El Betis de Setién aprende a conjugar estética y eficacia

Los verdiblancos hallan el equilibrio que tanto buscaban desde el principio: ahora son fiables en defensa y certeros en ataque. En las dos últimas jornadas han recibido sólo dos remates a portería, mientras que ellos han tirado ocho y han marcado seis goles

19 mar 2018 / 07:00 h - Actualizado: 19 mar 2018 / 17:25 h.
"Real Betis","Quique Setién","Marc Bartra"
  • Boudebouz celebra el 2-0 contra el Espanyol perseguido por Fabián, Francis y Loren, entre otros / Jesús Barrera
    Boudebouz celebra el 2-0 contra el Espanyol perseguido por Fabián, Francis y Loren, entre otros / Jesús Barrera

Las dos jornadas de vísperas antes de la Semana Santa han sentado de maravilla al Betis, que en un minúsculo lapso de cinco días ha enlazado dos victorias consecutivas que a su vez lo dejan a tiro de piedra hasta de la sexta plaza. El lunes acabó con la magnífica racha del Alavés en Mendizorroza, donde no caía desde noviembre, y el sábado acabó con la magnífica racha del Espanyol en general, ya que se presentó en Heliópolis tras siete jornadas sin perder. Y en ambos compromisos, con permiso de algunos tramos del segundo tiempo en Vitoria, el equipo de Quique Setién exhibió virtudes que ya se habían visto por separado pero rara vez juntas. Son varias pero se pueden resumir en una palabra: equilibrio.

En muchos partidos, demasiados, el Betis fue un ejemplo de alegría ofensiva pero también de generosidad defensiva. En estas dos últimas citas, sin embargo, ha apuntalado una tendencia más o menos visible desde la llegada de Bartra. El propio Setién ha repetido por activa y por pasiva, además sin que le pregunten, que el fichaje del central ha supuesto un antes y un después desde el punto de vista defensivo. Con él en el campo, la verdad es que el equipo ha encajado muy pocos goles. Pero reconocer los méritos del zaguero no es incompatible con señalar la mejoría de otros hombres en esa tarea, empezando por sus compañeros de línea (Mandi quizá sea el máximo exponente), o recalcar la aportación de Junior y Francis o advertir que, ahora sí, la mejor defensa es no un buen ataque, como dice el tópico, sino una buena posesión.

La costumbre del Betis hasta hace poco era tener mucho la pelota y ser un equipo ‘bonito’ pero también muy penalizado por sus desaplicaciones defensivas. Ni siquiera había necesidad de que cometiese demasiadas. Su evolución futbolística no ha disminuido esos altos índices de propiedad del balón, pero ahora van acompañados de una reducción del peligro para Adán. El Betis ha minimizado sus errores y, al tener mucho el esférico y guardarlo con más seguridad (que se lo digan a ese factor clave llamado Fabián), logra que su rival se acerque menos a su portería. Es tan simple como complicado de llevar a la práctica, claro. El crecimiento de Fabián también vale como explicación de ese escenario.

Para no convertir todo este tocho en una serie de reflexiones indemostrables, lo mejor es acudir a las estadísticas. Ante el Espanyol, el Betis ganó la posesión por goleada (69%-31%) y sólo recibió un remate entre los tres palos. En Vitoria también venció con el balón aunque por un margen mucho menor (52%-48%) y también encajó un solo remate a portería. En su última derrota, en Mestalla, arrolló en la batalla de la posesión (61%-39%) y perdió la guerra del partido, además recibiendo seis remates en su meta. Pero en su anterior visita a la ciudad del Turia, en ese caso al campo del Levante, ya eligió el buen camino: 70%-30% en posesión, apenas dos chuts en los que debió intervenir Adán... y triunfo (0-2). Igual que en Riazor: 62%-38% en la posesión y sólo dos remates del Dépor a portería. El Villarreal, en el debut de Bartra, limitó su producción a tres.

La solidez defensiva de este nuevo Betis disfruta de la inestimable compañía de un altísimo grado de eficacia en ataque, una virtud envidiable en un equipo que abruma con la posesión pero que al mismo tiempo es poco pródigo chutando a portería. Y aquí van las pruebas: con el Espanyol, cuatro remates a portería y tres goles; y ante el Alavés, ídem: cuatro lanzamientos entre los tres palos y tres dianas. En total, seis goles fruto de sólo ocho remates. Antes estuvo más errático frente al Valencia y la Real Sociedad (4/0 en ambos encuentros) y ganó al Levante pero sin un gran porcentaje (6/2). En realidad, su obra maestra en este sentido fue el derbi, en el que tiró cinco veces a Sergio Rico y marcó cinco goles. A partir de ahí, independientemente del resultado, tuvo días buenos (4/2 contra el Villarreal, 3/2 contra el Celta, 5/3 ante el Real Madrid...) y días no tan buenos (9/3 con el Leganés, 2/0 con el Barça o 4/1 con el Dépor).