Setién construye su casa de la cascada

El técnico verdiblanco ha conseguido que su equipo presuma de cimientos sólidos cuando hace semanas se le reprochaba lo contrario

07 abr 2018 / 21:58 h - Actualizado: 07 abr 2018 / 22:20 h.
"Real Betis","Quique Setién"
  • Tello trata de controlar un balón en la banda ante la defensa de un jugador del Eibar. /Manuel Gómez
    Tello trata de controlar un balón en la banda ante la defensa de un jugador del Eibar. /Manuel Gómez

El Betis que anoche durmió quinto en la clasificación y tres puntos por encima del Sevilla es un equipo del que no hace nada se decía que era mantequilla. Imposible poner cimientos robustos con una forma de juego que supuraba debilidad por todo su organismo. Quique Setién ha tenido que hacer el mismo trabajo que hizo el arquitecto Frank Lloyd Wright cuando dijo que era capaz de construir y que se mantuviera en pie una casa sobre una cascada. Casi nadie se creyó la idea de que su proyecto se sostuviera sobre la piedra natural de Pennsylvania. Ni siquiera los obreros que trabajaron en su construcción se atrevieron a quitar los pilares por miedo a que se derrumbara y no cobraran por su faena.

El edificio se construyó hace casi cien años y aún sigue en pie, el Betis y el entrenador que hasta hace nada coleccionaban reproches ahora son los héroes de una grada que atisba, al fin, una temporada acorde a la masa social y a la historia del club de toda su vida.

Pero ni la historia, ni la arquitectura ni tampoco el fútbol se escribe a bases de blancos y negros. Hay grises. La casa de la cascada de Lloyd Wright es visitable, pero a lo largo de todos estos años ha necesitado algún que otro retoque para que hoy no sea nada más que un recuerdo fotográfico.

Setién ha hecho lo mismo. La necesidad le ha obligado a echar mano de la cantera y los desajustes de su coqueta filosofía futbolera le urgieron a solidificar algunos aspectos para que el equipo corrigiera ciertas desatenciones y errores groseros.

El beticismo vive la primavera más dichosa de los últimos cinco años. Los que mandan, los que piensan y los que ejecutan están en la misma onda, y eso se nota, vaya que si se nota. Cómo será la cosa que a falta de siete jornadas para que acabe la liga, el Villamarín ya aplaude un fichaje de la próxima temporada cuando sale a jugar todavía con la camiseta del Eibar. Presente y futuro.

El técnico cántabro ya habla antes de los partidos con seguridad y se muestra optimista sobre la victoria. La misma confianza de Lloyd Wright cuando decía que su casa ni de coña se iba a caer. El Betis, por ahora, no necesita ni sacar el palaustre