La triste lógica del Betis de ahora

LA CONTRACRÓNICA. El equipo verdiblanco perdió con el Barcelona. Era tan previsible como que perdería con el Sevilla. A pesar de su potencial como institución y su hinchada, a la hora de la verdad sigue siendo poco más que otro del montón en el fútbol español actual. ¿Conformarse con seguir en Primera? Ya le vale...

01 may 2016 / 13:42 h - Actualizado: 02 may 2016 / 10:35 h.
"Real Betis"
  • Rubén Castro lamenta la única ocasión que tuvo en todo el partido / Manuel Gómez
    Rubén Castro lamenta la única ocasión que tuvo en todo el partido / Manuel Gómez

El Betis tuvo poco que hacer ante el Barcelona con once, pese a defenderse con dignidad de un adversario que como mucho puso la segunda marcha, y nada con diez, sobre todo porque encima le dio por regalar el gol clave. Era lo previsible. Que el Betis perdiese, no que fuese tan dadivoso con un Barça atascado. Y como era lo previsible, se impuso la lógica. El problema desde el punto de vista verdiblanco es que ya son dos jornadas consecutivas en las que no puede hacer nada de nada para saltarse esa lógica que lo deja a años luz del peor Barcelona que ha visitado el Villamarín en bastante tiempo y que también lo coloca muy por debajo de su eterno rival.

Hubo 44.000 espectadores en Heliópolis. La media de la temporada sobrepasa los 35.000. Y en Segunda tuvo más abonados que un año antes en Primera y en Europa. Quizá sea demagogia, porque los aficionados ni fichan ni juegan, tareas ambas que deben recaer en profesionales competentes, pero lo lógico es que un club con semejante respaldo social no vagabundee por el fútbol español. Otro dato: el ciclo más amplio del Betis en la división de honor duró sólo una década. Sólo, sí. El Getafe, que casi no tiene afición, acumula la friolera de doce años seguidos en Primera y en medio alcanzó unos cuartos de final de la UEFA y una final de Copa. El Villarreal, que tiene la mitad de socios que el Betis, roza una final continental y es candidato sistemático a Europa año tras año. ¿Demagogia? También lo es escudarse en el concurso de acreedores o la situación judicial para justificar la falta de crecimiento y la falta de ambición. Es decir, la mediocridad. ¿De verdad no puede el Betis competir por los mismos objetivos? ¿De verdad no puede el Betis permanecer más de cinco campañas consecutivas entre los mejores sin que parezca algo extraordinario?

Ángel Haro y José Miguel López Catalán, que se comprometieron a devolver al Betis una brillantez que en Heliópolis no recuerdan desde hace once años, tienen por delante un reto casi tan complicado como que su equipo puntuase ante el Barça. La lógica no invita a que los béticos sean optimistas, pero tampoco es lógico que su club deambule de esta manera por la Liga. A ver cuál de las dos lógicas gana a partir de ahora...