Pepe Tirado: «En la primera reunión entramos como si fuese el PCE en los tiempos de Franco»
ENTREVISTA. Once años después de nacer en la Sala Q, la plataforma Por Nuestro Betis (PNB) se disuelve y su último presidente hace balance. El también cofundador reconoce que Lopera «un poco culpable sí que era», a pesar de lo dictado por la Audiencia, y confiesa su «admiración» por Hugo Galera, que no por BXV
—¿La plataforma que se disuelve en 2018 en qué se parece a la que nació en 2007?
—Somos menos que los que empezamos, como es normal en un movimiento asociativo. Llegamos a ser más de mil y hemos terminado quinientos y poco. Los principios son los mismos. Otras asociaciones tenían el mismo punto de partida, que era el enfado con la anterior situación, pero sus fines no coincidían mucho con lo que en PNB teníamos claro, que era sacar a Lopera del Betis, llevar el club a una estabilidad económica e institucional y lograr el reparto de acciones que hemos logrado.
—¿Cómo nació PNB?
—PNB nace del descontento de muchos béticos unidos sobre todo en el foro de Betisweb. Yo estaba reconocido como que estaba loco: ‘cómo este majara dice que Lopera es un desalmado cuando ha metido al Betis en la Champions...’, decían (ríe). En 2007 nos juntamos sesenta locos en la Sala Q, reunidos por Ricardo Cabrera. Entramos como si fuese una reunión del Partido Comunista en los tiempos de Franco. Yo llegué con un teléfono y decía ‘don Manuel, los tengo localizados, están todos aquí, mande a los Supporters’ (ríe). Muchos venían del Centenario: Íñigo Vicente, José Joaquín Solís... El 13 de abril de 2007 nacimos como asociación y el objetivo que recogimos en los estatutos era cambiar la situación del Betis por todas las vías posibles.
—¿Qué tope de capital llegaron a sindicar?
—En 2010 llegamos al 6,7%. Fue un trabajo increíble de muchos compañeros: Enrique Galán, Nono Begines... Íbamos a los pueblos a convencer a las peñas con nuestros informes económicos, que por cierto fueron los que presentó BXV en su primera demanda en Madrid ante el Fiscal Anticorrupción. En la primera sindicación casi llegamos a un 2% gracias a Pepe Montoro, que después fue consejero. En 2009, con el famoso 15-J, superamos el 5%. Y el 6,7% ha sido la mayor participación significativa única que ha tenido el Betis, junto con Farusa, hasta hace poco. Es algo que no se nos ha tenido en cuenta. Es la mayor plataforma de sindicación que ha existido y seguramente existirá en el fútbol español, y un ejemplo para otros países. En Inglaterra, el Supporters’ Trust del Manchester United no llega ni al 1 por ciento.
—¿Y en esta última fase?
—Estábamos en el 2,1%. No a todo el mundo le han gustado algunas actuaciones de PNB, pero las mayores bajas no han sido por desengaño con la asociación, que también las ha habido, sino por ventas. Ha habido un gran proceso de compra de acciones por parte de algunos accionistas importantes de todo pelaje (ríe).
—¿Usted pudo entrar alguna vez en el consejo de administración del Betis?
—Se me planteó cuando se le ofreció a PNB. Los representantes legales éramos Cayetano [García de la Borbolla], Íñigo y yo. Íñigo y yo pertenecemos a CCOO, él tiene un cargo importante y no podía ser y la otra opción era yo, pero junto con Adolfo [Cuéllar] era uno de los firmantes de la querella criminal y creíamos que no podía estar en un consejo que estaba en periodo de transición. Se me volvió a ofrecer cuando se fue Cayetano y consideré que no era el momento. No me parecía adecuado.
—A Cayetano le fue mal. ¿Qué valoración hace del paso de PNB por el consejo?
—No creo que una asociación que era la beligerante contra Lopera debiese estar en el consejo. Y tampoco entiendo que un consejero fiscalice desde dentro. Estar allí para vigilar cada papel no me parece bien. Y había cosas del consejo que tampoco le gustaban a PNB. Pensábamos en un consejo más profesional, con más libertad de actuación para los consejeros. La figura de los consejeros delegados no nos gusta, ya tuvimos uno (ríe).
—¿La mayoría de expresidentes de PNB habría dicho no al pacto Lopera-Betis?
—Creo que no. De alguno tengo mis dudas porque no sé muy bien qué pretendía o a qué jugó. Cayetano, por ejemplo, ya era favorable a aquel primer acuerdo de Ollero. Era un pelotazo, pero faltaba Oliver. En aquel momento sí se cogió a Lopera más débil, todavía sin sentencia del Mercantil. Él tenía un miedo atroz a ser condenado a 25 millones de euros [por el concurso]. Pero aquel pacto se vino abajo por BXV, también porque alguien de PNB no actuó correctamente y, sobre todo, porque faltaba la pata principal: Oliver. Pero Cayetano, Íñigo, Ricardo o Alfonso Fernández habrían estado de acuerdo. A la vista de lo que ha pasado en el juicio, es lo mejor que se ha hecho en el Betis en tiempo.
