Leonard Cohen, el Rocío y el Betis

Un domingo de Pentecostés de hace 30 años, el equipo se jugaba la vida en Las Palmas, el cantautor canadiense cantaba en el Auditorio del Prado y los rocieros esperaban la salida de la Blanca Paloma

18 abr 2018 / 08:31 h - Actualizado: 17 abr 2018 / 22:02 h.
"Real Betis","Las Palmas","Pedro Buenaventura","Gerardo Martínez Retamero"
  • Salva, Melenas, Chano y José Luis celebran la victoria en el estadio Insular de Las Palmas. / Real Betis
    Salva, Melenas, Chano y José Luis celebran la victoria en el estadio Insular de Las Palmas. / Real Betis

{La tarde del 22 de mayo de 1988 resultó muy ajetreada para miles de seguidores verdiblancos. Aquella tarde de primavera, el Real Betis se jugaba la vida en el estadio Insular de Las Palmas en la última jornada de Liga. Los amarillos estaban en puestos de descenso y los béticos en promoción, el partido tenía todos los ingredientes para ser considerado un drama.

Cuando ambos equipos saltaron al campo faltaban muy pocas horas para que los almonteños saltaran la reja para sacar a la Virgen de Rocío en procesión. La circunstancia fue aprovechada por Gregorio Conejo que repartió a cada jugador una medalla de la Blanca Paloma, bendecida el día anterior en la misma ermita.

Faltaban también pocas horas para que Leonard Cohen comenzara el que fue el único concierto que dio en Sevilla. Los organizadores de Cita en Sevilla, un festival promovido de 1984 a 1991 por el alcalde Manuel del Valle en su intento por colocar a la ciudad en el mapa musical y dar a entender que había vida más allá de la movida madrileña, consiguieron traer al Auditorio del Prado al cantautor canadiense.

Justo después de que José Ángel de la Casa diera paso, en el antiguo Estudio Estadio, a los resúmenes de los partidos de Primera División aparecía una caricatura que resumía lo que había sido el encuentro. El dibujo que ilustró aquel Las Palmas-Betis fue un jugador verdiblanco, con sombrero andaluz, que saltaba al agua desde una isla, en dirección a un destino llamado salvación. En un bocadillo aparecía la frase, «ozú, ¡qué temporada!». Sí, el Betis consiguió dejar atrás el fantasma de la promoción y el descenso con su triunfo por 1-2 en Canarias después de una temporada de enorme sufrimiento. El periodista de Televisión Española, enviado especial a Las Palmas, entrevistaba al término del encuentro a Gerardo Martínez Retamero, presidente por entonces, que deschaquetado reconocía que había llorado tras sellar la permanencia.

Hubo algunos héroes en aquel partido en Las Palmas. El primero fue Pedro Buenaventura, el socorrido recurso del Betis cuando las temporadas se torcían, quien otra vez consiguió enmendar un año para olvidar. Sustituyó en febrero del 88 al inglés John Mortimore, condenado por los malos resultados y por los problemas con algunos pesos pesados del vestuario como Poli Rincón. Cuando los periodistas todavía tenían vía libre para campar a sus anchas alrededor de entrenadores y jugadores, el redactor de TVE se coló en el vestuario del Betis al término del partido y convenció a Buenaventura para que cantara una sevillanas: «Virgen, no llores. Mañana los del Betis te llevan flores».

Otro de los héroes del Insular fue el canterano Zafra, asistente del gol de la victoria a Calleja. El roteño fue una apuesta personal de Buenaventura desde que se hizo cargo del primer equipo. En el partido decisivo de Las Palmas, sustituyó a Gabino en el minuto 74. En ese momento, el Betis sigue en puesto de promoción puesto que el Murcia empata en La Romareda ante el Zaragoza. Sin embargo, los acontecimientos se precipitan. Rubén Sosa marca en el minuto 86 en la capital maña y en Las Palmas, una internada de Zafra la remata a gol Calleja. El Betis está salvado. La camiseta del autor del tanto acabó a los pies de la Virgen del Rocío en su ermita.