buen fútbol, triunfos justos, triunfos con una pizca de fortuna, penaltis parados, goles en los últimos minutos y un empate en el feudo del Atlético de Madrid. Pero todo en la vida tiene un final y estos dos meses, también. Lo hizo en Bilbao, en el nuevo San Mamés, y cómo no estará la pelea europea de cara que el Betis, a pesar de esos números estratosféricos, no depende de sí mismo para acabar en la quinta posición.

Han sido 55 días no en Pekín, como ese clásico de Hollywood de los años 60, sino en Heliópolis. 55 días de felicidad ininterrumpida. Esa era dorada del Betis de Setién empezó el 12 de marzo con una victoria más sufrida de lo que señaló el marcador ante el Alavés (1-3). Y duró hasta el 5 de mayo, día de la derrota ante el Athletic (2-0).

En aquel primer paso, el de Vitoria, tuvo mucho que ver Loren, que hizo doblete; también marcó Javi García: fue su primer y único gol como verdiblanco hasta ahora. La serie continuó en el Villamarín con un claro 3-0 contra el Espanyol en un día de temporal de viento y lluvia que tuvo algo en común con el choque de Mendizorroza: los fichajes invernales del filial lograron dos goles (Junior y Francis) y uno de los refuerzos veraniegos (Boudebouz) convirtió el otro.

A principios de abril, en Getafe, el Betis logró su victoria más increíble. Lo reconoció el propio Setién. Los verdiblancos marcaron a dos minutos del final y su rival lanzó dos balones a la madera, erró un penalti (o lo paró Adán) y en el segundo de los palos pudo haber gol fantasma; nunca quedó claro si el balón traspasó la raya. Una semana más tarde, ya con Dani Giménez en la meta, no hubo tanta incertidumbre: el Betis derrotó al Eibar con solvencia (2-0) y una diana de Sergio León más un autogol de Arbilla, ambos tras sendos pases de Barragán.

Como no hay quinto malo, la escuadra heliopolitana alcanzó la manita de triunfos en Girona en otro de esos encuentros que demostró lo importante y curioso que es estar enrachado: el Betis, que sólo chutó dos veces a portería, marcó en una excepcional jugada de Joaquín que culminó Loren, mientras que el Girona vio cómo le anulaban tres goles, tres, por otros tantos fueras de juego (lo eran, todo sea dicho).

La sexta victoria consecutiva, ante la UD Las Palmas, también tuvo una enorme dosis de agonía. El Betis jugó muy bien al fútbol, pero no batió a Lizoain hasta el minuto 94. Ese tanto llevó la firma de Junior. Otro canterano, otro gol. En la siguiente jornada se estropeó la serie de triunfos, pero no cabe desmerecer ese 0-0 en el Metropolitano. Y a la semana siguiente, pese a encajar su primer gol desde el de Rubén Sobrino en Vitoria, vuelta a los tres puntos con remontada incluida frente al Málaga y tantos de Durmisi y otro profesional de la casa: Fabián.

En otras palabras, el Betis encajó sólo dos goles y anotó trece en este esprint hacia Europa. Y nueve de ellos tuvieron autoría canterana: tres de Loren, dos de Sergio León, dos de Junior y uno para Fabián y Francis.