—¿A pesar de que la cantidad es casi ocho veces superior a lo que pactó Ollero en 2015?
—Entonces tenía encima el juicio del Mercantil, que le daba incluso más miedo que el penal. En el penal se sentía fuerte, pero en el Mercantil se sentía débil. PNB las tuvo con los administradores concursales porque entendimos que podían haber argumentado mucho mejor contra la actuación de Lopera al llevar al Betis a la quiebra técnica en 2010. Él tenía bastante pánico a ese juicio y por eso aceptó aquella cifra tan baja.
—En marzo de 2017 hay un rifirrafe importante entre el Betis y PNB por el acuerdo con Bitton. ¿Qué cambió para que cuatro meses después firmasen juntos?
—Pasa que nosotros desde el principio dijimos que el pacto con Bitton era inútil y sólo servía para asentar al consejo en el sitio firmando un acuerdo con alguien con el que nunca podíamos concluir un acuerdo en el Betis. Eran 25 o 26 millones y nos parecía desproporcionado. Un acuerdo sin Lopera era inútil. Actuamos con Galera para llegar a un acuerdo con Lopera. También por iniciativa de Montero Aramburu tuvimos varias reuniones, le decíamos que estaba cercana la sentencia del Mercantil y que iba a salir que no pagó nada por las acciones. Cuando las plataformas fuimos admitidas en el juicio, esa negociación se activó más. Llamé a Hugo, que planteó unas condiciones inaceptables para nosotros y para Lopera. Nos reunimos muchas veces con él, pero su grupo, que es heterogéneo con opiniones muy diversas, decidió que no se sentaba a negociar. El acuerdo fue el que fue. No sé cuánto vale el 51% del Betis, pero me parece un acuerdo satisfactorio para los béticos y Lopera. Y ese día terminó todo. Alcanzado el acuerdo entre el demandado y el damnificado, las asociaciones pintábamos poco.
—8,8 millones y cero cárcel para alguien que se declaró culpable. ¿De verdad era el mejor acuerdo posible?
—Me parece que sí. Cuando empezamos en la Sala Q, dije que a Lopera se lo sacaba del Betis por los juzgados. El 80 por ciento de los pleitos entre accionistas y administradores terminan en acuerdo. El Betis estaba judicializado desde 2010 y por delante podía haber dos o tres años más con los recursos. El club no puede vivir once años judicializado. En cuanto se ha logrado una estabilidad institucional, no sé si es casualidad o lo que sea, ha habido una buena racha deportiva y el club está creciendo. Lo mejor para el club, y lo sabíamos desde el principio, era llegar a este acuerdo. Si el Betis vale 150 millones, 15,8 por el 51% no parece caro. Es legítimo pensar de otra manera, pero nosotros asumimos la responsabilidad de meter unas demandas en las que nadie quiso acompañarnos y hemos estado sometidos a posibles costas de millones de euros. Somos béticos de base y tenemos un trabajo y una familia. Si mi mujer se entera de los líos en que me he metido, impugnando juntas de accionistas o metiendo querellas criminales contra personajes como Oliver, me mata. Nosotros éramos los que cada vez asumíamos más riesgos. Todos decíamos que el juicio estaba ganado y al final ha sido absuelto. Y hemos conseguido más que Alaya: Lopera se declaró culpable (ríe).
—El tribunal lo absolvió. ¿Para usted es inocente o culpable?
—Hombre, un poco culpable sí que era (ríe). No creo que sea tan inocente como ha dicho la Sala. Lo que pasa es que en 2005, cuando se ve cogido por Hacienda con aquel delito fiscal, se da cuenta de que está a los pies de los caballos y empieza a dar pasos atrás. Hasta 2005, el Betis estaba en una época de crecimiento pese a la gestión. Cuando lo pilla Hacienda, el Betis pega un bajón importante en presupuesto. Estaba muy por encima del Sevilla, pero en 2009 lo había bajado en casi un 40 por ciento. La historia que define todo es el día que la administradora de Encadesa le dice a Lopera que la tiene que indemnizar porque no puede seguir construyendo el estadio. Y Lopera dice que sí, que va a indemnizar a Encadesa con 10 millones. Eso es puro surrealismo. En un momento dado confundió su patrimonio con el del Betis. Se lo dije a Lopera y a algún administrador judicial: entran dos veces por la puerta de cristales y se creen que son el mesías.
—Si todas las acusaciones hubiesen seguido adelante, ¿qué habría pasado?
