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Rafinha, en un partido con el Barcelona en una imagen de archivo. /El Correo
La posible llegada de Rafinha Alcántara al Betis se ha convertido en una sucesión de acelerones y frenazos que tiene en ascuas a la afición verdiblanca. En un mismo día se concatenan informaciones que apuntan a que el acuerdo es próximo y otras que enfrían las posibilidades de que el centrocampista juegue en el Villamarín la próxima temporada. El diario Sport apuntaba a primera hora de la tarde que el acuerdo entre los clubes ya está cerrado y que la llegada del futbolista podría anunciarse en cuestión de horas. A primera hora de la mañana la versión que corría en otros medios era la contraria. El Betis insiste en su posición. Está dispuesto a pagar 1,5 millones de euros por el préstamo de Rafinha y también se haría cargo de su ficha. El Barcelona es más proclive al traspaso o en caso de cesión incluir una cláusula de compra obligatoria al término de esta temporada por unos 30 millones de euros. La dirección deportiva verdiblanca no está por la labor de hacer ese desembolso y de la obligatoriedad de la cláusula.
Se da la circunstancia de que otro futbolista azulgrana, también pretendido por el Betis, Paco Alcácer, ha sido cedido al Borussia de Dortmund en unas condiciones cercanas a las que pretende el Betis en la operación de Rafinha. El conjunto alemán paga un dinero por el préstamo y también se hace cargo de la ficha del futbolista. La única diferencia es que la cláusula de compra no es obligatoria tal y como pretende la entidad culé en el caso de Rafinha.