Desilusión Champions: capítulo IV

El Sevilla sigue sin hacer ruido en el mejor torneo del mundo

26 nov 2015 / 14:58 h - Actualizado: 26 nov 2015 / 14:55 h.
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  • Los jugadores del Sevilla antes de la tanda de penaltis de 2008 ante el Fenerbahçe. / P. Cazalla
    Los jugadores del Sevilla antes de la tanda de penaltis de 2008 ante el Fenerbahçe. / P. Cazalla

Cuando el Sevilla conquistó su cuarta Europa League el pasado mes de mayo en Varsovia, un pensamiento se instaló en la mayoría de los hinchas sevillistas: ahora, a dar guerra en la Champions. En la última década, el conjunto nervionense ha tenido una dulce sobredosis de Europa League, torneo que ha ganado más veces que nadie en la historia. Precisamente por ello, en el ambiente planeaba la necesidad de dar el salto a la Champions y hacer ruido de una vez en el máximo torneo del mundo por clubes. Ni el súper Sevilla de 2007, ni su versión posterior en 2009 pudieron lograrlo. Ambos superaron la fase de grupos, pero cayeron ante rivales teóricamente inferiores en octavos. En 2010, un Sevilla en decadencia y mal parido ni siquiera superó la primera ronda al caer con el Sporting de Braga estrepitosamente. Esta temporada tampoco estará en octavos de final, confirmando una historia de desencuentro total con la Liga de Camepones en su nuevo formato –en la campaña 1957-58 llegó a cuartos de final en el anterior formato de Copa de Europa, siendo eliminado por el mejor Real Madrid de la historia, el de las cinco Copas de Europa–.

Temporada 2007-08

El Sevilla se las prometía muy felices. Acababa de realizar la mejor temporada de su historia conquistando tres títulos –Supercopa de Europa, Copa del Rey y Copa de la UEFA– y rozando nada menos que la Liga, en lo que hubiera sido un póker estratosférico. El entrenador, Juande Ramos, era indiscutible y la plantilla estaba cargada de estrellas: Kanouté, Luis Fabiano, Palop, Daniel Alves, Jesús Navas o Keita, entre otros. Sin embargo, todo se torció entre agosto y octubre. Primero, con la muerte de Antonio Puerta, que dejó bastante tocado piscológicamente al plantel –además de la evidente pérdida de un gran jugador–. Y después, con la espantá de Juande, que abandonó su cargo de entrenador en mitad de la temporada para marcharse al Tottenham. Cogió las riendas Manolo Jiménez y poco a poco hizo reaccionar a un grupo que logró quedar primero de grupo frente al Arsenal, el Slavia de Praga y el Steaua de Bucarest –había superado en el play off al AEK Atenas–. La decepción llegó en octavos, cuando un Fenerbahçe teóricamente más limitado en potencial eliminó al Sevilla en los penaltis tras un planteamiento del técnico polémico en la ida un partido alocado en la vuelta. Era un Sevilla de potencial altísimo y que cayó contra todo pronóstico.

Temporada 2009-10

Con algo menos de nivel pero manteniendo uno bastante poderoso, regresó el Sevilla a la Liga de Camepones dos temporadas más tarde. Seguía Jiménez en el banquillo y en el plantel se mantenían Kanouté, Palop, Luis Fabiano, Navas y llegaron jugadores importantes como Negredo. Cayó en el grupo G con Stuttgart, Unirea Urziceni y Glasgow Rangers, por lo que sólo una hecatombe explicaría su eliminación. Lógicamente pasó a octavos, donde le esperaba un CSKA Moscú correoso pero en teoría también de más bajo nivel que el Sevilla. Tras lograr un resultado positivo en Moscú (1-1), un gol tempranero del conjunto ruso puso nervioso a todo el Sevilla, incluido un Palop que tuvo un fallo grave en una falta de Honda tras haber igualado la eliminatoria el Sevilla. La desesperación posterior dio paso a la eliminación otra vez en octavos y la frustración general de nuevo.

Temporada 2010-11

Se metió en la Champions gracias a un gol de Rodri en el último segundo del último minuto de la prolongación del último partido de la Liga, en Almería. Pese a ganar la Copa del Rey en Barcelona, el curso 2009-10 invitaba a la reflexión, sobre todo tras la destitución de Manolo Jiménez y el paso adelante de Antonio Álvarez. Las estrellas que aún seguían de la época dorada de dos o tres años antes estaban apagándose –Luis Fabiano, Palop o Kanouté, por ejemplo– y Álvarez, pese a haber rematado con acierto el trabajo de Jiménez en la Copa del Rey, no convencía a nadie. La dirección del Sevilla decidió mantenerlo en el cargo, demostrando poco después –destitución en la jornada 5 de la Liga– que no creían en él. Antes, Álvarez sufrió un golpe de gracia: su Sevilla fue derrotado por el Sporting de Braga en la primera ronda de la Champions. Ni siquiera llegó a la fase de grupos, perdiendo prestigio y dejando muy tocado el presupuesto de ingresos de la entidad –efectos que se verían en temporadas sucesivas–. Cayó en Portugal 1-0 y quedó eliminado en un intercambio de golpes en Nervión (3-4). Fracaso estrepitoso y nueva decepción en la Champions.

Temporada 2015-16

Ilusión era la palabra que mejor definía el ambiente que rodeaba al Sevilla en el verano. Incluso tras la dolorosa y poco esperada salida de Bacca al Milan. E incluso tras conocer qué rivales les esperaban a los de Unai Emery. Este año, por varias circunstancias, el Sevilla está descosido: ni ataca con la efectividad de antes ni defiende con prestancia, más bien todo lo contrario y ante cualquier rival. Tiene la excusa –real e innegable– del durísimo grupo en el que cayó: dos grandes de Europa –Manchetser City y Juventus– y un igual en plena racha positiva como el Borussia de Mönchengladbach. Pero la desilusión es tan grande como la de pasados intentos por codearse con los mejores. Ante los evidentes problemas del equipo surgen las incógnitas. ¿Se habría quedado Bacca con una oferta como la presentada a Llorente? ¿Por qué el entrenador sigue sin armar un bloque en pleno mes de noviembre? ¿Habría tenido alguna posibilidad de pasar a octavos sin tantas lesiones graves en jugadores importantes? ¿Debe cambiar el Sevilla su forma de jugar ante el mal acoplamiento de los nuevos? Son algunas de las muchas preguntas que ahora se hace el cabizbajo hincha del Sevilla.