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Real Betis

La asignatura pendiente de Setién es también la de Rubi

La debilidad defensiva era el baldón que se le achacaba al fútbol de Setién y fue el primer cometido que se le impuso a Rubi, que aún no ha podido cumplir

21 oct 2019 / 11:48 h - Actualizado: 21 oct 2019 / 15:19 h.
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  • El entrenador del Betis, Rubi, en el partido frente a la Real Sociedad. / EFE
    El entrenador del Betis, Rubi, en el partido frente a la Real Sociedad. / EFE

La derrota ante la Real Sociedad en San Sebastián (3-1) y las muchas dudas suscitadas por el juego del equipo han metido en problemas al Betis, que con nueve puntos en otros tantos partidos ha caído en zona de descenso y se ha instalado en el debate sobre la idoneidad de su entrenador, Rubi.

Decimoctavo y sin un patrón de fútbol, no ya consolidado, sino definido, los de Rubi han hecho gala de una debilidad defensiva que los ha lastrado y convertido, con diecinueve tantos en contra, en el equipo más goleado con diferencia de la categoría, a cuatro del Espanyol (15) y cinco del Leganés (14), penúltimo y último, respectivamente.

Pese a que el delantero Loren Morón es paradójicamente el máximo goleador de Primera con siete tantos, el Betis no ha logrado rentabilizar el acierto del punta marbellí por sus continuas dudas en el centro del campo y en defensa y el eterno debate sobre un modelo de juego que el entrenador no ha logrado plasmar sobre el césped.

La llegada de Rubi al banquillo del Villamarín se produjo tras la salida de Quique Setién y también de la abrupta marcha del vicepresidente responsable deportivo del club, Lorenzo Serra Ferrer, figuras ambas que han sobrevolado en todo momento en la gestión de la plantilla por parte del técnico de Vilasar de Mar (Barcelona).

La debilidad defensiva era el baldón que se le achacaba al fútbol de Setién y fue la primera asignatura que se le impuso a Rubi para rentabilizar una plantilla en la que, tras las salidas principales del portero Pau López, el argentino Giovani Lo Celso y el lateral Junior Firpo, se reforzó con el francés Nabil Fekir, el punta Borja Iglesias y Álex Moreno, como caras principales del nuevo proyecto.

Esta nueva etapa bética, sin embargo, no ha cuajado desde la puesta de largo ante el Valladolid en el Villamarín en el estreno liguero (1-2), desde cuando el Betis ha ganado sólo dos partidos ante el Leganés y el Levante, ha empatado ante Getafe, Osasuna y Éibar, y perdido además contra Barcelona, Villarreal y Real Sociedad.

Más allá de los números y de su lectura en unas alturas tempranas de la temporada, aunque ya significativas, fue Loren Morón el que tras la derrota en San Sebastián definió el estado de ánimo de la plantilla verdiblanca al afirmar que "más que la clasificación, preocupa la sensación".

Es esa sensación de que Rubi no ha dado aún con la tecla del equilibrio y de que el equipo, con momentos de buen juego y eficacia goleadora, se le cae muy pronto, muchas veces a las primeras de cambio, lo que le ha costado, además de los puntos y la clasificación, una creciente desconfianza de una afición dividida y, en parte, añorante de Setién y de la mano de Serra Ferrer.

Pese a que Rubi se ha mostrado convencido de que al final de temporada su equipo pasará de los 50 puntos, lo cierto es que el debate sobre su continuidad se ha instalado ya en el seno del beticismo, como se puede constatar, entre otros muchos foros, en los innumerables y descarnados debates abiertos en las redes sociales.

El entrenador bético tiene ante sí un complicado calendario para enderezar el rumbo, que comienza el próximo domingo en el Nuevo Los Cármenes ante el Granada y, tres días después, en el Benito Villamarín ante el Celta de Vigo, dos partidos que podrían marcar el futuro en verdiblanco del técnico barcelonés.

Con Rubi o sin él en el banquillo, los siguientes escollos del Betis serán el Real Madrid en el Santiago Bernabéu el 2 de noviembre y uno de los dos partidos siempre marcados en rojo en los calendarios del beticismo, el derbi ante el Sevilla en el Villamarín el 10 de ese mes.