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Sergi Enrich celebra su gol ante el Betis en el partido del pasado lunes en Ipurua. / Juan Herrero (Efe)
El Betis tiene un serio problema con su sistema defensivo, una circunstancia que ha acabado por engullir los notables registros goleadores que ofrece en esta temporada 2017-18, es decir, acusa una falta de equilibrio en su juego que lastra la posibilidad de ubicarse entre los puestos nobles de la tabla.
Hasta la jornada 6 sólo había encajado 7 goles, y en ese punto, tras golear al Levante por 4-0, tenía una diferencia de +3 entre tantos a favor y en contra. Sin embargo, en el siguiente tramo de seis encuentros ha encajado 18 goles, es decir, ni más ni menos que una media de tres goles por partido, si bien es verdad que 11 de esos tantos los recibió en dos partidos, ante el Valencia (6) y ante el Eibar (5). El diferencial se coloca e -4 tras el varapalo en Ipurua (21-25). Resulta que el Betis no había recibido tantos goles en Primera división a la altura de la jornada 12 desde la temporada 1965-66, es decir, 51 años, cuando llevaba ni más ni menos que 36 (14 a favor).
La filosofía ofensiva de Quique Setién hace aguas en la parcela defensiva, porque en ataque está ofreciendo buenos registros. De hecho, iguala el mejor bagaje goleador del club en Primera en el último medio siglo. 21 tantos también llevaba en la temporada 96-97, con la diferencia de que sólo había recibido 10 goles y era quinto en la tabla con 22 puntos, mientras que ahora ocupa la novena posición con 17 puntos. 21 goles también llevaba en la 80-81 (16 en contra), cuando la victoria valía dos puntos. Era undécimo con 12 puntos (5 victorias, 5 derrotas y dos empates). El año pasado, el Betis de Poyet había anotado 13 goles y encajado 22 tras 12 partidos, y contabilizaba 14 puntos, sólo tres menos que ahora.
Para encontrar un Betis mejor que el actual en Primera en puntos hay que retrotraerse hasta la temporada 2012-13: 19 puntos con 19 goles a favor y 22 en contra (sexto).