A este Sevilla le queda grande la Champions (1-3)

Superioridad apabullante del City, que se merendó en la primera parte a un impotente conjunto sevillista

03 nov 2015 / 21:00 h - Actualizado: 04 nov 2015 / 09:02 h.
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  • Llorente se lamenta en el suelo tras una acción del partido. / Manuel Gómez
    Llorente se lamenta en el suelo tras una acción del partido. / Manuel Gómez

El sueño del Sevilla de hacer ruido en la Champions League va reduciéndose a la nada poco a poco. No encuentra el equipo nervionense la forma de funcionar a tope y los rivales de altísimo nivel que se ha encontrado en la fase de grupos no le han perdonado. El ejemplo perfecto se ha vivido este martes en Nervión, donde el City ha tumbado a los de Emery con una primera parte primorosa, repleta de poderío físico y calidad en todas sus líneas que dejaron en evidencia los muchos defectos de concepto de este Sevilla y el mal partido general en este encuentro. La ilusionante temporada va menguando poco a poco en un curso en el que el Sevilla se debe poner las pilas urgentemente si quiere apurar las opciones de pasar a octavos o al menos optar a competir en la Europa League, y a intentar una gran remontada en la Liga para regresar el año que viene a la Champions, así como trazar un plan para intentar la machada en la Copa del Rey.

Tardó 50 segundos el Manchester City en decirle al Sevilla «aquí estoy, gáname si te atreves». Una pérdida de Iborra en la frontal fruto de la presión del City permitió a Fernandinho disparar cerca del poste. Al minuto, solo desde fuera del área, Bony probó fortuna, pero tampoco acertó. Y al tercer minuto se animó Yayá Touré, aunque tan centrado que la paró Rico. Habían pasado sólo tres minutos y la sensación era abrumadora: inferioridad física y táctica apabullante del Sevilla. Tanto, que el City se dio un festival antes del cuarto de hora. Sterling batió a un Rico colocado algo regular tras una combinación larga y cómoda del City finalizada con una gran asistencia de Fernandinho. Tres minutos después, Bony bailó a Coke por la banda, se fue de Rami, que le salió al cruce, y cedió a Sterling, cuyo disparo despejó a duras penas Rico para que Fernandinho llegara libre y cabeceara el rechazo a gol. Dos directos a la mandíbula y el Sevilla en la lona.

La impresión era tan mala, la superioridad del City presionando en el centro del campo era tan fructífera que el Sevilla no veía ni por dónde le venían. Rico, esta vez sí, detuvo el fuerte disparo de Kolarov, que se quiso sumar al banquete. Incluso Navas no mostró piedad: envió un fortísimo disparo a la base del poste derecho. Sólo la banda derecha resistía el plan de Unai Emery. Por ahí vino una ocasión clamorosa que erró Llorente casi en la línea de gol, tras centro de Coke y prolongación de Iborra –remató alto el riojano con todo a favor–. Y por ahí llegó la esperanza del Sevilla, tras un jugadón de Vitolo y Coke que acabó con el lateral haciéndose un autopase dentro del área y dando un pase medido a Tremoulinas, que sólo tuvo que poner la cabeza para colocar el 1-2 a los 25 minutos.

El subidón lo aprovechó el Sevilla para apretar. Y casi empata con un gran cabezazo de Kolo en un córner que Hart se encargó de convertir en recordatorio para la dirección deportiva del Sevilla: la importancia de un buen portero. Además Iborra no llegó por milímetros al rechazo, lo que hubiera significado un empate tan milagroso como esperanzador, pues el Sevilla llegaba pese estar perdido en el centro del campo y superado en las cabalgadas del City desde cualquier parte. Pero era mucho pedir y la lógica se impuso. Hart –otra vez Hart– sacó de puerta y colocó el balón en los pies de Navas ya en campo sevillista. El palaciego, ante la pasividad defensiva del Sevilla, se pensó qué hacer y vio llegar al área a Bony, que a placer ajustició el sueño del Sevilla, que además vio cómo otra vez le birlaban un penalti, de Fernandinho a Krychowiak.

La segunda parte tenía poco arreglo, visto que en los primeros 45 minutos el City fue superior en todos los duelos individuales, tácticamente y físicamente. Y sobró. Emery intentó fortalecer el centro del campo introduciendo a Krohn-Dehli por Iborra, aunque Pellegrini no tenía que tocar ni decirle nada a los suyos, que maniataron a Banega, Konoplyanka y Llorente y buscaban contras de todos los colores. Rico desbarató la primera con una meritoria parada a tiro de Fernandinho y Bony desperdició acto seguido otra ocasión clara. Unai apostó entonces por el cambio de siempre, Mariano por Coke, lo que originó pitos en la grada. Igual que otra ocasión fallada por Sterling, que se divertía ante la ingenuidad sevillista. Volvió a silbar parte de la afición cuando Unai cambió de nuevo a jugador por jugador, dando entrada a Immobile por Llorente –aplausos para el defenestrado italiano–.

Como era de esperar, la decisión de Emery no cambió absolutamente nada y el Sevilla se fue apagando del todo lastimosamente. El City, que no quería hacer más sangre, se encontraba casi sin querer dentro del área una y otra vez. Ahora le tocó a Yaya Touré desperdiciar el 1-4, pues su tiro rozó el poste por fuera. El público empezaba, con 20 minutos aún por jugar, a estar más pendiente de qué hacían Juventus y Borussia de Monchengladbach en Alemania, pues de eso dependían las mínimas opciones sevillistas de seguir vivo en la Liga de Campeones. Mientras expiraba el encuentro con el Sevilla roto y entregado, Bony falló de nuevo el 1-4 y la Juve empataba en Alemania, dejando la puerta algo abierta a un milagro que hoy por hoy le queda muy lejos al Sevilla. Es la triste realidad de un equipo con defectos muy graves como para sobrevivir en la Champions. Y ese era el sueño...