—Jugársela a un juicio es peligroso. A veces incluso pierdes a pesar de tener razón. Nosotros pensábamos que la base estaba en el informe de los peritos y sabíamos que las defensas iban a presentar una batería de gente para contraatacar. La acusación de BXV no dio importancia a lo que la tenía, que era que se había gestionado de manera presuntamente delictiva en beneficio de las empresas de Lopera. La clave de la pérdida del juicio fue que el informe quedó bastante desprestigiado en la sala.
—¿Lopera siempre gana?
—Creo que Lopera se siente bastante arrepentido de lo que hizo con Bitton y piensa que fue engañado. No sé si él intentó engañar a Oliver u Oliver es más listo que él. Y creo que él tuvo bastante miedo a la sentencia del concurso y las acciones. Consideró positivo el acuerdo y nosotros consideramos que el precio es alto, pero a los administradores del Betis les pareció un precio justo y razonable. El personaje que ha salido mejor es Oliver, que lo engañó y se ha llevado 6 millones por nada.
—¿Cuál fue la reunión más surrealista con Lopera?
—La reunión definitiva fue muy curiosa. Él decía que por el Gran Poder era la última oferta y yo le insistía en que el Gran Poder era bético y podía entender que faltase a su promesa y que nos bajara un poco más el precio. Pero lo que más recuerdo fue la invitación que nos hizo para celebrar la firma. Y la noche de la notaría fue un espectáculo: Castaño con los suyos para que le quitásemos las costas, Pepe León con sus cosas, Oliver con su hija, la señora de León... Parecía el tanatorio de la SE-30 pero con el muerto dando vueltas (ríe). Lopera es un personaje curioso. Una vez me contó que tenía los fichajes hechos a las 3 de la tarde pero tenía a los periodistas consumiendo en el bar hasta las tantas, que así le dejaban dinero.
—¿Cómo ha evolucionado su relación con BXV?
—Con Hugo Galera tengo una relación extraordinaria. Siento una gran admiración hacia él y todo su trabajo. Durante muchos años fueron los únicos opositores, porque nosotros empezamos a ir a las juntas en 2006. Lo que veo es que Hugo es una persona muy sensata pero su grupo tiene gente de todo tipo. Y en el Betis hay un problema: ha habido pésimos gestores que se creen con cierto derecho divino. Me lo decía un gestor tan brillante como Pepe León (ríe): que el futuro del Betis debían ser otra vez ellos. Quizá hace falta un relevo generacional, pero no todo el mundo en BXV entiende que su momento ya pasó y que los puestos no se heredan de padres a hijos. Ellos pensaban que Lopera debía ir a ellos para pedirles la venia. Y se han equivocado. Si se hubiesen sumado al acuerdo, nos habríamos ahorrado la sentencia absolutoria y ese restablecimiento moral de Lopera, él se habría declarado culpable y habríamos llegado a un acuerdo seguramente más barato. Incluso habríamos hecho un mejor reparto de acciones, sin el derecho de suscripción preferente.
—¿Les aconsejaría que no recurran ante el Supremo?
—Yo les pediría que no lo presentaran. No sé los riesgos económicos que tiene eso ni las posibilidades de ganarlo. Ellos mismos han sido partícipes del acuerdo para bien porque han comprado bastante capital. Los disconformes con el acuerdo quizá han sido los que más acciones han comprado gracias al acuerdo.
—¿Ve riesgo de que Haro y Catalán acaben vendiendo el club a capital ajeno al Betis?
—Ese peligro siempre lo tendremos. Yo era de la opinión de que incluso 400 euros no era caro. Si el fútbol no cae, tiende a generar más dinero; y el Betis, si está bien dirigido, tiende a ir creciendo. El Sevilla está en casi 300 millones y sus acciones están muy cotizadas. Creo que el Betis tiene más potencial, es una marca muy buena y las acciones acabarán valiendo más que los 400 euros que han costado las caras. ¿Las tentaciones? Yo he tenido sindicados que han vendido por 100 euros. Pero el Betis ha emprendido un camino totalmente contrario al del fútbol mundial y lo que hemos conseguido, pasar de un accionista mayoritario a tener el 55% repartido, es muy bonito y merece la pena. En Alemania, donde es obligatorio que el 51% esté en manos de los aficionados, lo nuestro provoca admiración, aunque ni en Sevilla ni en España se le ha dado reconocimiento. Y yo las cinco o seis que tengo no las voy a vender (ríe).
—¿Y qué va a hacer Pepe Tirado a partir de ahora?
—Incluso cuando salí de la junta directiva en 2010 seguí trabajando con Adolfo en la demanda y colaboré con el club. Ahora es tiempo de descansar y leer El Correo para ver a quién vamos a fichar (ríe).